Alberto Fernández, entre la política y el rock
El flamante presidente de Argentina fue, desde joven, un apasionado por la música

Hace unos años, cuando acabó su periplo como jefe de Gabinete argentino entre 2003 y 2008, Alberto Fernández encontró unas letras suyas al revisar entre sus cajones y las hizo canciones. El martes, cuando se convirtió en presidente del país, su guitarra entró con él en la Casa Rosada.
Entre quienes han estado al frente del Gobierno argentino, el peronista será el jefe de Estado más cercano al rock nacional, dentro del cual destaca su pasión por el pionero Litto Nebbia, en una afición que incluso se refleja en otras como su amor por los animales: su perro, al que se le ve paseando muchos días por Buenos Aires, se llama Dylan por Bob Dylan.
LA POLÍTICA Y EL ROCK
"Es un gusto que viene inclusive antes de sus intereses políticos (...). El año en que empezó a comprar sus primeros discos fue también el año en que empezaba a militar, que por otro lado fue un año muy importante para ambos aspectos en Argentina, 1973", dice el profesor de cultura rock y política en la Universidad de Buenos Aires y periodista Juan Ignacio Provéndola.
Ese año, mientras los grupos de rock proliferaban cada vez más, con referentes como Luis Alberto Spinetta, significó para la política el regreso a Argentina del expresidente Juan Domingo Perón, quien se dispuso a afrontar el segundo y último de sus mandatos después de 18 años de exilio.
Un "Festival del Triunfo Peronista" precedió a esa vuelta tan esperada por los peronistas, que recién habían ganado las elecciones tras la penúltima dictadura del país (1966-1973).
A ese megaconcierto acudió un joven Alberto, envuelto en esa adolescencia de música y militancia, para ver a nombres que entonces estaban fuera de los focos comerciales y que después devinieron en mitos del rock argentino: Nebbia, Sui-Generis (la primera banda de Charly García), León Giecco y Pescado Rabioso, liderada por Luis Alberto Spinetta.
Provéndola apunta que fueron bandas "influidas por los movimientos pacifistas de Estados Unidos", enmarcadas en el antibelicismo contra la guerra de Vietnam: en ese entorno hippie se inició un Alberto Fernández que ha afirmado que fue el propio Litto Nebbia el que le enseñó a tocar la guitarra.
"La influencia que atribuye Alberto tiene que ver con ese rock primigenio de clase media y porteño (...). Para los jóvenes era encontrar una expresión cultural que se iba por fuera de las que querían endilgar los poderes hegemónicos, que eran los gobiernos militares", asevera este experto en rock argentino, autor del libro "Rockpolitik" (Eudeba, 2015), sobre la relación entre el rock y la política en Argentina.
LA GUITARRA
El presidente saliente, Mauricio Macri, reveló durante su mandato que le gustaba Queen -hay imágenes de él cantando temas de la banda de Freddie Mercury-, pero siempre indicó que prefería la cumbia, un contraste con los gustos por el rock argentino de Fernández, de 60 años.
"Siempre me doy un tiempo para escuchar, para tocar la guitarra, para componer. Disfruto mucho de la música", dijo el mandatario electo en una entrevista reciente en la emisora Mega.
Macri sacó a relucir en muchas ocasiones una de las señas de identidad argentinas por excelencia: el fútbol. Decía que jugaba en su tiempo libre y antes de llegar al Gobierno fue presidente de Boca Juniors.
Fernández no es ajeno al fútbol; es más, en su cuenta de Twitter indica que es hincha de Argentinos Juniors, curiosamente el equipo en cuyo estadio se celebró aquel significativo concierto de 1973 que influyó en su juventud rockera.
"A lo mejor (Fernández) se dio cuenta de que los argentinos están esperando discursos más profundos que sus opiniones sobre fútbol, que en Argentina ya de por sí sobra la gente que habla de fútbol (...). Lo más interesante que puede aportar Alberto a nivel discursivo viene por otros lados", recalca Provéndola.