La influencia de las escuelas europeas en el arte mestizo de la América colonial
El recorrido por el Museo comienza con una sala dedicada a la influencia del artista español Francisco de Zurbarán (1558-1664), quien destacó en la pintura religiosa del período colonial. Algunas de sus obras...
El recorrido por el Museo comienza con una sala dedicada a la influencia del artista español Francisco de Zurbarán (1558-1664), quien destacó en la pintura religiosa del período colonial. Algunas de sus obras llegaron a América a través de Lima y dos de ellas, las imágenes a tamaño natural de Santo Domingo y de San Francisco, forman parte de la galería . La escuela de seguidores de este connotado pintor representante del “siglo de oro español”, amigo de Velásquez y uno de los más representativos de la contrarreforma, se hizo patente en tierras americanas y llegó a ejercer una gran influencia en su época en artistas criollos. Probablemente estas dos obras fueron propiedad de los marqueses de Casa Palacio y formaron parte del oratorio de la familia que fue propietaria del inmueble, ya que se tiene referencia de que estuvieron en la ex capilla del Cristo del Gran Poder.
A continuación resalta la sala del Barroco Mestizo, una manifestación artística que nace en América y proviene de una fusión del barroco importado con una interpretación más regional. Una de las características más sobresalientes es el brocateado (trabajos con ribeteados finísimos en color dorado), no solamente en la vestimenta, sino también en otros elementos ornamentales de las obras, como coronas, custodias y diademas. Estos detalles no solamente se observan en las pinturas, sino en objetos como esculturas del mismo período, entre ellas una capilla portátil con la inmaculada Concepción. Estos elementos eran utilizados para realizar una forma más didáctica en la instrucción de los feligreses en el auge del período, a fines del Siglo XVII y mediados del XVIII.
La Sala dedicada al Arcángel San Miguel destaca también por su importancia histórica para la ciudad de Sucre, puesto que la fecha de su fundación, 29 de septiembre de 1538, está relacionada con esa figura icónica de la historia de la Iglesia. Asimismo, en ese espacio se observa una pieza utilitaria de gran valor, un gran armario de madera que se supone fue parte de un comedor colonial y en el que se almacenaba mantelería y vajilla. Lo llamativo de este mueble recién restaurado es la policromía decorativa de su interior, en el que se pueden ver escenas cotidianas de la época colonial, como serenatas, corridas de toros, paseos y otras actividades.
Sin duda uno de los espacios más cotizados del Museo “Charcas” es la que está dedicada al que fuera denominado Maestro de Maestros, el pintor potosino Melchor Pérez de Olguín, de quien se tiene un amplio espacio dedicado a sus obras y una de ellas, el cuadro de San Juan Evangelista, firmada con su puño y letra. Además se muestran otras pinturas que pudieron ser pintadas por el maestro, como el Nacimiento, la Piedad o San Mateo, y muchas otras que se atribuyen a sus seguidores.
También se observa una sala de platería denominada De las Vetas y por la Mita a la Ostentación y Fe con una valiosa colección de topos, ilustrada con textos y dibujos del cronista colonial Guaman Poma.
Asimismo, se observa un importante espacio dedicado a la devoción mariana en la Audiencia de Charcas, con pinturas de artistas anónimos que formaban parte del arte religioso de gran parte de la historia colonial.
El Museo también recreó un espacio con muebles de la época colonial, el cual permite apreciar de mejor manera la identidad y el estatus elevado de los antiguos propietarios del inmueble que actualmente cobija esta galería patrimonial de la ciudad. Bajo la supervisión de entendidos como Isidro Quezada y Bill Lonfstrom, el visitante podrá realizar un viaje imaginario al pasado mediante la observación de estos objetos y utensilios que hoy alcanzan un gran valor histórico. Aparte, el museo ofrece actividades interactivas dirigidas especialmente a niños y jóvenes de la ciudad, como talleres para alumnos de pre-básico en los que participan de “viajes temáticos” y practican el arte de la pintura. “Los niños pintan un tema y tenemos el material y equipo, ellos se van con su hoja y difunden su visita al Museo pero además fueron artistas por un momento”, explica Orieta Durandal, al tiempo que destaca la implementación de los dos espacios audiovisuales destinados a la difusión de temas específicos.