La cruda realidad de los maestros rurales en la época de lluvias

Derrumbes y riadas bloquean caminos y obligan a maestros a caminar decenas de kilómetros con peso en la espalda

Alumnos del núcleo educativo Collpa del Distrito San Lucas.

Alumnos del núcleo educativo Collpa del Distrito San Lucas. Foto: Gentileza

Camino lleno de lodo que impide el paso de los vehículos en Maragua.

Camino lleno de lodo que impide el paso de los vehículos en Maragua. Foto: Gentileza

El río Luje en Poroma es impasable para los maestros en periodo de lluvias.

El río Luje en Poroma es impasable para los maestros en periodo de lluvias. Foto: Gentileza

Estudiantes del núcleo educativo Collpa del Distrito San Lucas, pasando clases en un día frío y con lluvia

Estudiantes del núcleo educativo Collpa del Distrito San Lucas, pasando clases en un día frío y con lluvia Foto: Gentileza

Funcionarios de la Alcaldía se enfangaron cuando iban a participar de una reunión con los maestros de Maragua.

Funcionarios de la Alcaldía se enfangaron cuando iban a participar de una reunión con los maestros de Maragua. Foto: Gentileza

Profesores de  Maragua caminan varos kilómetros bajo la lluvia, con fango y cargando cosas.

Profesores de Maragua caminan varos kilómetros bajo la lluvia, con fango y cargando cosas. Foto: Gentileza


    Redacción Panorama
    Panorama / 13/02/2022 21:42

    En esta época del año los maestros rurales del país pasan por una serie de vicisitudes para poder llegar hasta las unidades educativas en las que trabajan, especialmente aquellas ubicadas en las comunidades más alejadas.

    Las lluvias devastan los caminos, provocan grandes y pequeños derrumbes en gran parte de los trayectos, destruyen puentes o incluso llegan a provocar riadas, haciendo imposible la llegada de algunos profesores a sus fuentes laborales. 

    Sin duda, los más perjudicados son aquellos que tienen que ir hasta los últimos rincones de los departamentos.

    EL SACRIFICIO

    Dejan padres, esposos, hijos y la comodidad de su hogar para irse a trabajar a lugares lejanos, adonde acuden periódicamente durante todo el año.

    Además, tienen que valerse por sí mismos, incluso, para proveerse de alimentos en sitios donde muchas veces no los hay.

    No obstante, la peor temporada para ellos es la de lluvias, que afecta los caminos y dificulta su llegada a sus unidades educativas.

    PANORAMA obtuvo el testimonio de cinco maestros rurales de Chuquisaca y Potosí. Ellos nos cuentan cómo están viendo estos primeros días del nuevo año escolar.

    UN EJEMPLO

    Ramiro Martínez Arias, profesor de Educación Musical, trabaja desde hace ocho años en la unidad educativa de Maragua, situada en el Distrito Municipal 8, a 65 kilómetros de Sucre. Es padre de dos hijos.

    Este año, en su establecimiento, hay 40 alumnos en los niveles inicial, primaria y secundaria, con 14 maestros y la directora.

    El camino a Maragua es accidentado y empeora con las lluvias. Se presentan derrumbes y en varias partes los vehículos no pueden ingresar o se plantan debido al fango. Esto ocurre con todos los motorizados que se animan a ir por la zona.

    En la inauguración del año escolar 2022, el plantel docente contrató un micro para su traslado, pero se quedaron por el puente de Chaunaca a causa de una mazamorra que apareció en una curva del camino.

    Acostumbrados a estas peripecias, el chofer, los 14 maestros y la directora se pusieron a trabajar con picos, palas y hasta con sus propias manos, durante dos horas, para intentar abrir un espacio y lograr que el micro siga su camino.

    Pero ese objetivo se hizo imposible. Empezó a llover, finalmente pudieron avanzar un trecho, pero nuevamente se encontraron con el lodo. Por último, optaron ir por Quila Quila, aunque les pasó exactamente lo mismo y no les quedó otra que caminar durante cinco horas, cargando sus mochilas y víveres en la espalda y las manos, bajo la lluvia y en medio del fango. Así recorrieron 17 kilómetros.

    La siguiente semana se animaron a ir por Quila Quila y se repitió la situación; de paso, se rompió el muelle del bus. Llegaron a su unidad educativa a pie, después de haber recorrido 16 kilómetros. “El camino está horrible”, resume Martínez.

    Dice que los estudiantes también atraviesan problemas similares, pues viven en lugares alejados a su recinto educativo y hay padres de familia que no se animan a mandarlos solos por las largas distancias.

    Informa que el transporte escolar no está funcionando por las malas condiciones del camino. “La realidad de los alumnos es muy complicada”, remarca el profesor. 

    Al final, entre las autoridades de la comunidad, la junta escolar y los maestros acordaron que trabajarán con la modalidad semipresencial, de lunes a jueves.

    OTRAS DIFICULTADES

    A Martínez también le preocupa que los adolescentes de la zona, debido a la necesidad económica de las familias, se ven forzados a irse a trabajar a Santa Cruz, Cochabamba, Chile o Argentina, donde suelen ser recibidos por parientes. “Hay poco alumnado, no llegan ni al 40%”, denuncia él.

    “Hay familias muy humildes, muchas no tienen ni luz; siguen cocinando con leña, su economía no les permite. Hay padres con siete hijos. Es la cruda realidad que vemos, es difícil pero, qué le vamos a hacer... Hay que seguir trabajando porque todos tenemos familia”.

    CLAMOR EN EDUCACIÓN

    Por los derrumbes, muchas familias no pueden salir a las ciudades para proveerse de víveres, medicamentos y otros insumos.

    Los maestros rurales piden a las autoridades municipales y departamentales, tanto de Chuquisaca como de Potosí, que pongan más interés en mantener en buenas condiciones los caminos, puentes y ríos en el periodo de lluvias. Así, sostienen, se evitará tanto sufrimiento a docentes y estudiantes, y se podrán prevenir tragedias.

    MÁS DE 8.000

    Carlos Ortega, responsable de Organización Sindical de la Federación Departamental de Maestros Rurales de Potosí Sector – Fundamental, informa a PANORAMA que tienen afiliados a alrededor de 2.500 profesores, mientras que el docente Javier Valderrama que en la Federación de Maestros de Escuelas de Cristo de Potosí hay cerca de 1.000.

    Por su parte, Juan Sacari, director Departamental de Educación Chuquisaca, precisa que en este departamento están registrados 4.994 trabajadores en educación rural, de los cuales 4.633 son maestros y 361 administrativos.

    En total, ambos departamentos tienen más de 8.000 maestros rurales.

    San Lucas (Chuquisaca)

    Jhonny Castillo Mora, profesor de Primaria Comunitaria Vocacional, es director del núcleo educativo Collpa, del Distrito San Lucas. Padre de tres hijos, tiene siete años de antigüedad laboral y presta sus servicios en ese municipio del departamento de Chuquisaca desde hace dos; antes, trabajó en Villa Charcas. 

    El núcleo educativo de Collpa aglutina a cinco escuelas: Molle Molle, Yayoma, Jatun Cancha, Laravinto y Collpa. Como central, está en pleno valle, a orillas del río Pilcomayo. 

    Más de 150 kilómetros separan a Collpa del centro poblado de San Lucas: eso significa cinco horas de viaje en vehículo. No cuentan con electricidad. El núcleo concentra a 270 estudiantes, 23 maestros, el director y un portero.  

    En esta época del año, los caminos están en mal estado. Además, tienen que pasar por tres ríos grandes: Pulquina, Molino Mayu y Jatun Cancha, que muchas veces no permiten llegar a destino.

    Según Castillo, el Alcalde de San Lucas envía maquinaria para que maestros y estudiantes puedan ingresar al establecimiento educativo.

    Se proveen de víveres pasando un fin de semana. Hacen trasbordos para llegar a San Lucas y poder concretar las compras.

    Betanzos (Potosí)

    María Rosario Janco Pinto es profesora de Comunicación y Lenguaje del nivel secundario y tiene 13 años de servicio. Vive en la ciudad de Potosí, pero trabaja desde hace cuatro años en el colegio Técnico Humanístico Villa El Carmen, en el municipio de Betanzos.

    Madre de tres hijos, los mayores se quedan en la Villa Imperial con su papá –porque están primaria– mientras que el menor, de dos años de edad, acompaña a su mamá a su fuente laboral.

    Villa El Carmen está a 67 kilómetros de la Villa Imperial. Yendo por la carretera Sucre-Potosí, a unos 200 kilómetros. El transporte no es un problema: por allí pasan buses interdepartamentales e interprovinciales o taxis.

    En esta época de lluvias el conflicto se les presenta a los estudiantes, ya que viven en diferentes comunidades de las Pampas de Lequezana, donde hay varias escuelas seccionales como Retiro Alto, Tarhui Cancha, K’ellu Kocha, Lequezana y Chalquina (la más alejada).

    Los alumnos van al colegio en transporte escolar, después de hacer un recorrido de una hora. Pero en periodo de aguaceros, tardan más: como el camino es de tierra, cuando llueve se torna peligroso y obliga al chofer a ir con calma. Generalmente, llegan atrasados.

    Poroma (Chuquisaca)

    Donato Jonny Gonzáles Plaza, profesor de la especialidad de Música, tiene un lustro de servicio y es padre de una niña de tres años y medio.

    Trabaja en la unidad educativa Rafael Campos de Luje, que cuenta con los niveles primaria y secundaria y pertenece al Distrito Poroma. Queda a 60 kilómetros de Sucre.

    Allí trabajan maestros con más de 20 años de antigüedad: ocho profesores de secundaria y tres de primaria, además del director y la portera. La mayoría tiene hijos y familia en la capital del país.

    La temporada de lluvias les crea muchos conflictos, por el dificultoso ingreso que les significa el tener que cruzar dos ríos. Además, en varios sectores del camino hay derrumbes, por eso toman una ruta alterna –y riesgosa tanto para maestros como para estudiantes, quienes caminan grandes distancias.

    En Sucre, los vehículos parten de la exparada a Cochabamba y los llevan solo hasta la comunidad de Kacha Kacha, cuando el camino es intransitable. Demoran entre cinco y seis horas para llegar a su destino… a pie.

    Además, en el lugar, el agua se lleva las tuberías y se quedan sin el líquido elemento. Tampoco hay señal de internet y, eso que cuentan con una antena. Pero esta “no funciona para nada”, aclara Gonzáles.

    El Palmar (Chuquisaca)

    José Ronald León Mendoza, profesor de primaria, trabaja hace ocho años en el área rural junto con su esposa. Tienen dos hijos.

    Es maestro de la unidad educativa El Palmar, situada en la comunidad que lleva el mismo nombre, en el municipio de Presto, Chuquisaca; está a una distancia de 141 kilómetros de Sucre. El viaje dura cinco horas en transporte público.

    El establecimiento educativo cuenta con los niveles inicial y primaria. Allí se encuentran 64 estudiantes y cuatro maestros.

    León se queda en El Palmar de lunes a viernes y cada fin de semana retorna a Sucre porque tiene una hija estudiando en la capital.

    Cuenta que en esta época del año el camino es muy accidentado y peligroso, pues las lluvias remojan el terreno y ocurren derrumbes en diferentes sectores. Solo puede llegar hasta ciertos sectores en vehículo; luego, debe continuar la marcha a pie, durante dos o tres horas, hasta arribar a la comunidad El Palmar.

    “La vida en el área rural es muy sacrificada, el trabajo es costoso. ¡Qué le vamos a hacer, es por la educación de nuestros estudiantes! Esa es nuestra gratificación”, concluye.

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