Milos, la isla griega que baja la Luna a los turistas
En Grecia una isla ofrece al visitante bañarse en la Luna, pasear entre restos de volcanes y bucear en antiguos refugios de piratas. A pesar de sus muchas peculiaridades, Milos resiste a los embates del turismo de masas que tanto afecta a sus vecinas Míkonos y Santorini.
En Grecia una isla ofrece al visitante bañarse en la Luna, pasear entre restos de volcanes y bucear en antiguos refugios de piratas. A pesar de sus muchas peculiaridades, Milos resiste a los embates del turismo de masas que tanto afecta a sus vecinas Míkonos y Santorini.
Milos, elevada a mejor isla de Europa según la revista de viajes norteamericana Travel + Leisure, está tan solo a 150 kilómetros de Atenas -tres horas en ferri y 45 minutos en avión- y es una isla de formación volcánica cuyo cráter fue invadido por el mar, lo que le da su característica forma de U aplastada.
Una de las calas más impresionantes de la isla, solo accesible desde el mar, es Kleftikó, que con sus acantilados blancos y amplias cuevas marinas fue antaño refugio de piratas.
Kleftikó está protegida dentro de la Red Natura 2000, un programa de conservación de la biodiversidad de la Unión Europea cuyo objetivo en Milos es preservar el hábitat de especies como la foca monje o una especie local de víbora venenosa, así como los humedales más grandes de las Cícladas.
Si la piratería no es suficiente aventura, en el norte de la isla se encuentra Sarakinikó, probablemente lo más cercano a pisar la luna sin salir del planeta Tierra. Sus rocas blancas con formas lisas y suaves, creadas por el contacto de la ceniza volcánica con el agua del mar y el viento, contrastan con las aguas turquesa, que convierten a esta playa en el escenario de Instagram perfecto.
Milos es también destino cultural, aunque su principal encanto se encuentra en París: la Venus de Milo, datada entre el 130 a.C y el 100 a.C. y considerada una de las estatuas griegas más representativas del período helenístico, fue descubierta en 1820 por un campesino, que la vendió a un diplomático francés.