Cal Orck’o se está cayendo… y con él, parte de nuestro orgullo

Carlos F. Bejarano Padilla 23/11/2025
PUBLICITE AQUÍ

Las huellas de Cal Orck’o siempre fueron motivo de orgullo para Chuquisaca. No hay familia que no haya llevado a un visitante a ver el farallón, ni niño que no haya soñado con dinosaurios después de escuchar su historia. Es un símbolo que nos une y nos recuerda que nuestra tierra guarda secretos únicos en el mundo. Por eso, la noticia del reciente colapso de más de mil metros cuadrados del farallón duele y mucho. No es solo una roca que se vino abajo. Son huellas que quizá nunca podremos recuperar. Es parte de nuestra identidad que se va perdiendo, poquito a poco, ante nuestros ojos.

Durante años, paleontólogos y guías turísticos han advertido que Cal Orck’o estaba debilitándose. El tiempo, las lluvias y la actividad constante en la cantera cercana lo han ido desgastando. No es sorpresa para nadie; todos lo hemos escuchado alguna vez. Pero parece que la reacción llega siempre tarde.

Aquí duele algo más que las grietas. Duele la indiferencia. Fancesa y sus instituciones propietarias saben que a pocos metros de sus máquinas está uno de los tesoros paleontológicos más grandes del mundo. Sin embargo, los hechos no acompañan sus discursos. No basta con decir que se protegerán las huellas si cada día se trabaja sin tomar mayores precauciones.

Los chuquisaqueños hemos demostrado que cuidamos estas huellas con cariño. No porque nos lo pidan, sino porque sentimos que son parte de nosotros. Representan nuestra tierra y nuestra identidad. Por eso, cuando algo les pasa, lo sentimos como una herida propia.

Hoy, más que nunca, necesitamos que quienes operan en la zona actúen con responsabilidad real. Que suspendan temporalmente cualquier trabajo que pueda provocar más daños. Que se sienten con expertos, vecinos y autoridades para encontrar soluciones que permitan seguir produciendo, pero sin arriesgar un patrimonio tan valioso.

No se trata de oponerse al desarrollo. Se trata de no elegir entre progreso y memoria. Chuquisaca merece ambos. Y proteger Cal Orck’o no es solo una obligación legal: es un deber moral.

Si dejamos que las huellas sigan cayendo, no habrá discurso que las devuelva. Lo que se pierda hoy, se pierde para siempre. Por eso, este es el momento de demostrar, con hechos, que nuestras autoridades, nuestras instituciones y nuestra fábrica insignia están del lado de su pueblo e identidad… y no de su destrucción.

Cal Orck’o nos necesita. Y Chuquisaca, una vez más, sabrá ponerse del lado correcto.

Compartir:
Más artículos del autor


Lo más leido

1
2
3
4
5
1
2
3
4
5
Suplementos


    ECOS


    Péndulo Político


    Mi Doctor