Luis Espinal, el jesuita que vive en la memoria del país
El sacerdote fue asesinado meses antes del golpe de estado de Luis García Meza, en 1980, debido a su labor de denuncia de los atropellos a los derechos humanos en el país y al haber advertido que se organizaba un...
El sacerdote fue asesinado meses antes del golpe de estado de Luis García Meza, en 1980, debido a su labor de denuncia de los atropellos a los derechos humanos en el país y al haber advertido que se organizaba un gobierno de facto.
A 36 años de su muerte, la figura de Luis Espinal Camps vuelve a la memoria de los bolivianos de los que varias generaciones fueron testigos de su labor en favor de los derechos humanos, su pasión por el cine y su labor periodística que se convirtieron en el detonante para considerarlo una amenaza para las fuerzas militares que se hicieron de las riendas del país a través de un golpe de estado en 1980, a la cabeza de Luis García Meza.
Luis Espinal, también conocido como Lucho Espinal, fue un sacerdote jesuita que hizo de Bolivia su tierra, pese a haber nacido en España. Destacó por su labor en el cine y en el periodismo ya que en 1979 fundó el semanario “Aquí”, un periódico que se autogestionaba y que precisamente advirtió del golpe del estado de García Meza que finalmente se concretó en julio de 1980, cuatro meses después del asesinato del sacerdote.
En 1977, Luis Espinal participó 19 días de una huelga de hambre iniciada por Domitila Chungara y que provocó la salida del gobierno de facto de Hugo Banzer. Su compromiso era evidente, Luis Espinal era parte de Bolivia y lucharía por la reivindicación de su pueblo.
SU ASESINATO
Casi a la medianoche del 21 de marzo de 1980, Espinal, director del semanario Aquí, salía de un cine cuando fue detenido, para después ser torturado y asesinado por paramilitares por haber denunciado la violencia política que en ese entonces vivía el país.
Un día después de su desaparición, su cuerpo fue encontrado por un campesino en el barrio Villa de las Nieves. Actualmente, ese lugar es centro de peregrinaciones de distintas unidades educativas católicas y algunas organizaciones sociales.
Recortes de prensa de 1980 muestran cómo se reflejó la información respecto a las causas de la muerte del sacerdote jesuita Luis Espinal. Entonces ya se sabía que había fallecido tras recibir impactos de bala y haber sido torturado.
"Los profesionales médicos que participaron en la autopsia del sacerdote jesuita Luis Espinal, declararon que: la causa de la muerte del mencionado sacerdote fue por anemia aguda, debida a hemorragia interna secundaria a múltiples lesiones esquelético-viscerales, ocasionada por numerosos impactos de armas de fuego", reflejó una nota de prensa publicada el 22 de marzo de 1980, un día después de su fallecimiento.
La misma nota especifica que participaron en la autopsia, los doctores Félix Romero, quien era el forense; Pastor Sanhuesa, el patólogo; Fernando Paz representante del Colegio Médico de La Paz; Rolando Costa, legista; Jorge Dorado de la Parra, del Colegio Médico de Bolivia; y Jorge Orías, quien era el fiscal asignado.
"El cadáver presentó fracturas del esternón y las costillas, producidas por fuertes golpes de arma contundente (la culata de un fusil) que dejaron un profundo hematoma en forma de cruz, precisamente en el pecho", agrega la nota, además detalla sobre un hematoma en la región superciliar derecha, con un corte sangrante y otros en los labios y en las piernas.
Otra nota relataba: "El conocido sacerdote jesuita, educador y periodista, Luis espinal, fue asesinado ayer (21 de marzo de 1980) a balazos, constituyendo el hecho (como) uno de los crímenes más alevosos cometidos en los últimos tiempos en el país".
Luego dice que "el cadáver de Espinal fue localizado a las 10 de la mañana de ayer en la zona de Achachicala camino a Chacaltaya, por un campesino, que presentó la denuncia a las autoridades policiales, que media hora después procedieron al levantamiento del cadáver, llevándolo luego a la morgue del hospital del Tórax, (donde) se hizo la autopsia de ley", remarcando que se realizó en ese lugar el estudio para conocer las causas de la muerte.
Añade que según los informes preliminares de balística, el arma automática usada fue de calibre 38 con balas niqueladas, dos de las cuales fueron extraídas del cuerpo de la víctima. También informó la prensa que "poco antes de procederse a la autopsia de ley, el cuerpo de Luis Espinal fue mostrado al periodismo (prensa) y alrededor de las 22 horas fue llevado al templo de San Calixto para su velatorio".
Las mismas notas destacaron que la desaparición de Espinal provocó "indignación" y "congoja" en círculos religiosos, periodísticos, laborales y estudiantiles.
Cuatro meses después del asesinato del jesuita español se instauró en el país la dictadura de Luis García Meza que actualmente cumple una condena de 30 años de cárcel sin derecho a indulto y a cuyos colaboradores se les acusa de haber hecho desaparecer pruebas del homicidio y de haber protegido a los autores del crimen.
SU AUTOPSIA
El médico forense Rolando Costa Arduz recientemente hizo pública una copia de la autopsia que le practicó al cuerpo del sacerdote jesuita Luis Espinal, el 22 de marzo de 1980.
El protocolo, que fue entregado a ANF, tiene tres páginas y llega a la siguiente conclusión: "Por lo anterior se establece que la causa de la muerte corresponde a una hemorragia aguda por múltiples lesiones esquelético vicerales, provocadas por paso de proyectil de armas de fuego".
El documento, además, establece que "se han identificado signos de violencias traumáticas contusas de significación como por ejemplo la fractura del hueso esternal, lesiones que obedecen a traumas provocados en vida".
El protocolo, que es la copia publicada en el libro "Luis Espinal, el grito de un pueblo", detalla que se encontraron 17 orificios de arma de fuego en el cuerpo de Espinal, que pueden ser de entrada o de salida de las balas.
Asimismo, se establece que el cuerpo de Espinal presentaba fracturas, tanto en la parte del esternón, como en el fémur, las que fueron causadas cuando fue torturado en vida.
Y, por otro lado, el documento señala que se extrajeron dos proyectiles del cuerpo de Espinal, además de una vaina, elementos que fueron entregados a autoridades para la investigación del homicidio.
Menciona además que los órganos interiores de Espinal fueron perforados, como el estómago, los pulmones, el hígado, la vejiga, la vesícula. Cita por ejemplo que en el hígado, se produjo "un estallido con destrucción total del lóbulo derecho".
La autopsia fue practicada desde las 19:00 hasta las 21:00 del 22 de marzo en la morgue judicial, donde estuvieron presentes, además de Costa Arduz, el médico forense Félix Romano; el representante del Colegio Médico Nacional, Jorge Dorado de la Parra; el perito Pastor Sigüenza; el delegado de la Compañía de Jesús, Luis Palacios Saravia; y el representante del colegio médico departamental, Fernando Paz Pacheco.
UN MÁRTIR
Para la llegada del Papa Francisco a Bolivia en 2015, se retomó el debate y pedido de que Espinal sea declarado mártir por la Iglesia Católica y se hicieron actos especiales para recordar su labor.
En medio de las actividades realizadas, se presentó al Pontífice la piedra que guardaba aún las últimas gotas de sangre de Luis Espinal, por el primer oficial de Policía que inició las investigaciones del crimen registrado el 22 de marzo de 1980.
En el anonimato aún, a pedido expreso, el oficial guardó la piedra hallada en Alto Achachicala, el barrio popular donde fue hallado el cuerpo del sacerdote. "Unas mujeres me informaron dónde había sido hallado el padre Espinal. Cuando me aproximé, vi una piedra que aún tenía la sangre del sacerdote en medio de un basural", relató el ahora retirado funcionario.
Algunas voces incluso ya pidieron la beatificación de Espinal, pero para ello, es necesario que primero se lo declare mártir.
En 1986, en el llamado "Juicio a la dictadura" (1986) que juzgó los abusos cometidos durante el gobierno de facto de García Meza se condenó a paramilitares, policías y militares por violaciones de derechos humanos.
Sin embargo, no se juzgó el caso de Espinal, porque su muerte se produjo antes del golpe de Estado y por tanto no quedó entre las causas presentadas.
Hasta el momento, el crimen del padre jesuita quedó impune, algo que lamentan grupos de derechos humanos.
EXHUMACIÓN
Tras el anuncio de que los restos de Espinal serán exhumados el próximo 31 de enero, a más de una treintena de años de su fatal deceso, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia se reunirá de emergencia la primera semana de febrero para expresar su preocupación sobre el pedido del fiscal Genaro Quenta que solicitó una necropsia del sacerdote.
“Nos preocupa mucho porque el Ministerio Público debería haber convocado a la población en general, pedir el desarchivo de los juicios que se entablaron sobre su asesinato y nutrirse de información y tener un proceso investigativo serio y no jugar con la figura de Luis Espinal”, comentó el representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos filial Chuquisaca, Edgar Salazar.
La Asamblea Permanente tendrá una reunión con sus representantes en todo el país para “definir acciones y defender el descanso del padre Luis Espinal Camps que vivió respetando la lucha por la democracia y la libertad de expresión entre otros”.
El fiscal Quenta indaga una denuncia del ex coronel de Ejército Roberto Meleán, que acusa como autor intelectual del crimen de Espinal al entonces comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Jaime Niño de Guzmán, por lo que pidió una necropsia ya que además no existe ningún archivo o un certificado de defunción que demuestre que se trataba del cuerpo de Luis Espinal y que detalle las causas de su muerte, según afirmó en pasados días el fiscal General, Ramiro Guerrero.
Aunque existe un sentido rechazo en algunos círculos por la decisión, además que el forense que le hizo la autopsia a Espinal afirmó tener una copia de todo el protocolo que siguieron y ofreció entregarla a las autoridades.