Subsistencia y contrabando Productos ilegales abarrotan las calles
Calles y mercados de Sucre son invadidos por productos que cada vez con más frecuencia llegan tanto de países vecinos como de la lejana China.
Actualmente las calles del centro de Sucre son ocupadas por comerciantes que a modo de feria nocturna expenden productos de importación ilegal en altas horas de la noche y a expensas de las batidas sorpresivas, el frío e incluso la inseguridad. Lo hacen porque tienen demanda de consumidores que acostumbran salir a esa hora a comprar productos que no encuentran en centros de abasto tradicionales.
Incertidumbre
Según el intendente municipal, Zenobio Flores, el principal problema de la compra y consumo de estos productos que se internan ilegalmente es la incertidumbre que genera el no saber dónde ni cómo fueron elaborados. “En los operativos encontramos productos que no tienen registro sanitario y fechas de vencimiento”, afirma.
“En este momento, con la crisis económica que está viviendo la Argentina, los productos están ingresando más”, reconoce al manifestar que los comisarios se ven rebasados por la cantidad de comerciantes que venden productos importados de manera ilícita.
Por las noches, en la avenida Hernando Siles se cuenta, por lo menos tres sindicatos recién formados que aglutinan, cada uno, a una treintena de comerciantes de ropa, aparatos eléctricos y comestibles. “Hay que alimentar a nuestras familias, a los hijos, ¿Cómo vamos a vivir si ni siquiera hay trabajo?”, manifiesta un vendedor que pese a la lluvia y el frío de la temporada acarrea su mercancía a esa hora para ganar el sustento diario.
“23 de Abril”, ”Virgen de Guadalupe”, “Nuevo Amanecer”, son los nombres de las organizaciones. Algunas tienen por condición que sus afiliados vendan productos distintos entre ellos. “Es decir, no puede haber dos que vendan ropa o comestibles”, aseguran.
Entre los productos más costosos están los artefactos de procedencia china, que ingresan por la tranca de Tambo Quemado. Allí se pueden observar reproductores de dvd´s, parlantes, flash memory, mp3, relojes, entre otros.
Intercambio injusto
Por otra parte está la ropa, que según indican los comerciantes proviene de China y Corea e ingresa por Perú. Algunas empresas nacionales importan la mercadería del gigante asiático y proceden a cambiarle la marca por una nacional. “Ya no hay producción de telas, hilos, lana para confeccionar la ropa por aquí”, comenta Adriana Ortega (nombre ficticio), quien trabajó en una de las fábricas textiles más grandes de Bolivia.
“Al final lo único que hacíamos era coser la marca”, cuenta al recordar que con el ingreso de la ropa china y viendo el beneficio del costo, la empresa fue retirando paulatinamente al personal y comprando la ropa ya hecha.
Así perdieron su trabajo hiladores, teñidores, costureros quienes se encargaban del control de calidad, y al final sólo quedaron los bordadores, que cosían o estampaban la marca de la empresa en prendas que llegaban por fardos desde China.
“A veces las empresas les pedían con algún diseño o decoración y ellos mandaban ya hecho. No era la misma calidad, porque aquí teníamos cuidado de que la tela sea buena, los colores; tardábamos más en sacar un diseño pero allá ya lo mandaban todo hecho”, recuerda. Inclusive las bolsas para empacar la ropa llegaban de China.
El oficial de Asuntos Económicos de la Comisión para América Latina y El Caribe (CEPAL), Zebulun Kreiter, citado por el periódico los Tiempos en una noticia correspondiente al 7 de noviembre del 2018, afirma que el 95% de las exportaciones de Bolivia a China corresponden a materia prima como soya, minerales (cobre, hierro, plata) y petróleo.
A cambio China envía manufacturas que provocan una inminente desindustrialización en países de América Latina. Esto debido a los escasos avances en la diversificación exportadora.
Hace cinco años la profesora Nora García (nombre ficticio) se vio en la necesidad de buscar una fuente alterna de ingresos económicos. Con sus hijos a punto de entrar en la Universidad, los gastos se hicieron mayores y el sueldo que percibía como maestra sólo alcanzaban para pagar las cuentas de servicios básicos.
Entonces le sugirieron viajar hasta la frontera con Argentina para traer mercadería. Los productos tenían la venta asegurada por la calidad y marcas bien posicionadas.
Así se aventuró en un primer viaje. Con un capital mínimo se animó a comprar productos conocidos y siguiendo recomendaciones ya en el paso fronterizo de La Quiaca, buscó el servicio de un “pasador” o persona que se encarga de llevar en carrito, en sus brazos o en la espalda la mercadería escamoteándola de los gendarmes que vigilan el paso.
Algunos denuncian que los vigías pasan por alto el tráfico de sus productos nacionales hacia Bolivia, pero son estrictos con el ingreso de personas y productos bolivianos a su país.
“Lo primero que nos dicen, si nos ven con harta plata es: '¿De dónde tienes?, ¿acaso eres narcotraficante?', de narcotraficantes no nos bajan”, cuenta García al mencionar que se sintió herida en su orgullo de profesional cuando recibió por primera vez este trato.
Menciona que lo peor sucede cuando uno se pone nervioso y no sabe explicar el destino ni origen del dinero, sin embargo con el tiempo quienes se dedican a este negocio van conociendo las excusas adecuadas para pasar el puesto fronterizo como “visitas a familiares” o “turismo”.
Lo mismo pasa en Desaguadero y Tambo Quemado donde las comerciantes se dirigen para importar productos de procedencia chilena, peruana y brasileña.
El 80% de los productos de contrabando que se vende en las calles del Mercado Campesino a plena luz del día o en la avenida Hernando Siles pasadas las 21:00 llega desde Argentina. El otro 20% corresponde a productos de países con los cuales Bolivia comparte frontera como Perú, Chile y Brasil.
El portal infodiez.com, en una información de mayo del 2018, da cuenta de que con la depreciación del peso argentino se abaratan los costos pero al mismo tiempo se daña a la industria nacional. Cita al ex presidente del Banco Central de Bolivia Juan Antonio Morales: “este fenómeno puede crear condiciones de competencia muy difíciles para nuestro pequeño sector manufacturero y de producción de alimentos”; además, fomenta el contrabando, lo cual se podría evitar ejerciendo un control más exhaustivo sobre la internación de productos de ese país.
LA RENTABILIDAD DEL NEGOCIO
“En dos semanas gano mi sueldo de un mes de maestra”, refiere Nora García (nombre ficticio), quien se dedica a la importación de productos ilegales. Después de un periodo de prueba de mercado, vio la rentabilidad del negocio, y las ganancias le permitieron costear el viaje de especialización para su hijo egresado de la Universidad.
Como ella entre siete y diez personas viajan desde Sucre cada dos semanas a La Quiaca, cada dos meses a Desaguadero o a Puerto Quijarro.
Los productos que traen son variados y dependen de la época del año. Por los meses cercanos a la Navidad abundan los budines, galletas y golosinas. En la época de invierno hay más enlatados. Comentan que es más rentable vender al raleo que al por mayor.
El negocio además de rentable está bien organizado, porque aparte de comerciantes independientes hay distribuidoras, camufladas, que importan productos en grandes cantidades y las venden a los minoristas. También hay personas que se dedican sólo a la internación y entrega de la mercancía a tiendas según pedido.
El capital que utilizan los comerciantes es de Bs 5.000, como mínimo, “No conviene traer más porque si te decomisan, dicen al explicar al mencionar que debido a la depreciación del peso argentino lo que se recupera, fácilmente duplica la inversión inicial.
COMERCIANTES SUFREN PÉRDIDAS POR DECOMISOS
Según los comerciantes, tres cuartas partes del capital de un lote de productos se pierde en las batidas que realizan la Aduana en las fronteras o la Intendencia en las calles, donde tiendas, puestos en el piso, automóviles y vendedores ambulantes ofertan los productos.
Ahora en Sucre se tomó la determinación de destruir los productos decomisados bajo la supervisión de una notaría de Fe Pública para evitar la susceptibilidad de los perjudicados, informó el intendente municipal, Zenobio Flores.