Cambio climático como emergencia ineludible

Cambio climático como emergencia ineludible

Péndulo político Franco Gamboa Rocabado 15/01/2023 02:33
El clima está quitando el buen sueño a la humanidad. Urge recobrarlo. Para conseguirlo, necesitamos emprender tres medidas urgentes.
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Los desastres naturales siempre estuvieron presentes en la historia de la humanidad. Inundaciones, sequías, tormentas, terremotos, epidemias y plagas de enormes proporciones. El desarrollo de la vida humana y animal está sometido a las poderosas fuerzas de la naturaleza. Sin embargo, los fenómenos actuales como el calentamiento global, el cambio climático y los desequilibrios ecológicos se convirtieron en las nuevas amenazas que replantean el problema de la extinción de la raza humana y la destrucción irreversible de la propia naturaleza, fruto de las acciones depredadoras del hombre alrededor del mundo.

Bienvenidos al antropoceno

Bienvenidos, entonces, al antropoceno: la nueva y aterradora época geológica que representa un cambio planetario donde el ser humano ha ocasionado y sigue causando un profundo y demoledor impacto sobre los equilibrios sistémicos del planeta tierra: producción de armas nucleares, sobrepoblación y sobreexplotación de los recursos naturales son algunos de los preocupantes ejemplos que marcarán las posibilidades e imposibilidades de la reproducción de la vida para las nuevas generaciones.

En la cotidianeidad de millones de personas, el cambio climático está generando una serie de miedos y desconfianzas sobre sus impactos a largo plazo. Al mismo tiempo, este fenómeno está asociado a dos causas antropogénicas estructurales; es decir, las acciones humanas desencadenan los siguientes efectos destructivos.

El primero se relaciona con el consumo excesivo de petróleo, gas, gasolina, combustóleo, carbón mineral y otros, utilizados en cantidades gigantescas por los sectores industriales y el transporte de bienes, movilidad de personas, producción de energía, contratación de servicios y el funcionamiento de los hogares, gobiernos y ciudades superpobladas. El espacio fundamental de este efecto son las grandes metrópolis, el punto de encuentro de múltiples contradicciones: lujo y desperdicio, pobreza y riqueza descomunal, sobrealimentación y marginalidad, comodidad y explotación irracional de todas las fuentes de energía. Las grandes ciudades, hoy día, son el principio y el fin del capitalismo postindustrial.

El segundo efecto está ligado con la deforestación de los bosques, selvas, matorrales y manglares, ya sea para emplear técnicas de tala y quema con el fin de reemplazarlos por zonas de cultivo, áreas de ganadería, o para promover asentamientos humanos, la urbanización de éstos y el desarrollo turístico. Avanza el hombre y muere la naturaleza.

Cada año, en los países menos desarrollados se pierden millones de hectáreas de masas boscosas. Detrás de esto se oculta el sueño de ser un país industrializado, a costa de provocar una crisis ecológica irreparable, resultante de la ambición económica que fomenta serios desequilibrios dentro de la naturaleza e incide en peligrosos riesgos sobre la continuación del género humano. La humanidad perdió el respeto por el planeta y pone en duda su aprecio por la vida en sus diferentes manifestaciones.

Acciones urgentes

El cambio climático es, por lo tanto, uno de los problemas más graves de carácter social, político, ético y económico en el siglo XXI, porque de este depende la calidad de vida de las generaciones futuras, en un mundo enfermo e incapaz de regresar a un “punto cero” para reconstruir los ecosistemas.

El análisis del cambio climático es un factor que detona varias emergencias en todo el continente, además de las contradicciones que afectan a todo el mundo como efecto de las migraciones internacionales, la población gigantesca de 9 mil millones de habitantes, la urbanización contaminante, el aumento de los conflictos sociales y la ingobernabilidad de aquellos sistemas políticos débiles que no poseen una institucionalidad con la capacidad de fomentar políticas públicas que, de alguna manera, ofrezcan soluciones para los terribles daños en el futuro próximo.

Cualquier mitigación y reducción de amenazas en el cambio climático pueden sintetizarse en tres políticas cruciales: a) reducir el uso excesivo de combustibles fósiles; b) disminuir substancialmente la deforestación; y c) cambiar de conducta e incentivar una mayor cohesión y cooperación de todos los países para reducir los grados de marginación, pauperización, desorganización y erosión social, pues el cambio climático golpeará con mayor inclemencia a los pobres y la gente sencilla de América Latina. Sin embargo, los ricos tampoco se salvarán. Las decisiones, urgentemente, están en las manos de todos. [P]

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