Celso Franco, ¿una pieza clave tras la explosión?
El tutor del único sobreviviente de la familia Franco-Subia sigue el libreto del YPFB Transporte y no quiere hablar; además, advierte con un proceso por acoso

Poco se sabe del hoy apoderado de Marbin Franco Subia, uno de los sobrevivientes de la tragedia de Ipa. Su nombre es Celso y es medio hermano del niño de 11 años que le hizo frente a las voraces llamas de la explosión del Gasoducto Santa Cruz-Yacuiba (GSCY), el 18 de octubre de 2018.
CORREO DEL SUR lo contactó a principios de mes, vía celular y gracias a los pocos datos que la OTB Ipa, en Villa Montes, Tarija, tiene de él.
Hasta antes de la primera llamada, se conocía que es un joven de unos 25 años de edad, de poco hablar, reacio a socializar, y que vivió junto a los Franco-Subia en el rancho que hoy atestigua un incidente sin explicación clara ni oficial.
Dejó el seno familiar para constituirse en Santa Cruz, hace pocos años, y allí formó su propia familia; se supo que tiene al menos una hija.
Cuando los chuquisaqueños Dionicio Franco y Filomena Subia murieron, dejaron en la orfandad a sus hijos Marbin y Yoselin; esta última falleció en Estados Unidos, en febrero pasado. Celso sabe de Norteamérica, adonde fueron llevados por YPFB Transporte los hermanos para que sean tratados de sus graves quemaduras. La comunidad asegura que estuvo allí velando por el restablecimiento de los niños.
En efecto, en su momento, la empresa informó que Celso viajó el sábado 27 de octubre a EEUU, en compañía de personeros de esa firma, en un vuelo comercial de American Airlines.
Él declaró a este diario que está realizando los trámites legales para obtener la custodia de su medio hermano, Marbin, con quien vive actualmente.
Por fuentes de los habitantes de Ipa, CORREO DEL SUR consiguió su número telefónico y lo contactó. Al explicarle que este medio preparaba un reportaje sobre la tragedia, se mostró renuente a hablar, aunque dejó abierta una pequeña posibilidad.
REACIO A DIALOGAR
La mañana del 10 de junio, en Santa Cruz, establecimos el primer contacto con Celso para conversar sobre la salud de Marbin; su primera reacción pareció de asombro y se puso a indagar acerca del fin del trabajo periodístico.
Siempre vía telefónica y como se hizo por correo electrónico y presencialmente con YPFB Transporte, le explicamos que la intención no era otra que la de saber cómo habían sido estos meses después de la mortal detonación.
No quiso hablar y menos entrevistarse en persona con nuestro equipo. En un siguiente llamado, corroboró que Marbin está bajo su cuidado y que los restos de la familia descansan en un cementerio de la capital oriental. Aduciendo que no recordaba exactamente el lugar, empezó a increpar a la periodista con preguntas como: “¿Para qué quiere saber?, ¿qué interés tiene? ¿Quién la mandó?”.
Luego de la hora de almuerzo del mismo día hicimos un nuevo intento, remarcando la postura de que no había mala intención en este requerimiento periodístico. Alcanzó a decir que iba a evaluar un probable encuentro y que nos volviéramos a contactar a las 18:00, cuando acababa su faena laboral.
Fue una sorpresa lo que lo que revelaría después, que trabajaba en YPFB Transporte S.A., la misma empresa que está implicada en la explosión que provocó la muerte de su padre y de su media hermana, además de heridas a Marbin.
A continuación, pidió que se le mandara un mensaje vía WhatsApp para seguir coordinando.
Nuestro equipo se trasladó al cementerio norte “El Jardín de los Recuerdos”, donde yacen los restos de los Franco-Subia y desde allí se comunicó nuevamente con Celso Franco para pedirle referencias precisas de la ubicación de las tumbas. Entonces, todo cambió.
En tono molesto, reprendió a la periodista y se negó definitivamente a conversar sobre el caso; en la llamada, que está registrada y grabada, se oía una voz de fondo que parecía darle indicaciones.
“No voy a hablar (...) no tengo nada que decir (...) la empresa cumple con todo”, fueron algunas de sus expresiones.
Cerrada esa vía, CORREO DEL SUR recibió, también vía WhatsApp, una amenaza de proceso legal por acoso a través de un abogado. “No me vuelva a llamar porque le voy a bloquear… y si usted sigue insistiendo le voy a demandar por acoso, así que por favor, ahí nomás…”, intimó Celso Franco.
EN YPFB TRANSPORTE
El martes 11, este diario visitó las oficinas centrales de YPFB Transporte, en Santa Cruz de la Sierra. La coordinadora de Comunicación Empresarial de la firma, Leila Cortez, corroboró que Celso trabaja en esas dependencias desde el año pasado, en la sección de Mantenimiento.
Agregó que un día antes se había cruzado de casualidad con él en las oficinas y que le había comentado que buscábamos entrevistarlo.
Cortez dijo que no podía persuadirlo de cambiar de postura sobre el requerimiento periodístico, aunque se comprometió a hacer un intento, al parecer fallido, porque no comunicó nada más al respecto desde entonces y hasta la fecha.
DUDAS RAZONABLES
¿Qué pasó exactamente con Yoselin y Marbin? ¿Cómo fueron los últimos días de vida de su media hermana, postrada en una cama del hospital Shriners para Niños de Galveston, Texas (EEUU)? ¿Marbin está estudiando y completamente restablecido? Son interrogantes que hasta ahora no tienen respuestas.
¿Bajo qué condiciones YPFB Transporte le dio un trabajo allí? ¿Tiene prohibido hablar de la detonación del GSCY? ¿Fue resarcido o indemnizado por la pérdida de sus familiares? , se preguntan en la comunidad.
Marbin, el sobreviviente
Dionicio Franco Méndez (41 años), Filomena Subia Ávila (28), Marbin (11) y Yoselin (6) fueron alcanzados por las llamas del Gasoducto Santa Cruz-Yacuiba (GSCY) hace ocho meses. Solo Marbin sobrevivió, y su hermano de padre, Celso, está a cargo de él.
El niño tiene 12 años: nació en Villa Montes el 3 de marzo de 2008. En la que fuera su escuela, la unidad educativa multigrado “Antonio José de Sucre”, de Ipa, saben que no volverá, pero todavía lo recuerdan como un niño alegre, amiguero.
Luz y sombra
La figura de Celso Franco se mostró como un alivio para la situación de orfandad en la que quedó Marbin tras perder a sus padres y hermana en la explosión. Sin embargo, poco se sabe de él y pese a que su actitud siempre fue conocida como reacia, tras el incidente y su contratación por parte de YPFB Transporte, los comunarios advierten un intencional aislamiento de él y del sobreviviente de los Franco-Subia.