Rodrigos y Edmands

Monica Briançon Messinger 04/11/2025
PUBLICITE AQUÍ

Ni Rodrigos ni Edmands impedirán que me levante, cada día, a las cinco de la mañana a preparar el desayuno para mis wawas. Ni Rodrigos ni Edmands van a frenar el desangrado que me producen mensualmente los de Impuestos Internos.

Este 9 de noviembre dicen que hay un cambio de timón y que, luego de 20 años, se terminará el robo a Bolivia. Para mí, es un día cualquiera.

Soy la ejecutiva que anda sobre 10 cm de tacones, maquillada y perfumada, sonriéndole al jefe porque no solo hago su trabajo, además del mío, sino que, para poder optar a un mejor cargo, soy la que tiene que disimular cuando veo cómo roba de frente en la empresa estatal donde el partido nos puso a laburar.

Me dicen que nuestra pega acaba el lunes 10 de noviembre. Para mí, la ejecutiva que tuvo mucho que ver con el partido, y estuve en un puestito estratégico, será pasar de un puesto estatal a alguna repartición de las Naciones Unidas, o a cualquier sector de la cooperación europea, porque esos “gringuitos todavía nos tienen lástima” o “todavía creen en el proceso de cambio”. Así que solo será un ligero cambio.

Lo que no cambia es que tengo que rajarme el lomo para llevar comida a mi familia.

Yo soy la que vende api con pasteles cada día. De la política, ni me entero; solo sé que la harina ha subido un montón y tengo que cobrarles más a mis clientes, esos que escasean cada día más. Dudo que Rodrigos y Edmands me ayuden a bajar el precio de mis pasteles.

Soy la guardiana de pumas y jaguares. De tucanes y loros. Yo solo sé que cada día que pasa el bosque es más chico, porque lo avasallan. Los animalitos no tienen dónde tomar agua y comer. Me importa mucho que se promulguen leyes para resguardar bosques y acuíferos, pero entiendo que los pillos y rateros masistas dejaron la ley dormida y prefirieron promulgar la ley de diferimientos de créditos. Dudo mucho que el nuevo gobierno quiera proteger a los animales y a la selva. Por eso no creo ni en Rodrigos ni en Edmands.

Pertenezco a un colectivo protector de mujeres que han sufrido violencia doméstica. Deambulo por los juzgados buscando justicia. Vi cómo los jueces se hacían a los locos y se olvidaban de mi caso. Sufrí golpes, palizas, insultos y cosas que aquí no puedo contar; no confío en que Rodrigos y Edmands puedan hacer algo, porque la justicia boliviana está podrida y corrupta.

Soy la mamá de una nena que ha sufrido acoso escolar. He acudido a la Dirección del colegio y de allí nos enviaron “a donde la psicóloga”, pero les digo que “el acoso es cierto y no tenemos desvaríos mentales, solo pedimos que cese el acoso”. El director no hace nada. La Dirección de Educación, tampoco. Y quien acosa a mi hija sigue feliz acosando a otras compañeritas. Dudo que Rodrigos y Edmands hagan algo, porque la actual Ley de Educación Avelino Siñani solo ha servido para crear los cuentos de Evitos, llenos de ideología vergonzosa, pero no para producir un nuevo paradigma educativo. Basta leer los comentarios en redes sociales para comprobar cómo anda la educación en el país.

Vendo gasolina en un surtidor paceño. Me han dicho que me prepare porque llegarán autos caros buscando ser los primeros en la fila. “Son diplomáticos”, me dijo mi jefa. “Vendeles primerito a ellos”, ha sido su orden. Le haré caso, pero mis caseros, que duermen para conseguir gasolina para sus autos, se van a enojar. Se preguntarán de qué privilegios gozan los de los autos caros. Por eso dudo que Rodrigos y Edmands cambien el favoritismo que he visto durante 20 años dirigido a los masistas, que hoy cambian de nombre, y son simplemente llunkus del nuevo gobierno.

Somos todas las mujeres que, a pesar de tanta politiquería de esta nación, nos hemos arreglado para salir adelante. Para dar de comer a las wawas, para sostener a una familia sin nada más que las fuerzas de la imaginación, manos bondadosas y un gran corazón.

Y a pesar del cansancio, de las lágrimas y del eterno sonsonete de que “en este país pasa de todo y no pasa nada”, estamos aquí, seguiremos aquí y seremos las que saquemos adelante a Bolivia, sin esperar nada de los Rodrigos y los Edmands que abundan, llenos de promesas, pero ajenos cuando les llega la demanda por pensión alimenticia.

Somos todas las mujeres que Bolivia olvida, pero que, a pesar de silencio, pronuncio sus nombres en agradecimiento.

 

* Es periodista.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor