Ya va a partir el tren...

La empresa Ferroviaria Andina anuncia que concluirá obras este mes

RUTA. El puente ubicado a la altura de El Campanario, cuyos cimientos fueron socavados debido a las fuertes lluvias.

RUTA. El puente ubicado a la altura de El Campanario, cuyos cimientos fueron socavados debido a las fuertes lluvias.

TREN. La estación de El Tejar; el derrumbe en El Campanario y la oficina de Miguel Colque.

TREN. La estación de El Tejar; el derrumbe en El Campanario y la oficina de Miguel Colque.

TREN. La estación de El Tejar; el derrumbe en El Campanario y la oficina de Miguel Colque.

TREN. La estación de El Tejar; el derrumbe en El Campanario y la oficina de Miguel Colque.


    Daniel Villavicencio V.
    Panorama / 14/01/2018 02:20

    Quizás porque el servicio es eminentemente social y en ocasiones turístico, casi nadie se ha percatado de que el destino ferroviario Sucre-Potosí no funciona desde hace 11 meses. Las lluvias de principios del año pasado se ocuparon de socavar las vías del tren en el sector de El Campanario y las soluciones tardan en llegar, en detrimento de cientos de familias cuyo principal medio de transporte es el carril bus.

    De no ser por el bullicio de los jóvenes que diariamente copan las dos canchas de futsal y del movimiento que generan los vecinos más próximos, la estación de trenes de El Tejar bien podría parecer un cementerio. Aun así, luce desolada, no sólo por el abandono que sufre desde la privatización de ENFE, sino también porque el único servicio que daba vida a la estación, tres veces por semana, ha sido suspendido sin que ninguna autoridad local reclame por el mismo.

    El jefe de estación, Miguel Colque, el único trabajador activo de la Empresa Ferroviaria Andina S. A. confirma este extremo y recuerda que el transporte Sucre-Potosí se cortó de súbito cuando en febrero del año pasado se derrumbó parte de la plataforma de la vía del tren a la altura de El Campanario, pero también por el socavamiento de las fundaciones del puente ubicado en este mismo sector, a la altura de la planta de tratamiento de aguas residuales.

    Ninguna institución local se pronunció al respecto, lamenta Colque y confiesa que de vez en cuando continúan llegando turistas a la estación de El Tejar en demanda de este servicio. Y no es que la ruta férrea Sucre-Potosí sea la mejor alternativa de transporte en cuanto a comodidad y velocidad, pero sí ofrece un vistoso recorrido de seis horas que regala postales de la transición entre el valle y la puna, una característica peculiar de este parte del territorio boliviano.

    La simbiosis topográfica, sin embargo, no es lo único que llama la atención a los extranjeros aventureros –sobre todo chilenos y argentinos–, sino también la posibilidad de un ensayo sociológico de la cotidianeidad de comunidades campesinas que subsisten de la agricultura rudimentaria y tienen al carril como único nexo con la ciudad de Sucre. “En este tiempo dice que están yendo en un bus que les cobra caro hasta Betanzos (Potosí) y de ahí tienen que caminar harto”, comparte Colque desde su solitaria oficina contigua a una precaria vivienda que ocupa en la estación de El Tejar.

    Cuando el carril estaba funcionando, había cuatro empleados de la Ferroviaria Andina: el motorista, su asistente, un mecánico y él, ahora Colque está solo. Se ocupaban del servicio de transporte, los lunes, miércoles y viernes, con salidas a las 8:00. El carril tiene una capacidad de 25 asientos, los cuales son insuficientes. Habitantes de comunidades como Carvajal, Vila Vila o Mariaca, entre varios otros, madrugaban desde las 3:00 para asegurarse un espacio. El Jefe de Estación recuerda que empezaba a vender pasajes a las 7:00, y cuando aparecían turistas tenía que hacer peripecias para tratar de dar contento a todos. Los que se trasladaban a comunidades más cercanas optaban por ir en el pasillo, parados.

    “Todo eso se ha perdido, nadie reclama a la empresa (Ferroviaria Andina) de que ya no esté funcionando el carrilito. A las autoridades (de Sucre) poco les importa, acaso no somos una ciudad turística”, reclama una vecina al recordar con nostalgia lo que otrora fue la estación de El Tejar, cuando era parte del ramal occidental de transporte de carga y pasajeros.

    También aflora la melancolía en el rostro de Colque cuando recuerda a su añorada ENFE; él es uno de los pocos sobrevivientes de la privatización de esta otrora pujante empresa estatal que pasó a manos de capitales chilenos y cuyo servicio principal ahora se circunscribe a la ruta Oruro- Uyuni-Atocha-Tupiza-Villazón-Avaroa, en este punto se hace la transferencia para la ruta de Ollagüe a los puertos chilenos. Colque considera que el carril bus ya ha quedado pequeño y tal vez sea hora de pensar en un ferrobús. Soñar no cuesta nada.

    La ruta Sucre-Potosí debía volver a funcionar este mes, pero las obras de reposición de vías a cargo de Ferroviaria Andina están demoradas y es probable que la construcción de defensivos y alcantarillas en El Campanario se acabe en unas semanas más. El servicio se repondría recién en febrero, es decir, un año después de su interrupción.

    Una cuadrilla de cinco obreros trabaja en la zona de El Campanario: primero reforzó las fundaciones del puente del ferrocarril, donde tuvo que lamentar el escaso apoyo de los funcionarios de ELAPAS que no sólo no respetaron la restricción de circulación por el puente, sino que tampoco quisieron coadyuvar ante el riesgo de la socavación de los cimientos del mismo, el cual usan diariamente para ingresar a la planta de tratamiento de aguas residuales.

    El responsable de la cuadrilla lamenta que tampoco hayan recibido ayuda de las autoridades locales, ante los destrozos que generaron las lluvias. La cuadrilla dependiente de la empresa ferroviaria termina de construir una alcantarilla donde el río prácticamente se comió la plataforma e incluso estuvo a punto de comprometer la carretera Sucre-Yotala. Las rieles quedaron colgando –recuerda el obrero–, se las pudieron recuperar, pero se tuvo que reconstruir la alcantarilla, construir nuevos defensivos y ahora resta rellenar nuevamente con tierra la plataforma.

    Los vecinos de El Campanario –que durante los días en que se elaboró este reportaje estaban abocados en el enmallado de su cancha de césped natural– aseguran que los obreros de la Ferroviaria Andina no trabajaron constantemente y por ello el acentuado retraso de obras.

    Sin ninguna autoridad o instancia pública que reclame por el corte de este servicio, la empresa privada se tomó prácticamente un año para reponer la vía, en perjuicio de cientos de familias de escasos recursos. Salvo los obreros y el modesto jefe de estación, en Sucre no hay quién dé cuentas a nombre de la empresa; en los teléfonos institucionales de La Paz sólo una contestadora automática recibe mensajes. En el sitio web de la empresa, se explica que las rutas Cochabamba-Aiquile, Sucre-Potosí y Viacha-Charaña son sólo de responsabilidad social; probablemente, esa sea la respuesta a la demora.

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