Medalla presidencial, el periplo de un burdel a un templo
Se la confiscaron a Andrés de Santa Cruz y se convirtió en el emblema de los presidentes

La medalla presidencial fue labrada en 1826, por decisión de la Asamblea Deliberante que convirtió este territorio en un país independiente, su fin era honrar a Simón Bolívar con un emblema del estado que nació con su nombre; 192 años después, su destino casi se desvincula de los bolivianos al haber sido robada en la puerta de un burdel. Sin embargo, esta travesía se suma a varias que atesora.
Los diputados que decidieron que se forme una nación libre de la del Perú y Argentina, en agradecimiento al Libertador y con la intención de tener su beneplácito en su elección de no ser parte de un proyecto mayor –como Bolívar tenía pensado– mandaron a forjar la medalla a través del decreto del 11 de agosto de 1825.
La medalla debía ser de oro tachonada de brillantes, con la imagen del Libertador en la cumbre de Potosí, sobre una escala de fusiles y banderas. En su reverso, la insignia tendría la siguiente inscripción: La república de Bolívar, agradecida al héroe cuyo nombre lleva.
La joya debía ser llevada a Bolívar, el primer presidente del país, por el Mariscal Antonio José de Sucre y quien se encargaría de su fabricación sería el general Andrés de Santa Cruz, en ese entonces prefecto de Chuquisaca, según Mesa. La Sociedad de Investigación Histórica de Potosí afirma que la acuñación de la medalla a la Casa de la Moneda.
Costó, en ese entonces, 8.002 pesos y estuvo lista en 1826, reseña el ex presidente e historiador Carlos Mesa, en su blog oficial.
El historiador Mariano Baptista Gumucio afirmó en pasados días que el valor económico de la medalla presidencial es de $us 250 mil, sin considerar su valor histórico y simbólico.
Fue enviada hasta Lima, donde residía Bolívar, el 24 de junio de 1826, y estuvo en posesión del Libertador hasta su muerte. En su testamento, hizo conocer su decisión de que la preciada medalla sea devuelta a Bolivia como una “prueba del verdadero afecto que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República”.
Con el objeto heredado, el Congreso boliviano decidió en 1831 entregar la medalla al Mcal. Santa Cruz. La presea volvió a territorio boliviano en febrero de 1834, desde Kingston, capital de Jamaica, donde estaba a cargo del albacea de Bolívar, Juan de Francisco Martín.
Sin embargo, el preciado regalo le sería arrebatado. El Gran Mariscal de Zepita, como también era conocido Santa Cruz, fue derrocado en 1839 y el presidente José Miguel de Velasco determinó que se le confiscara la medalla. Lo hizo con soldados armados, pese a la resistencia de la esposa del general, Francisca Cernadas.
Hasta sus últimos días, Santa Cruz reclamó por el emblema.
Desde octubre de 1839, el Congreso Constituyente determinó que la medalla se convierta en la principal insignia presidencial, para lo que se realizó una cadena de oro que permita portarla.
LA HISTORIA EN LA MEDALLA
Bolívar y Santa Cruz fueron los únicos presidentes que lucieron la medalla antes de que la conviertan en un signo presidencial; el primer mandatario en llevarla por su cargo fue el presidente José Miguel de Velasco, quien se encargó de mandar a elaborar la cadena y un gran rosón tachonado con un impresionante brillante en la parte superior, detalla Mesa en su blog.
En 1857, el presidente Jorge Córdova fue derrocado y se negó a entregarla a José María Linares, por asumir el poder de facto. Linares nunca llegó a usar la medalla, aunque sí hay pinturas de él con la insignia en el pecho, al igual que de José María Pérez Urdininea, quien tampoco llegó a lucirla porque todavía no había sido definida para los presidentes.
Al igual que ellos, tampoco usaron la medalla los presidentes Antonio José de Sucre, Pedro Blanco, Sebastián Ágreda, Mariano Enrique Calvo, Néstor Guillén, Tomás Monje, Alberto Natush Busch y Celso Torrelio Villa.
En el caso de Sucre, Pérez y Blanco se debió a que asumieron el mando antes de que se defina a la joya como emblema de los jefes de estado. Mientras que Ágreda y Calvo no la usaron por la brevedad y precariedad de su mandato.
Guillén decidió no lucirla por su estado de transición para la asunción de Tomás Monje Gutiérrez, quien tampoco quiso usarla porque consideraba que sólo los presidentes constitucionales debían hacerlo. Ambos habían subido al poder al ser parte de la Junta de Gobierno que sucedió al derrocamiento de Gualberto Villarroel.
Alberto Natusch Busch tampoco la lució por su corta presidencia, y el chuquisaqueño Celsio Torrelio, ministro del Interior en el gobierno de Luis García Meza, se negó rotundamente.
Otro presidente que no quiso entregar la medalla tras su derrocamiento, fue el sucrense Hilarión Daza, pero no por no entregarla al mandatario de facto, sino para guardarla para sí, afirma Mesa en su escrito sobre la recientemente recuperada insignia.
Sin embargo, convencido por sus amigos y familiares, Daza la devolvió al Congreso.
En la historia reciente, al presidente Hernán Siles Zuazo se la pusieron al revés cuando juró al cargo, mientras que para cuando asumió Carlos D. Mesa la medalla no estaba disponible ya que se había cerrado la bóveda del Banco Central de Bolivia por el fin de semana, y juró al cargo el viernes por la noche. Tampoco la recibió Eduardo Rodríguez Veltzé ya que por los conflictos violentos de ese día, se optó por no sacarla.
PARA OLVIDAR
El robo ocurrido la noche del pasado 7 de agosto, a las afueras de un prostíbulo en una zona de El Alto, se constituye en el momento de mayor riesgo de la medalla.
Su custodio, quien había entrado dos veces a hacer pieza en los locales, había dejado la medalla y la banda presidenciales en su automóvil, del que los valiosos objetos fueron sustraídos por una banda criminal encabezada por el peruano Alexander Huañocana, quien confesó el hecho, luego de haber devuelto las piezas al dejarlas en el atrio del templo de San Pedro.
Otros dos integrantes de la banda continuaban en fuga, al cierre de esta edición.
El militar que estaba a cargo de cuidar la medalla y la banda, el teniente Roberto Juan de Dios Ortiz Blanco, fue enviado a la cárcel de San Pedro con detención preventiva por incumplimiento de deberes y abandono de funciones.
Los cambios en la medalla: Reverso y cadena renovados
Según el ex presidente e historiador Carlos D. Mesa la medalla es original, descartando así las afirmaciones de algunas plataformas e historiadores extranjeros.
Afirmó que tres tasaciones, (en 1926, 1994 y 2002), certificaron la autenticidad de la medalla.
Según lo que detalla en su blog oficial, "los únicos elementos que fueron sustituidos fueron el reverso de la medalla original cuando pasó a propiedad del Mariscal Santa Cruz, cuando le fue otorgada por el Congreso. En 2002 por iniciativa del gobierno de Jorge Quiroga, Gustavo Aliaga, Viceministro de Coordinación de la Presidencia, sobre un troquel existente en la Casa de la Moneda, repuso la totalidad del reverso con la leyenda original, se amplió además la cadena que inicialmente estaba diseñada para que la joya se luciera a la altura del cuello, se hizo una ampliación de la cadena en el mismo material y con las mismas características que la original para que pudiera lucirse en el pecho".
El reverso sustituido y la cadena antigua, no original (había un alargue de bisutería) están bajo custodia de la bóveda del Banco Central.