Aeropuerto Juana Azurduy de Padilla en rigor mortis extendido

Lilian Acosta Rodríguez 06/11/2025
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Se ha realizado recién una reunión interinstitucional para definir el destino del aeropuerto Juana Azurduy de Padilla (JAP), por estar en pocos días concluyendo el comodato en manos de la Fuerza Aérea Boliviana. Fueron trascendiendo opiniones y propuestas planteadas por representantes de algunas instituciones asistentes que muestran la ignorancia supina que rige sobre el tema.

Ya el año 1999-2000, la Consultora Grimaux y Asociados de la Argentina –especializada en aeropuertos– fue la encargada de realizar el “Proyecto de Prefactibilidad del Aeropuerto Alcantarí” para la entonces Prefectura de Chuquisaca y gestado en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada desde 1995. 

Ese proyecto contenía estudios topográficos y geotécnicos especializados de contrastación de las características geográficas tanto del aeropuerto JAP como de los terrenos en Alcantarí. Contenía además un estudio de mercado completo que mostraba el flujo turístico interno y externo hacia Sucre con proyección de crecimiento. Incluía también planos que incorporaban –además de toda la infraestructura aeroportuaria– la posibilidad de construcción de espacio comercial y un hotel. El proyecto en sí era una propuesta de construcción de un aeropuerto internacional para Sucre con un costo no mayor a 90 millones de dólares.

Fue en ese documento que se explicaba y demostraba que la proximidad de la Cordillera de los Frailes y el Cerro del Obispo al aeropuerto Juana Azurduy de Padilla dificultan una correcta aproximación visual para el aterrizaje en la pista, más aún en época de lluvias. Además se generan turbulencias térmicas por las características de la orientación de los vientos en esa zona, que deben ser en sentido contrario para el aterrizaje seguro de las naves aéreas.

Posteriormente, entre el 2007 y 2008, bajo el gobierno de Evo Morales Ayma, se desempolvaría toda esa información para plantear el “Proyecto de construcción del Aeropuerto Alcantarí”, encargado a la consultora Prointec de España. Luego, por decisión gubernamental, se terminaría construyendo una especie de hangar con un presupuesto de 50 millones de dólares iniciales, que fue creciendo con “mejoras y refuncionalización” que no alcanzan ni remotamente al aeropuerto internacional que debía ser.

Esa improvisación en el Aeropuerto de Alcantarí, incluso con reformulación del proyecto, ya superan los 85 millones de dólares con recursos que incluyen 97 millones de bolivianos de la Gobernación de Chuquisaca y otros 10 millones de dólares con préstamo de Fonplata. Aparte, está el costo de 92 millones de dólares de la construcción de la doble vía Sucre-Yamparáez. 

En algún momento, personajes con afán de protagonismo político pedirían la reactivación aérea del aeropuerto JAP. En respuesta, Aasana presentaría un informe técnico-financiero que confirmaba la inviabilidad técnica de la propuesta (2018). Después –convertida en Naabol desde el año 2021– ratificaría el mismo informe. Sin embargo, se insiste en el funcionamiento de los dos aeropuertos.

En busca de la refuncionalización del  predio del aeropuerto Juana Azurduy de Padilla, sobran ideas. El trabajo de elaboración de proyectos debería desarrollarse en las unidades de planificación de las instituciones involucradas, habiendo información amplia al respecto.

 

* Es economista y socióloga.

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