La nueva malla curricular: la mirada de una experta

Entrevista a Mónica Olmos, especialista en Ciencias de la Educación

En Bolivia, los maestros se movilizaron en varias oportunidades en contra de la malla curricular. En Bolivia, los maestros se movilizaron en varias oportunidades en contra de la malla curricular. Foto: Archivo

Redacción PANORAMA
Panorama / 06/03/2023 00:13

Pasó el primer mes de la gestión escolar 2023 y los contenidos de la nueva malla curricular aún encuentran resistencia en maestros y padres de familia, aunque no hay unanimidad en ese sentido y la polémica sigue servida.

Los profesores, a través de sus dirigencias, sostienen que esta es una política “improvisada” e “impuesta” por el Ministerio de Educación, mientras que los progenitores afirman que no existen las condiciones técnicas ni de infraestructura para su aplicación.

PANORAMA entrevistó a Mónica Olmos, experta en Ciencias de la Educación. Ella, al analizar la currícula, dice que ve cambios y lineamientos menos ideologizados.

PANORAMA (P). El ministro de Educación, Édgar Pary, asegura que la nueva malla curricular escolar 2023 es producto de un trabajo sistemático iniciado en junio del año pasado y que fue aprobado en consenso por más de 75 instituciones. ¿Cree que realmente es así o se trata de una improvisación del Gobierno?

Mónica Olmos (MO). Por las reacciones del magisterio y otros sectores, uno podría pensar que sí lo es; sin embargo, cuando se leen los nuevos contenidos se puede advertir que se trata de una propuesta reflexionada que, en gran medida, intenta atender las recomendaciones del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 (que mide los logros de aprendizaje de estudiantes de sistemas educativos de América Latina y el Caribe).

Varias de las observaciones y sugerencias de este estudio regional del currículo, llevado a cabo por el Laboratorio Latinoamericano de la Evaluación de la Calidad de la Educación (Llece) con sede en Santiago de Chile, que es parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), están reflejadas en estos aproximadamente 60 nuevos contenidos.

Por su parte, los textos de aprendizaje impresos este año por el Ministerio de Educación dan cuenta de unos contenidos trabajados en detalle, en el marco de una secuencia pedagógica y curricular coherente; este trabajo no podría ser improvisado, quizá poco socializado sí, pero de ninguna manera improvisado.

Vale la pena comprender que estos nuevos contenidos responden, finalmente, a unos lineamientos curriculares que intentan, por decirlo a mi manera, un retorno a la ciencia y al conocimiento universal y a abandonar, en buena parte, concepciones endógenas, retóricas y folclóricas, que tenía el discurso y la práctica educativa de la Ley Avelino Siñani Elizardo Pérez en su concepción original.

P. No hay ítems para los maestros de los nuevos contenidos de la malla curricular. ¿Tendrán que ser los padres de familia quienes terminen de nuevo pagando con sus recursos a los profesores?

MO. Me parece que ítems nuevos no hay hace mucho tiempo. La matrícula escolar cada vez tiende a ser mayor, es decir, hay más escolares y hay más cosas que aprender. En tal sentido, ítems siempre van a faltar, más en un país en el que no se termina de conocer ni comprender dónde van destinados los recursos económicos de todos los bolivianos.

Sin embargo, es importante aclarar que no se trata de áreas ni de materias nuevas. Esta actualización curricular se traduce en algo así como 60 unidades de contenido “nuevos”, y digo nuevos entre comillas porque vienen a ser una suerte de complemento a una lógica curricular preexistente para lo cual no se requieren ítems nuevos. Son los mismos maestros los que deberían estar capacitados para gestionar estos nuevos contenidos.

También es honesto advertir que entre aquello que es “nuevo” sí hay algunos contenidos realmente novedosos y, me temo que comparto la preocupación de quien o quienes serán los maestros que los regenten. El Ministerio de Educación asegura que está capacitando a estos maestros y ellos lo niegan, ¿a quién le creemos?  

Considero que, más allá de estas dos verdades, la dinámica del conocimiento hoy por hoy exige que el educador esté en un proceso de actualización permanente. Esta era digital, las nuevas tendencias educativas, la irrenunciable vinculación con la tecnología y la pandemia nos han hecho comprender que hay otras formas de educar y los maestros están llamados a adaptarse a estas. 

Es cierto, también, que una maestra de lenguaje no puede de la noche al día convertirse en profesora de inglés o de guaraní o aymara. En estos casos, la autoridad debería tener un plan B que responda a este tipo de demandas. Pero, insisto, en la mayoría de los casos, esta actualización curricular no requiere de mayores complejidades.

P. El parágrafo 1, del artículo 77 de la Constitución señala que: “La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla”. ¿Se está atentando contra la educación gratuita.  

MO. Varias fuentes oficiales nacionales e internacionales como el Banco Mundial, por ejemplo, afirman que Bolivia cuenta con uno de los mejores presupuestos en educación de la región latinoamericana. Pero, conocer un dato relativamente alentador o aceptable no es suficiente. Lo que debemos conocer es cómo se invierten esos recursos porque, claro, se los puede invertir en ítems de docentes mal formados, en computadoras guardadas en depósitos, en pasajes y viáticos para autoridades y directores o en procesos de actualización docente efectivos.

Lo que quiero explicar es que el sector de la educación en nuestro país ha sido beneficiado con un presupuesto que debería arrojar mejores resultados académicos y, como no es la realidad, cabe preguntarse en consecuencia: ¿Dónde o cómo se han gastado esos dineros?

En todo caso, no olvidemos que el Gobierno central no es el único responsable del costo de la educación. Los municipios también asumen gran parte de ello; habría que conocer cómo están asumiendo este reto las alcaldías del país, cómo acompañan la actualización curricular en términos de equipamiento e infraestructura.

En teoría, debo decir que una actualización curricular no debiera significar jamás un atentado contra la gratuidad.

P. ¿Cuál es la realidad de la educación actual en Bolivia?

MO. Puedo decir que no hay una sola realidad educativa en Bolivia. Convivimos con varias realidades muy dispares, una suerte corren los estudiantes de colegios privados y otra muy diferente los de escuelas fiscales… Lo hemos podido comprobar de manera muy evidente durante la pandemia.

En Bolivia existen unidades educativas extraordinarias, bellísimas, que te transportan a otras realidades (países); y existen también otras absolutamente precarias que te transportan a un mundo subdesarrollado, ausente de Estado y de cariño. Esto no puede ser posible. En el mismo sector privado de la educación hay marcadas diferencias y, no todos los colegios fiscales tienen las mismas características. En definitiva, no se puede hablar de una realidad educativa. Hay brechas, hay distanciamientos que duelen. 

Ahora bien, quiero ser algo más positiva en mi mirada y creer que estos nuevos lineamientos curriculares procuran una educación más honesta y factible; por eso, considero que el sistema debe hacer un esfuerzo por conocer, comprender y asimilar esta actualización curricular como una enorme oportunidad de cambio de la educación.

La educación en Bolivia debe pasar por un proceso de “desintoxicación” política, debe liberarse de posturas ideológicas radicales, debe dejar de ser manoseada por autoridades y por dirigentes. Liberemos a la educación de intereses de sector. Impulsemos un retorno hacia la pedagogía, hacia la didáctica, hacia el conocimiento científico. Recuperemos el potencial que tiene la naturaleza del conocimiento en todas sus disciplinas y separémoslo de oportunidades políticos y/o de sector.

P. ¿Se cuenta con los medios y el equipamiento necesario para que los maestros desarrollen los nuevos contenidos?

MO. Yo aplaudo esta actualización curricular. Veo cambio, veo unos lineamientos curriculares menos ideologizados. Advierto una narrativa diferente que está procurando un diálogo entre bolivianos. Leo en los textos de aprendizaje unas temáticas propiciadoras de una Bolivia más tolerante, de una niñez más precavida, de una juventud mejor preparada para estos tiempos. Entiendo también que unos contenidos nuevos no harán el cambio que la educación necesita en Bolivia para una transformación de fondo.

Necesitamos revisar otros elementos más complejos, como los sustentos epistemológicos de la propuesta general; la calidad de la formación de los maestros y maestras; la calidad de las aulas y de los recursos de aprendizaje; la flexibilidad de los diseños curriculares, la gobernanza de la educación (procurando una verdadera descentralización de la educación), las metodologías y el sistema de evaluación. Es decir, debemos entender la congruencia cognitiva que hay detrás de esos nuevos contenidos para decir con certeza que vamos por el camino correcto.

Este es solo un paso; un paso importante que muestra voluntad política, sí, y eso no es poca cosa. Pero el estado actual de la educación boliviana demanda muchos más pasos.

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