"El próximo presidente debe plantearse cómo romper la hegemonía del eje"

El ex mandatario ve degradación en el Gobierno que lidera el Presidente

EN SUCRE. El ex presidente y vocero de la causa marítima Carlos Diego de Mesa responde a las preguntas de este... EN SUCRE. El ex presidente y vocero de la causa marítima Carlos Diego de Mesa responde a las preguntas de este...

Sucre/CORREO DEL SUR
Panorama / 26/08/2018 00:46

La lucha va por buen camino, dice el ex presidente Carlos Diego de Mesa Gisbert. Cree que las plataformas y los colectivos ciudadanos lo están haciendo bien. ¿Terminará imponiéndose entonces el 21F sobre las pretensiones oficialistas? Eso espera. Y no, no quiere hablar sobre ninguna candidatura. Se niega a seguirle el juego al Gobierno, que quiere electoralizar el país de manera prematura, dice. ¿Violencia? No cree que la lucha por el 21F termine derivando en sangre como en Nicaragua o Venezuela. Los defensores de la democracia no buscan eso, argumenta. Piensa que el episodio de la medalla presidencial se constituyó en la metáfora perfecta del nivel de la degradación del Gobierno. ¿Y de verdad la historia demanda un Presidente cruceño? Sí, ratifica. ¿Y el sur? El próximo Presidente, después de que Evo Morales deje el poder, debe plantearse cómo romper la hegemonía del eje troncal, avisa. Habla el segundo político con mayor apoyo en las encuestas para la Presidencia.

Usted dijo recientemente que la historia demanda un Presidente cruceño. En ese contexto, ¿qué rol le toca al sur del país?

El problema aquí no es lo que yo creo, lo que yo deseo, lo que a mí me parece, desde un punto de vista subjetivo. Yo podría responderte que el sur del país fue protagonista fundamental de la historia colonial y de la primera historia republicana de Bolivia. Potosí ha sido el eje, el centro, la razón de ser de Bolivia, y ha sido el punto de referencia no solamente para Bolivia –en ese entonces, la Audiencia de Charcas–, sino para el conjunto del planeta. Y recuerdo que los presidentes de la etapa conservadora, del siglo XIX, eran fundamentalmente chuquisaqueños. Había algunos hombres como Aniceto Arce o como Gregorio Pacheco, antes de la guerra civil. Luego viene la Guerra Federal, y viene el liderazgo de La Paz. Esto está más allá de las consideraciones de lo que está bien o lo que está mal. Cuando yo digo 'creo que, en este momento, el país está preparado para (tener) un Presidente cruceño, como dije antes, el año 2004, que creía que el siguiente Presidente iba a ser un Presidente indígena, que fue el presidente Morales, no estaba expresando mis deseos. Yo creo que los elementos geopolíticos de Bolivia, los elementos económicos, los demográficos, Santa Cruz como ciudad cosmopolita, la masa crítica académica, económica, agroindustrial, generan un poder objetivo, que hacen pensable que ese espacio geográfico, en el que además viven, en la ciudad de Santa Cruz, dos millones de habitantes, y en el departamento de Santa Cruz, tres millones de habitantes, pueda considerarse que (este) es un tiempo en el que parece el momento adecuado para (tener) un presidente o una presidenta cruceña. Aquí, lamentablemente, o afortunadamente, como no estoy haciendo política partidaria ni estoy generando mi propia visión de supuestas e inexistentes candidaturas, hablo como historiador y como analista político.

Bueno, en ese contexto, tal parece que el poder va a oscilar entre La Paz y Santa Cruz. ¿Qué tendría que pasar para que el sur recupere algo de importancia?

Bueno, este es un elemento fundamental. La pregunta tiene mucho sentido. Quien sea Presidente… Es decir, la lógica de que el presidente sea chuquisaqueño, potosino, cruceño, paceño, orureño o pandino, no modifica el destino de Bolivia, en el sentido de que si el Presidente es pandino, sólo el departamento de Pando va a desarrollarse. Cualquiera que sea presidenta o presidente, después del presidente Morales, tiene que entender que hay una pregunta fundamental: ¿Cómo rompemos la hegemonía del eje troncal? Si hay una ventaja, Bolivia tiene un eje troncal. Argentina tiene Buenos Aires. Perú tiene Lima. Bolivia tiene, por lo menos, tres regiones, pero eso no es una respuesta adecuada para Potosí, para Chuquisaca –Tarija tiene una realidad distinta por el tema del gas, y no lo ha manejado bien– o para Oruro, o para el propio Pando y el departamento de Beni. Es decir, el problema no solamente está para el sur. El problema está para quienes no forman parte del eje troncal. Cuando el 90% del sistema financiero está financiando iniciativas y emprendimientos que están en el eje troncal, algo está mal. Por lo tanto, el concepto básico –y hay un paso primero, que es del año 94, la participación popular , y un paso segundo, que es la autonomía no concretada– es el de las autonomías. La posibilidad de autonomías reales, que se vinculen con la participación popular y que establezcan un pacto fiscal, son elementos que tendrán que considerarse en el próximo Gobierno, como parte de una transición hacia una descentralización real en favor de aquellos departamentos y regiones más deprimidos o menos considerados. La lógica de la autonomía te marca un cambio en el pensamiento de decir 'el Estado central tiene que…' El estado central, cada vez, tiene que darnos menos. Cuando el Estado central descentralice la salud y la educación, descentralice los recursos y genere un equilibrio en cuanto a los ingresos –y aquí hay un problema en el tema de hidrocarburos–, empezaremos a tener respuestas concretas a tu pregunta.

En ese sentido, ¿ve liderazgos en el sur del país?

La pregunta no tiene que ver con el sur del país, el este, el este o el oeste. La pregunta es: ¿Tenemos los liderazgos de renovación generacional que necesitamos? Mi impresión es que sí, (pero) que no tienen nombre y apellido, en este momento. Pero yo creo que es fundamental establecer una lógica básica: necesitamos entender que Bolivia necesita personas, hombres o mujeres de entre 35 y 45 años, que tomen la responsabilidad, no solamente en la Presidencia del país, sino en los cargos de responsabilidad más importantes, en la lógica de plantear presente y proyectar futuro. No puedo darte una respuesta con nombre y apellido, pero mi impresión es que ese es el gran desafío en el que está Bolivia en este momento.

El MAS permanentemente dice que no hay quién le haga frente al presidente Morales. ¿Es esa falta de liderazgos lo que nos coloca en esta encrucijada?

El MAS dice algo que es incompleto. ¡El problema está en el MAS! El MAS ha generado un culto a la personalidad tan impresionante, una lógica absurda de decir una persona, por muy buena que sea –en este caso, esa persona, por muy buena o mala que sea, (es) Evo Morales Ayma–, es la única que representa el cambio, la transformación, la propuesta histórica y política. Eso es absurdo. Eso no tiene sentido. Si un sistema y un proceso son una persona, ese sistema y ese proceso están mal. Por lo tanto, el gran drama no está solamente en el conjunto de la sociedad boliviana y los sectores de oposición: el primer problema lo tiene el MAS, que no tiene la capacidad de renovarse generacionalmente, y, por eso, nos pretende imponer ilegalmente al presidente Morales una vez más.

La batalla por el 21F está prácticamente en marcha. En su criterio, ¿quién está ganando? ¿El Sí o el No?

Gana la verdad, gana la ley, gana la Constitución. Ese es el elemento clave. Aquí no es una batalla en igualdad de condiciones entre dos argumentos válidos que pueden dominar el uno al otro en función de sus mejores presentaciones o su mejor construcción: no. Aquí, de lo que estamos hablando, es que hay un bloque del país que defiende la legalidad, la Constitución y la democracia, y hay otro bloque del país que defiende la ruptura de la Constitución, el pasarse por alto la ley y el debilitar la democracia. Por lo tanto, el tema es que aquí hay un triunfo que tiene que ver con la defensa de la verdad, y esa defensa de la verdad va a imponerse, porque el cumplimiento de la soberanía popular debería ser la consecuencia de esa frase que al Presidente le gustó usar tanto y que ahora usa menos: gobernar escuchando al pueblo. El pueblo dijo su palabra: Bolivia dijo No. Por eso se le repite, como un karma, al Presidente. No porque uno tenga ganas de molestarlo, sino para recordarle algo que él se niega a recordar. Y Bolivia dijo No, no a través de cuatro amigos que se reunieron. Bolivia dijo No en una votación, que propugnó ¿quién? El presidente Morales. No fue la oposición la que convocó al referéndum del 21 de febrero. Fue el Gobierno.

¿Y cómo está la balanza en este momento?

Yo creo que, desde el punto de vista de la presencia, la fortaleza y el vigor del Bolivia dijo No, sin duda alguna, (está) inclinada en favor del 21 de febrero, en favor de quienes defendemos el 21 de febrero. El problema que estamos enfrentando es que quien detenta el poder, y lo está haciendo cada vez de manera más autoritaria, que podría intentar vulnerar otra vez la constitución, es el Poder Ejecutivo y el Gobierno del presidente Morales.

¿Qué más tendría que pasar para que Evo respete el 21F? ¿La última batalla se la librará inevitablemente en la calle?

Esto es muy importante. Algunas personalidades del Gobierno del presidente Morales –muy característico, no solamente aquí. Ha ocurrido en Venezuela, ha ocurrido en Nicaragua. Ojalá que esto no tenga que ver con esa lógica– afirman que quienes defendemos el 21F y quienes propugnamos una movilización popular en defensa del 21F estamos propugnando sedición y propugnando violencia. Mi percepción de la sociedad, de la democracia y de la movilización popular es "democracia y paz". Acción pacífica, acción sin violencia, acción que no genere ningún tipo de víctimas, acción que no provoque ningún tipo de elementos que permitan que un pecho boliviano se ensangriente como producto de esto. Defiendo, pacíficamente, subrayo, pacíficamente, la acción democrática, que es un derecho de los ciudadanos para expresar su punto de vista. Desde el punto de vista político, desde el punto de vista de la construcción de la idea, estamos defendiendo la democracia frente a quienes la están intentando vulnerar. Quien está rompiendo la democracia y quien está poniendo en riesgo la democracia es el Gobierno, no quienes defienden el 21F.

¿Y hay un riesgo de que terminemos como Nicaragua, una parte defendiendo al Presidente y otra pidiendo que se vaya?

No, no quisiera. Primero, no creo que la situación de Bolivia sea la de Nacaragua, y no creo que la situación de Bolivia sea la de Venezuela. Ni por la constitución de su sociedad ni por la situación económica que estamos viviendo ni por algo muy importante: en Nicaragua no hubo un referéndum para plantear que el presidente (Daniel) Ortega se quede definitivamente en el poder. En Bolivia, sí, ha habido un referéndum. En Bolivia no hay una situación de crisis terminal económica, además de la dictadura abierta que tiene el presidente (Nicolás) Maduro. Las condiciones políticas y económicas de Venezuela son distintas a las de Bolivia. Bolivia enfrenta riesgos, enfrentamos riesgos de una tensión que, ojalá el Gobierno entienda, no debe provocar.

Si el Gobierno termina convocando a elecciones en 2019, ¿qué debería hacer la oposición: participar o abstenerse, como ocurrió en Venezuela?

Yo respondo este tema siempre con la misma lógica que respondo cuando me preguntan sobre la cuestión del mar: ¿Qué va a pasar si el fallo es favorable a Bolivia? ¿Qué pasaría si el fallo es negativo a Bolivia y es favorable a Chile? Y mi respuesta es: estamos en la fase que espera el fallo. Cuando conozcamos el fallo, expresaremos opinión sobre cómo lo vamos a encarar. Si el fallo es favorable a Bolivia, como yo espero, por supuesto, habrá que establecer las características de un paso dos. Esa es exactamente la respuesta ahora. La pregunta será respondida cuando se resuelva el tema del 21 de febrero. No, antes.

Bueno, algunos actores políticos dicen 'vamos a de una vez con Mesa como candidato. Lo último que puede pasar es que logremos una importante participación en el Congreso, si es que perdemos…

El razonamiento no es correcto por una razón. El razonamiento de 'vamos con Mesa o con quien sea como candidato' es aceptar la propuesta política del Gobierno, que es adelantar la electoralización del país. Es hacerle el juego al Gobierno, que quiere saltarse, en garrocha, el 21F, que es el gran obstáculo que tiene que enfrentar. Y, en ese contexto, la respuesta es no. Yo, por lo menos, no acepto la idea de la electoralización prematura del proceso político, y, por lo tanto, aquí no se debe hablar de candidaturas. No debo hablar de si debo ser o no voy a ser candidato. Yo debo hablar de soy una persona que respalda el movimiento que defiende el 21 de febrero, el cumplimiento de la Constitución y la no reelección del presidente Morales, la no repostulación, para decirlo mejor.

Bueno, ya ha dicho que no va a ser candidato en 2019. Sin embargo, ¿ha pasado por su cabeza crear en algún momento un partido político?

Es el mismo punto. Si no estoy en condiciones ni en la lógica de jugar el juego del Gobierno, de hablar ni de si voy a ser ni de si no voy a ser candidato, la respuesta es exactamente la misma. Si yo respondiera que no quiero hacer un partido o que quiero hacer un partido, estaría jugando un juego de la pregunta de fondo, que es: ¿Va a usted competir con el presidente Morales en 2019? No, aquí es decirle al Presidente que no puede ser reelecto.

¿Cuál va a ser su rol en concreto en toda esta batalla?

El de un ciudadano. Yo entiendo perfectamente que mi palabra tiene un impacto. Tengo una presencia pública importante y, por lo tanto, espero que mi palabra de defensa de los elementos básicos de la democracia boliviana sean válidas, pero no pretendo liderar, ni ser el conductor, ni el coordinador, porque no tengo ningunas credenciales para ello. A pesar de que fui uno de los primeros políticos que dijo No, y eso ocurrió en septiembre de 2015, unos meses antes del referéndum, eso no me plantea a mí la lógica de decir 'ah, porque soy una persona muy interesante, voy a liderar'. No, hay plataformas y hay colectivos ciudadanos que están trabajando hace mucho tiempo y lo hacen bien, y creo que están desarrollando un trabajo democrático extraordinario.

En el MAS, dicen esa postura, en realidad, responde a que Mesa es indeciso…

Es un buen argumento que podría responder Héctor Arce (Ministro de Justicia), después de cómo ha reaccionado en el caso Quiborax, para ver cuán indeciso soy.

A propósito, la Fiscalía ha rechazado su denuncia contra a Héctor Arce y compañía. ¿Cuál es su criterio?

Lamentablemente, ratifica lo que he venido diciendo cuando dije la criminalización de la política, en mi caso, es la búsqueda de demolición de mi figura, a partir de una acusación sin fundamento. En otras palabras, usar la justicia para destruir políticamente al adversario. Y el Fiscal General, la Fiscalía, no hace otra cosa que demostrar que es un brazo ejecutor de las órdenes del poder ejecutivo. Por supuesto que el señor Hector Arce, el señor César Navarro, el señor Pablo Menacho y la señora Elizabeth Arismendi son responsables directos de una pésima defensa y de la comisión de delitos muy evidentes (...). Lamento tener que decir que el Ministerio Público, tal como está, está siendo absolutamente funcional a los intereses del Gobierno.

La última. En este mes, que todavía no termina, el MAS ha pasado por una serie de hechos que han llamado mucho la atención. Por ejemplo, el caso de la medalla presidencial. ¿Qué está pasando en el MAS?

Yo creo que el episodio de la medalla presidencial, lo que pasó con la medalla, dónde ocurrió y cuál fue el desenlace del tema de la medalla presidencial y la evidencia de quienes se encargaron de su custodia y cómo la custodiaron, es una metáfora perfecta del nivel de degradación en el que está el proceso político que lidera el Gobierno del presidente Morales.

 

Etiquetas:
  • Carlos Mesa
  • presidente
  • Gobierno
  • 21F
  • Bolivia
  • Evo Morales
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor