El recuerdo del "corralito" alerta la economía griega
La situación se agrava al no llegar un acuerdo entre el gobierno y sus acreedores

"Es muy probable que Grecia enfrente una situación parecida al 'corralito' de Argentina", dijo sin rodeos Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Harvard y una reconocida experta mundial en el estudio de crisis financieras.
Eso es lo que piensan muchos analistas que puede pasar, dadas las dificultades que enfrentan Grecia y sus acreedores para llegar a un acuerdo sobre cómo desactivar la crisis de la deuda en ese país.
Uno de los efectos temidos es un derrumbe del sistema financiero como el que experimentó Argentina hace casi 15 años, en donde la gente vio bloqueados los ahorros que tenía en los bancos, en el tristemente célebre "corralito".
El próximo martes se vence el plazo para que Atenas pague US$1.800 millones al Fondo Monetario Internacional y evite su salida de la moneda común europea.
Apenas esta semana el ex Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, advertía en el diario británico Financial Times que Grecia corría el riesgo de convertirse en un "estado fallido" de colapsar las negociaciones de la deuda.
Tal vez sin llegar a los extremos de pesimismo de Summers, los analistas advierten que para entender a Grecia hoy, hay que mirar a Argentina en 2001.
Hacia finales de ese año, las autoridades argentinas decidieron que no podían mantener la "convertibilidad", un mecanismo monetario por el que prometían mantener el precio del peso al mismo nivel que el del dólar.
Pero con déficit creciente, una enorme deuda y desconfianza del público en las instituciones, los dólares estaban empezando a escasear.
Los argentinos empezaron a asumir que, al volverse insostenible la situación, el gobierno devaluaría fuertemente la moneda nacional, y por lo tanto, empezaron a retirar masivamente de los bancos sus ahorros en pesos, con la esperanza de convertirlos a dólares y así proteger su valor.
Con la economía y el sistema financiero derrumbándose, el 1 de diciembre de 2001 el gobierno del entonces presidente Fernando de la Rúa impuso el llamado "corralito".
Un decreto anunció que el lunes siguiente, cuando abrieran los bancos, los ciudadanos sólo podrían retirar de los bancos hasta 250 pesos a la semana.
De un momento a otro, familias de clase media se vieron sin acceso a sus ahorros de toda la vida y con dificultades para pagar el mercado semanal de sus casas.
El estallido social obligó a De la Rúa a renunciar tres semanas después, el 20 de diciembre.
Y luego de tres presidentes que duraron apenas días en el cargo, en enero de 2002 asumió Eduardo Duhalde, quien procedió a la devaluación masiva del peso que todos esperaban.
Muchos griegos han concluido que el gobierno, incapaz de pagar sus deudas, se verá expulsado del euro y tendrá que regresar al dracma, su antigua moneda nacional, que valdrá mucho menos que el euro.
Y temen que si dejan sus ahorros en bancos griegos, en pocas semanas los verán convertidos en depreciados dracmas.
Y ante eso, no son pocos los que optan por sacar los euros del banco y guardarlos bajo el colchón.
"Ha ocurrido una muy extendida pérdida de confianza en el público, que se manifiesta no solo en el retiro de depósitos bancarios, que ha escalado significativamente, sino también se evidencia en el no pago de préstamos y tarjetas de crédito", dijo Carmen Reinhart.
"La gente está acaparando euros. Si usted cree que en un par de meses va a haber dracmas en vez de euros, usted intentará proteger sus ahorros. Parte de eso se traduce en que la gente no paga sus deudas actuales en euros", indica la académica de Harvard.
"La mayoría de los préstamos y cuentas de tarjetas de crédito en los bancos griegos están en mora. Eso combinado con los retiros de los depósitos por los ahorradores, crea una situación que no es sostenible", asegura la investigadora.
PROBABILIDADES
"Ya sea que la respuesta tome la forma exacta del corralito, o una variación de ese mecanismo, las probabilidades que eso ocurra son muy altas", dijo Reinhart.
El escenario que podría ocurrir entonces, sería que a la par que el gobierno de Atenas se prepara para dejar el euro, declararía un festivo bancario, efectivamente congelando la salida de fondos de los bancos.
"Lo vimos en Chipre, en Islandia, la declaración de festivos bancarios no es extraña en esta clase de situaciones".
La amarga experiencia argentina con el "corralito" deja lecciones para Grecia.
"Si lo va a hacer, es mejor hacerlo más temprano que tarde. Cada día que pasa se tiene un sistema financiero más y más débil", alega Reinhart.
Según algunos estimativos los retiros bancarios en Grecia han llegado a 1.000 millones diarios.
Pero por supuesto, están las diferencias entre los dos países.
"Argentina, pese a que estaba muy dolarizada en 2001, tenía una moneda propia, cosa que no ocurre con Grecia hoy. Los aspectos logísticos de regresar al dracma son más complicados para Grecia", dijo la experta.
Los griegos se preparan para lo peor
Cuando las negociaciones entre el Gobierno de Alexis Tsipras y las instituciones entran en Bruselas en la recta final, en Grecia el tono se ha endurecido y los políticos de la coalición sostienen que antes que firmar la humillación es preferible convocar elecciones.
Mientras en Bruselas los técnicos contrastan las distintas propuestas que se encuentran sobre la mesa en Atenas el guión es otro, y varios ministros afirmaron que tal y como están las cosas ahora, todo apunta a que no habrá otro remedio que convocar elecciones.
El ministro de Trabajo, Panos Skurletis, aseguró que en el estado actual de las negociaciones es poco probable que haya un acuerdo, y que de ser así, Grecia no pagará los 1.600 millones que debe abonar el martes al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al mismo tiempo, Skurletis no quiso excluir una prórroga del actual rescate, un escenario que en los medios internacionales cobraba nueva fuerza a la vista de que sólo quedan cuatro días para que expire el rescate.
En caso de que finalmente no haya compromiso y los acreedores insistan en exigencias que equivalen "al suicidio de un pueblo", Skurletis cree que Syriza acudiría a las urnas con un mensaje claro: obtener un nuevo mandato reforzado y regresar a la mesa de negociaciones.