Alarma en Argentina por ataques de perros

En la ciudad de Ushuaia, una mujer sufrió un feroz ataque de una jauría de canes que tienen atemorizada a toda una población

RIESGO. El Consejo Provincial de Medio Ambiente declaró especie exótica invasora y plaga a los perros “asilvestrados”... RIESGO. El Consejo Provincial de Medio Ambiente declaró especie exótica invasora y plaga a los perros “asilvestrados”...

Cecilia Caminos/dpa
Panorama / 16/07/2017 07:22

El perro es la mascota preferida de los argentinos. Pero lejos quedó de la imagen tierna de un cachorro el ataque de una jauría que sufrió una mujer de 55 años en las afueras de la ciudad de Ushuaia, en el rincón más austral de Argentina.

El accionar de más de 30.000 perros sin custodia atemoriza a la población y acosa al ganado en esta región, donde el perro cimarrón o asilvestrado fue declarado una especie exótica invasora. Es una problemática que no sólo afecta a la isla de Tierra del Fuego, sino que se reitera en diversos puntos del país, con riesgos para la salud y la supervivencia de la fauna nativa.

La mujer sufrió más de 30 cortes en el cuerpo y debió estar sedada durante días con morfina para soportar el dolor de las mordeduras en todo su cuerpo y la cabeza. Más de 400 casos de mordeduras de perros fueron atendidos en 2016 en el hospital de Ushuaia, donde hace pocos días se decretó el alerta socio ambiental.

Es un distrito "no eutanásico", aclaró su intendente (alcalde), Walter Vuoto, al descartar cualquier recurso extremo para controlar la población de perros asilvestrados o salvajes que habitan en la región.

"Es una situación que genera muchas complicaciones en toda la provincia; de hecho en la zona norteña se pierde mucho ganado, hay pérdidas económicas muy grandes porque hay perros asilvestrados. Hay también perros que se habían ido a la montaña y obviamente cuando falta la comida en invierno, se profundiza la situación porque bajan a buscar comida a la ciudad", declaró el alcalde al canal noticioso TN.

El perro cimarrón o asilvestrado fue declarado a fines de 2016 como una especie exótica invasora en la provincia de Tierra del Fuego y se estableció un plan para evitar su impacto en la salud pública, la biodiversidad, la producción agropecuaria y las actividades recreativas al aire libre.

Los perros asilvestrados transmiten enfermedades como la rabia, el moquillo o distemper, el parvovirus y la hidatosis. El crecimiento demográfico de algunas regiones del país y por ende del número de perros, ancestralmente vinculados al ser humano, desató un panorama preocupante.

"Es un problema de gestión de tenencia responsable de mascotas. El perro tiene el manejo similar al de una especie exótica invasora que puede originar una pérdida de la biodiversidad por su comportamiento expansivo, su gran adaptabilidad y por competir con la fauna nativa", declaró la abogada especializada en medio ambiente y biodiversidad Laura Belfer.

Los perros asilvestrados generan también problemas en las áreas naturales protegidas.

Un informe de la UNESCO sobre especies exóticas invasoras en reservas de la biósfera en América advierte que en la región norpatagónica de Argentina "el principal efecto negativo de los carnívoros es la depredación sobre especies nativas, como el efecto de los perros cimarrones sobre especies en situación crítica de conservación, por ejemplo el huemul (Hippocamelus bisulcus) y el huillín (Lontra provocax), ambas en peligro de extinción, y sobre el pudú (Pudu puda), en estado vulnerable".

Los productores agropecuarios denuncian en tanto que los perros asilvestrados diezman sus ganados ovinos. Se conocen también casos de ataques a caballos. En la provincia de Buenos Aires se investiga en tanto si el perro puede ser un depredador de una especie nativa en peligro: el venado de las pampas.

La conducta de los perros cambia radicalmente cuando integran una jauría. "Los perros son gregarios y, cuando están asilvestrados, enseguida forman un grupo donde hay un líder y escalafones jerárquicos. En grupo defienden lo que consideran su territorio y buscan comida", advirtió el médico veterinario Ricardo Bruno, especialista en conducta animal.

Hugo, un joven periodista de Ushuaia, padeció en tres oportunidades el acoso de una jauría. "La primera vez fueron seis perros, me defendí con mi mochila, pero era peor, necesitaba distancia para poder escaparme y entonces me saqué el cinto y moviéndolo logré hacer espacio para irme", relató al canal TN.

 

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