El tráfico ilegal de aves no conoce de fronteras
Aves exóticas de origen boliviano cruzan la frontera con Chile y su futuro está en garras de traficantes
El tráfico ilegal de aves no sabe de fronteras ni reglas; es una realidad que marca por igual a países como Bolivia y otros de la región, y que encuentra nichos tan diversos como insólitos, como el desierto de Atacama, en Chile, por donde cada vez con más frecuencia circulan cargamentos con seres vivos reducidos al cautiverio.
En menos de 30 días, la Aduana chilena incautó en dos intervenciones 14 aves exóticas introducidas ilícitamente por el norteño desierto de Atacama desde la selva amazónica boliviana y peruana, lo que confirma al norte de ese país como una "zona caliente" del contrabando de esas especies.
El domingo 10 de marzo, se informó del rescate de tres tucanes y dos guacamayos bebés encontrados en una caja en pleno desierto chileno, cerca del control aduanero de Quillagua, a unos 259 kilómetros de la frontera con Bolivia, abandonados por contrabandistas antes del control aduanero.
Y el 10 de febrero nueve polluelos de guacamayo fueron rescatados por fiscalizadores del Servicio Nacional de Aduanas en la avanzada El Loa, 152 kilómetros al sur de la ciudad de Iquique, a 1.700 km al norte de Santiago, cuando eran transportadas por contrabandistas en la cabina de un camión.
Estas acciones se suman a las 13 de 2017 y a las 48 de 2018 llevadas a cabo por el Servicio Nacional de Aduanas en las norteñas ciudades de Antofagasta, Arica e Iquique, todas en pleno desierto de Atacama, en las que se lograron rescatar 41 y 109 aves exóticas, respectivamente en cada uno de esos años.
"Absolutamente (el norte de Chile es una zona caliente del contrabando de aves exóticas), claramente hay un aumento en el norte en la cantidad de decomisos", dijo el subdirector de Fiscalización de la Dirección Nacional de Aduanas, Carlos Escudero.
El alto funcionario indicó que el grueso de tucanes, guacamayos, cardinales, loros y otras especies exóticas que entran por el norte de Chile proceden de Bolivia y en general del área amazónica.
PANORAMA EN CHILE
No obstante, las principales zonas por las que se introducen estas aves de forma ilícita en Chile son el aeropuerto de Santiago (394 especies en 20 intervenciones en 2018, frente a las 62 aves incautadas en 2017 en 9 intervenciones) y el puerto de San Antonio, en la costa central (370 especies en una intervención el año pasado).
El Puerto Terrestre Los Andes, en el centro del país, en el límite con la cordillera, es otro de los puntos calientes del contrabando, con 43 especies incautadas en 2018 en seis retenciones, frente a las 17 aves rescatadas en 2017 en dos operativos.
Por este punto, según dijo Escudero, se intentan introducir aves exóticas provenientes de Paraguay.
"El mercado de especies exóticas en Chile ha crecido notablemente e irresponsablemente. Hay mucha gente que compra estas especies y las lleva a su domicilio como mascotas. Hoy día también es muy fácil de comercializarlas por Internet a través de las redes sociales", comentó Escudero.
El aumento de este mercado ilícito de aves exóticas queda reflejado también en el incremento de incautaciones totales a nivel nacional, que pasó de 136 especies en 2017 a 1.018 en 2018.
Chile reguló el contrabando de especies en 2016 con una ley que toma su base en los fundamentos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (Cites).
A partir de entonces se reforzó la vigilancia en puertos, zonas fronterizas y potenciales criaderos clandestinos, y se implementó un trabajo coordinado entre Aduanas, Fiscalía y fuerzas de seguridad para luchar contra este mercado ilícito.
En el caso más reciente, se logró llegar hasta los polluelos después de que un fiscalizador de Aduanas apostado en el acceso al control aduanero de Quillagua apreciara a la distancia un ave de colores exóticos caminando en pleno desierto, a lo que se sumó la denuncia y el apoyo de viajeros.
Se activó entonces una búsqueda y se logró hallar en una quebrada una caja y en su interior tucanes y guacamayos bebé, relató el director regional de la Aduana de Iquique, Dennys Beltrand, según recogió un comunicado de esa entidad.
La incautación que tuvo lugar en febrero se produjo mientras se revisaba un camión, al apreciarse una especie de bultos escondidos en la cabina.
"Al abrirlos, hallaron dos cajas y en su interior nueve aves somnolientas, al parecer dopadas, de la especie guacamayo. Como estaban ocultas se configuró inmediatamente el delito de contrabando con el agravante de tratarse de aves protegidas por la Cites", dijo Beltrand.
El camionero fue apercibido por Aduanas por el delito de contrabando y se expone a penas de cárcel y una multa que puede ir desde los 20.500 dólares hasta los $us 101.400.
De 10 animales silvestres víctimas de tráfico, sólo uno sobrevive
En Bolivia no hay cifras exactas sobre la cantidad de animales que se comercializan de forma ilegal, pero los loros son las especies más apetecidas por traficantes.
Detrás de la historia de un loro que es cuidado como mascota en una casa, se esconde una cruda realidad. Y es que de unos diez animales silvestres víctimas de tráfico, sólo uno sobrevive durante el proceso de captura y comercialización.
Los animales silvestres no son utilizados como mascotas, sino por sus partes, como amuletos o por su carne. Una reciente investigación indica que los loros son las especies más buscadas para comercio.
La IUCN (National Committee of the Netherlands) publicó el estudio que concluye que en el mercado negro de mascotas, los loros están entre las especies más buscadas para el comercio ilegal.
En el estudio se indica que por cada animal silvestre que es comprado como mascota, de ocho a diez han muerto en el proceso de captura y transporte al mercado.
El estudio muestra una lista de incidentes con respecto a los animales silvestres en Bolivia. En los informes están animales como el loro, ostra, búho virginiano, guacamaya roja, tortuga acuática, guacamayo azul y amarillo, mono capuchino y periquito de mejillas verdes, entre otros. En enero de 2018, por ejemplo, fueron encontradas 681 unidades de gorrión de azafrán, en la frontera de Perú y Bolivia.
“Las áreas de conservación de Bolivia, en gran medida, se encuentran en faunas silvestres y éstas se ven amenazadas. El SERNAP (Servicio Nacional de Áreas Protegidas) no tiene presupuesto, hay falta de equipos, de todo”, lamentó Marco Gandarillas, investigador del CEDIB (Centro de Documentación e Información Bolivia). Agregó que los grupos que realizan tráfico de especies silvestres en estas áreas tienen una logística grande, que desborda el control del Estado.
El estudio indica que aunque la información sobre la naturaleza y el impacto del comercio ilegal de vida silvestre en la cuenca amazónica es escasa y fragmentada, el Instituto de Brasil de Medio Ambiente y Recursos Naturales estima que “unos 12 millones de animales salvajes son capturados ilegalmente cada año en ese país”.
“Lo que hace el tráfico de animales es producir un desequilibrio en el ecosistema. Acaban con especies súper importantes, pues se interfiere una cadena alimenticia que tiene una razón de ser”, lamentó Vicky Ossio, fundadora de Senda Verde.
Para Gandarillas, las aves son claves en el ecosistema, especialmente amazónico, por eso son tan numerosas, dependiendo la especie. Son fundamentales en cadena de frutas y mamíferos, entre otras.
“Se trafican parabas y todo, hay que ver el caso de cada especie, pero todas tienen un rol de ser y son importantes. A la gente le encanta tener un animal silvestre, todos quieren tener un loro o algo. No conozco los números, pero una gran parte de tráfico se da por partes de animales. El tráfico de animales es la tercera actividad más grande después del tráfico de armas y el tráfico de drogas”, dijo Ossio.