La democracia pactada y sus herederos

La democracia pactada y sus herederos

Péndulo político Franz Flores Castro 26/02/2023 04:23
Para muchos, Evo Morales y el proceso político que inició con su presidencia en 2006, es una radical ruptura con el anterior periodo político (1985-2022) denominado “democracia pactada”, aquel donde el sistema de partidos tenía como como actores centrales al MNR, ADN y MIR.
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Para muchos, Evo Morales y el proceso político que inició con su presidencia en 2006, es una radical ruptura con el anterior periodo político (1985-2022) denominado “democracia pactada”, aquel donde el sistema de partidos tenía como como actores centrales al MNR, ADN y MIR. Nada de eso es verdad: el ataque a las instituciones y a las libertades individuales, característica del proceso político actual, ya había mostrado sus colmillos en décadas anteriores. 

Veamos.

En primer lugar, hoy no existe un sistema de partidos, es decir partidos institucionalizados que participen en elecciones a lo largo del tiempo. Lo que hay a cambio es un sistema de partido dominante, el MAS, que gana en todas las elecciones. Esto ha sido visto como resultado de la fortaleza organizativa del MAS y de su capacidad de enraizamiento en la sociedad. Sin embargo, una mirada que abarque algo más allá de la equívoca actualidad, nos indicaría que lo señalado, en cierta medida, es resultado de cambios en el sistema electoral promovidos hace décadas atrás por los propios partidos de la democracia pactada. 

Estos se dieron al calor del discurso de “despartidización” de la democracia, que crearon la figura del  diputado uninominal, bajaron el umbral para la participación en elecciones de las agrupaciones ciudadanas, y se dio curso a la anulación del financiamiento a los partidos políticos. Estas tres transformaciones que, en teoría, prometían un sistema político más representativo y participativo, en los hechos fueron golpes mortales que se autopropinaron los partidos de entonces. Por ejemplo, los partidos previos al MAS aceptaron que la norma de financiamiento a los partidos políticos aprobada en la ley electoral de 1997 no fuera puesta en marcha, al punto que, sin mayor oposición, apoyaron su supresión en 2008. Esto favoreció altamente a Morales, que controló a los diputados uninominales, cooptó a las débiles agrupaciones ciudadanas y desarrolló una intensa y permanente campaña electoral con fondos públicos. 

En segundo lugar, hoy se ve con estupor cómo se anula la libertad individual, cómo se ahoga la dignidad personal obligando a funcionarios públicos a desfilar con banderas azules en horas de trabajo, y a transferir una buena parte de sus salarios al MAS. Como resultado, lo que tenemos ahora es lo que el cantautor cubano Silvio Rodríguez llamó “asalariados del pensamiento oficial, cabezas sin albedrío y corazón condicional”, en vez de burócratas independientes y profesionales a la manera de Max Weber.  Empero, esto tampoco es nuevo, ya desde 1985 e incluso antes, se organizaban comités de recibimiento compuesto en su mayoría por asalariados públicos, que eran llevados de un lado a otro con la  misión de aplaudir y adornar con serpentinas y frutas la cabeza y cuello del candidato oficialista. 

Por último, como es conocido, hoy existe un deterioro de la democracia por el hecho de que las instituciones liberales han sido articuladas a la voluntad de poder del gobierno. El poder judicial y ni qué se diga la asamblea legislativa, son obedientes ejecutores de los objetivos  políticos del partido en el poder. Pero ello tampoco es inédito, durante el periodo 1985 -2009 también se desplegaban estrategias de control del poder judicial a partir del nombramiento, en el parlamento, de jueces que antes de jurar al cargo habían prometido lealtad al partido que los promovía.

Ahora vivimos un tiempo político de deterioro de las instituciones democráticas y el debilitamiento de las libertades ciudadanas, pero esto no es en realidad algo nuevo, se fue gestando en el periodo anterior al MAS. Quizá lo verdaderamente novedoso sea que el MAS goza de un nivel de respaldo político (amplia mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional) y de recursos económicos que le ayudan a llevar a extremos inconcebibles aquello que soñaron sus antecesores neoliberales. Desgraciadamente para nuestro país el pasado no se va y el futuro todavía no llega. [P]

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