“Debió solo matarme a mí”
¿Cómo era el adolescente de 18 años que mató a casi 20 niños y dos maestras?
Todo pasó en una hora y 22 minutos de horror. ¿Y cuántas más deben ocurrir para que el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos tomen cartas definitivas en el asunto?
“Era una persona tranquila, encerrada en sí misma (…) La gente siempre lo estaba molestando”. Estas palabras, del gobernador de Texas, Greg Abbott, publicadas por la BBC Mundo, reflejan de manera sucinta el carácter de Salvador Ramos, el adolescente de 18 años que mató a 19 niños y dos maestras esta semana.
Compró dos armas –una de ellas semiautomática– ni bien pudo hacerlo, al cumplir su mayoría de edad. Entró con una de ellas –la más letal, con la que podía matar a la mayor cantidad de gente en menos tiempo– a un aula de la Robb Elementary School y comenzó a disparar a diestra y siniestra. Llevaba puesto un chaleco antibalas.
En ese curso, había chicos de 10 años de edad. Estaban en cuarto de primaria. Iban a una escuela en el pequeño poblado de Uvalde, que se calcula tiene un poco más de 16.000 habitantes.
UN CHICO RESERVADO
Los padres de Ramos lo describen como alguien reservado. Y piden perdón por algo que no cometieron, pero por lo que se sienten responsables.
No lo consideraban violento. En realidad, su madre confesó que a veces tenía un comportamiento agresivo, pero “no era un monstruo”. Dijo “era” porque él fue abatido –tarde– en el ataque.
Las críticas al accionar de la Policía han aumentado con el transcurso de las horas.
Ramos padre aceptó que “hace algunos meses” había notado un cambio en su hijo. Se había comprado un par de guantes de boxeo y practicaba con ellos en un parque. Esto lo refleja también la BBC Mundo.
PADRES SEPARADOS
De padres separados, Salvador vivía con sus abuelos. Su mamá había hablado con él por última vez con motivo de su cumpleaños el lunes, es decir, un día antes de la tragedia. Su papá, del mismo nombre que el muchacho, no lo veía hace un mes.
Antes de la matanza, el adolescente disparó contra su abuela, de 66 años. A ella, el tiro le dio en la cara y al momento de escribirse esta nota se encontraba en estado crítico.
MEA CULPA
La Policía tomó la "decisión errónea" de no ingresar antes en la escuela de Uvalde donde el martes un joven armado mató a 19 niños y dos maestras antes de refugiarse en un aula, dijo el viernes el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw.
ASÍ FUE
11:28. (hora local, la misma en Bolivia). Salvador Ramos se accidenta con su vehículo, se baja con el arma semiautomática y dispara contra unas personas trabajadoras de una funeraria cercana. Pero no las alcanza.
11:30. Un maestro da la alerta a la Policía del accidente y de la presencia de un hombre armado.
11:31. Ramos llega al estacionamiento de la escuela y comienza disparar contra el edificio.
11:33. Entra a la escuela y dispara al menos un centenar de cartuchos.
11:35. Tres policías entran a la escuela y luego se suman cuatro agentes más. Dos son heridos superficialmente por balas aparentemente disparadas tras una puerta.
11:37. Se escuchan unos 15 disparos, pero la Policía no sabe por quién.
12:03. Siguen llegando policías y hay 19 en el corredor. Al mismo tiempo, una alumna llama desde un aula al 911.
12:10. La alumna vuelve a llamar y dice que hay “varios muertos” en la sala en la que se encuentra.
12:13 y 12:16. Vuelve a llamar para informar que hay “8 o 9 alumnos vivos”.
12:19. Una persona presente en otro salón de clase llama a emergencias pero corta en cuanto se lo pide otro alumno.
12:36. La primera alumna vuelve a llamar al 911. Se le pide que se quede en silencio, pero en línea.
12:43. y 12:47. La niña clama “¡Por favor manden ahora a la Policía!”.
12:50. La Policía abre las puertas del aula con las llaves de un conserje. Encuentran atrincherado a Ramos y lo matan a balazos.
FUENTE: AFP
Una niña sobrevivió a la masacre de Uvalde fingiendo estar muerta
Miah Cerrillo, de 11 años, sobrevivió a la masacre de Uvalde cubriéndose con la sangre de un compañero de clases y fingiendo estar muerta mientras escuchaba disparos y gritos, contó la niña a una periodista de CNN. El testimonio fue obtenido en una entrevista fuera de las cámaras.
Miah, que de acuerdo con el canal está tan traumatizada que no puede hablar con hombres, narró el horrendo ataque perpetrado el martes por Salvador Ramos, de 18 años, quien asesinó a 19 niños y dos maestras en la escuela primaria Robb en Uvalde, una comunidad mayoritariamente latina de Texas.
La clase de Miah estaba viendo televisión en una sala con dos maestras cuando recibieron el mensaje de que había alguien disparando dentro de la escuela, narró la niña de acuerdo con CNN.
Una de las maestras fue a la puerta y se deparó con Ramos quien la siguió adentro del salón, le dijo “buenas noches” y le disparó. En seguida, abrió fuego con un rifle semiautomático contra la otra maestra y los niños.
Miah dice haber visto balas volando alrededor. CNN informó que fragmentos de bala la impactaron en los hombros y en la cabeza.
Ramos fue al salón de clases contiguo, y en seguida ella oyó más disparos y gritos. Las balas pararon, y comenzó a oír “música triste”.
Ella dice haber alcanzado el teléfono de una maestra junto a un amigo para llamar al servicio de emergencia pidiendo ayuda. “Estamos en problemas”, afirmó.
Asustada de que Ramos regresara y la matara, se cubrió con la sangre de un compañero de clases que falleció a su lado y fingió estar muerta por lo que para ella se sintió como tres horas.
De acuerdo con CNN, Miah dijo no poder dormir y estar perdiendo el cabello tras el ataque.
Su madre, Abigale Veloz, abrió una recaudación de dinero en línea a través de GoFundMe para costear el tratamiento psicológico y médico.
“Ella es una sobreviviente del tiroteo de la escuela de Uvalde. Su salón de clases estuvo bajo ataque”, escribió Veloz en la página donde hay una foto de Miah.
“Ella necesitará mucha ayuda con el trauma que está viviendo. Mi hija es una persona increíble y es una buena hermana. Ella necesitará ayuda con sus gastos médicos causados por un fragmento de bala en la espalda”.
La tarde del viernes, las donaciones superaban los 270 mil dólares, con una meta inicial de 10.000.