"Píldoras de felicidad"que vuelven al juego a los adultos
Nunca un lápiz y un papel hicieron tan feliz a un adulto como a los miembros del club de palindromistas. Así lo muestra "¡Viva el palíndromo!", un documental hispanoargentino que con humor
Nunca un lápiz y un papel hicieron tan feliz a un adulto como a los miembros del club de palindromistas. Así lo muestra "¡Viva el palíndromo!", un documental hispanoargentino que con humor y literatura ahonda en este pasatiempo o "píldora de felicidad" que llega a resultar adictiva.
"¡Arriba la birra!", "Yo dono rosas, oro no doy", "¡Sa! Maradona no dará más" o "Desearte me trae sed", son algunos de los palíndromos que divierten al espectador de esta película, donde a través de entrevistas a aficionados se trata de resolver el mundo "oculto" que encierran las frases, que se leen igual desde el principio y desde el final.
La intención del largometraje no es otra que "despertar el bichito del palindromismo" y convocar a nuevos seguidores de este curioso pasatiempo, asegura el director argentino del documental, Tomás Lipgot, quien reconoce entre risas que esa afición es una "enfermedad" que él también padeció.
La coproducción, realizada por la productora argentina Duermevela y la catalana Aved, se rodó en un 80% en España, donde residen la mayoría de los miembros del club, pero también en Argentina, Francia y Alemania.
El objetivo de la producción se alcanzó un mes después del estreno del documental, el pasado noviembre, cuando el número de participantes del club –que funciona principalmente a través de internet, con gente de varios países– pasó de 50 a más de 60.
"Yo ni sabía qué era un palíndromo", admite el cineasta, tras asegurar que hace ocho años comenzó a "vomitar" esas rigurosas composiciones cuando su esposa le regaló el libro "Karcino", del escritor argentino Juan Filloy.
Como el cineasta sentía "casi vergüenza" por desvelar de manera pública ese nuevo pasatiempo tan poco común, averiguó a través de internet la existencia de un club de "frikis" en la materia que tenía hasta una revista propia, Semagames. Cómo no, con un nombre palindrómico.
"La película fue la excusa para conocerlos en persona", bromea Lipgot".