Ingeniería y construcción estatal

En los últimos años se han venido publicando diferentes libros, compilaciones y antologías en torno a la historia de Bolivia.

Antonio José de Sucre, quien estudió en la Escuela de Ingeniería Militar en Caracas. Antonio José de Sucre, quien estudió en la Escuela de Ingeniería Militar en Caracas. Foto: Internet

Lupe Cajías / José Alejandro Peres-Cajías
Panorama / 08/05/2022 21:06

En los últimos años se han venido publicando diferentes libros, compilaciones y antologías en torno a la historia de Bolivia. Gracias a estos esfuerzos el público general puede acercarse a las investigaciones más recientes en torno a la historia política, social y económica del país.

Muchas de estas nuevas investigaciones permiten, a su vez, cuestionar diversos mitos que a veces están muy arraigados en el conocimiento popular. Por ejemplo, son diversos los trabajos que disputan la idea de que la construcción del Estado, luego de la independencia, fue el mero resultado de los deseos de determinadas élites. Al contrario, se resalta cómo las denominadas “clases subalternas” participaron también de forma activa –pero a través de otros canales– en el proceso de construcción estatal.

Otra percepción recurrente en el conocimiento popular boliviano se vincula con la idea de que los destinos del país estuvieron íntimamente ligados a las acciones de los doctores (abogados) de Charcas. En este artículo resaltamos diversas iniciativas íntimamente vinculadas a la dirección y funcionamiento del Estado para invitar al lector a pensar cuál pudo ser el rol de los ingenieros en la formación del país.

Un primer elemento que llama la atención es que el segundo presidente oficial de Bolivia era ingeniero. Antonio José de Sucre (Cumaná, 1795) entró en 1808 a la Escuela de Ingeniería Militar en Caracas, fundada ese mismo año por José Mires. Lo que entendemos por ingeniería hoy en día no necesariamente es lo mismo a lo que se entendía en ese momento. Sin embargo, no queda duda de que la posibilidad de acceder a esta institución brindó a Sucre la capacidad de formarse en el cálculo, la planificación y en el uso de las matemáticas.

En febrero de 1825, cuando quedaban atrás las batallas de Ayacucho y de Tumusla, Sucre era el único técnico entre los 22 abogados, los 10 curas, los terratenientes, los militares y el médico que asistirían a la Asamblea para debatir el destino del llamado Alto Perú. Sobre la mesa competían tres propuestas: unirse a la República de Perú; unirse a las Provincias del Río de la Plata; o consolidar la autonomía, que finalmente ganó.

El Acta de la Independencia de Bolivia fue firmada el 6 de agosto de 1825. El 18 de ese mes Bolívar asumió la presidencia del país, realizó las primeras tareas administrativas y en enero de 1826 delegó su autoridad al mariscal Sucre. Le tocó a Sucre promulgar la primera Constitución Política del Estado de Bolivia, el 19 de noviembre de 1826. 

Con las primeras elecciones presidenciales, el Mariscal pasó a ocupar el cargo constitucionalmente. Organizó de inmediato su gobierno con tres carteras: Hacienda, Gobierno y Guerra. Dividió la nación en cinco departamentos: Chuquisaca, Potosí, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, divididos a su vez en provincias y estas en cantones. Nombró funcionarios claves para sacar adelante la administración pública en el manejo del Tesoro, las aduanas, las comunicaciones. La reforma tributaria, la eliminación impuestos coloniales y la reorganización fiscal fueron otras tareas urgentes. Sucre dio también impulso al renacimiento de la Casa de la Moneda y del Banco de San Carlos. 

Muchas de estas medidas tuvieron resultados restringidos en parte debido al contexto económico adverso, caracterizado por las minas inundadas, los campos desolados y las ciudades desorganizadas. Por ello, Sucre dio mucha importancia a convocar un primer censo para contar con datos sobre la población y la producción en cada aldea.

Antonio José de Sucre instó también a Bolívar a consolidar las fronteras de la flamante república, sobre todo en el Litoral marítimo, al oeste. Bolívar ordenó que se realizaran los primeros levantamientos geográficos. La tarea fue asumida por un ingeniero irlandés que ya se había destacado en el campo de batalla, Francisco Burdett O’Connor, quien residía en Tarija. Como él mismo escribió en sus Memorias, además del estudio en colegios militares, conocía las matemáticas y la topografía, condiciones determinantes para efectuar los trabajos de cartografía.

O’Connor entregó su informe con itinerarios y mapas al presidente Sucre, quien, como ingeniero, comprendió la importancia del estudio. Lo nombró jefe de Ingenieros de la República porque consideraba urgente consolidar la demarcación geográfica, la construcción y mantenimiento de caminos, la habilitación de edificios públicos y la dotación de servicios sanitarios.

En 1844, el presidente José Ballivián encomendó al coronel Felipe Bertres, un militar ingeniero francés, trazar los primeros mapas topográfico e hidrográfico de Bolivia desde la costa de Atacama, los lagos altiplánicos, hasta los ríos amazónicos y de la Cuenca del Plata. Esto dio base al primer mapa general de la República que concretaron los ingenieros militares Mugía, Camacho y Ondarza.

Concluido en 1845, el mapa fue impreso en Londres por el editor John Arismith. Es el testimonio físico más objetivo de la costa con la que nació Bolivia a la vida independiente, base para la defensa del derecho marítimo boliviano.

Bertres inauguró el 4 de junio de 1842 la primera escuela de arquitectura civil y militar. Con ello se concretaba la Ley Reglamentaria del Ejército de Bolivia, suscrita 15 años antes por el mariscal Sucre, la que propiciaba la educación de Ciencias Exactas y la creación de tropas de ingenieros en el ejército.

Es cierto que la escuela no funcionó regularmente. No obstante, un siglo más tarde, en 1946, el ingeniero coronel Julio Sanjinés Goitia planteó la creación del Arma de Ingeniería en el Colegio Militar. Unos años después, en 1950, Sanjinés Goitia logró la creación formal de la Escuela Militar de Ingeniería (EMI). Ello era resultado de diferentes estudios y de las necesidades estratégicas identificadas durante la Guerra del Chaco.

La EMI lleva el nombre de “Mariscal Antonio José de Sucre”, en honor a ese primer presidente que buscó aprovechar los conocimientos y la práctica de la ingeniería en servicio de la construcción del país.

Etiquetas:
  • Bolivia
  • Ingeniería
  • construcción estatal
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor