
Los heraldos negros del revocatorio
El cabildo del 25 de enero de 2023, celebrado en la ciudad de Santa Cruz, en un plazo de 30 días, demandó al gobierno central una ley de amnistía para los presos políticos o, caso contrario, se iniciaría el proceso para revocar el mandato del presidente Luis Arce. El oficialismo rechazó la exigencia de manera rotunda y le restó importancia; en cambio, los cívicos anunciaron la disposición de promover el referéndum revocatorio contra el presidente. Ante tal advertencia, la conjetura que intentaremos demostrar es que este revocatorio es solo una amenaza artificial que, probablemente, no se lleve a cabo.
El triunfo del MAS en las elecciones de diciembre de 2005 y el acceso de este partido al gobierno, brindo la oportunidad de reformular la democracia, la cual se llevó a cabo en la Asamblea Constituyente (2006-2007) que terminó, entre otras cosas, por instaurar la democracia intercultural que se expresa en la democracia directa y participativa, la representativa y la comunitaria.
La directa y participativa se ejerce a través del referéndum, la revocatoria de mandato, el cabildo y la consulta previa. En el marco del socialismo del siglo XXI, el MAS destacó esta forma de democracia con los argumentos de “ampliar la democracia”, “devolver la palabra al pueblo” y “es la expresión más perfecta de la democracia”. Sin embargo, la revocatoria de mandato (procedimiento que le permite decidir a la ciudadanía, mediante el sufragio, sobre la continuidad o finalización de funciones de las autoridades políticas elegidas), desde la aprobación del texto constitucional casi no se ha ejercido y posiblemente no se ejerza en esta ocasión.
Observemos algunos indicadores.
Conforme información del organismo electoral, hasta el año 2020 se presentaron 246 solicitudes para revocar el mandato de autoridades nacionales, departamentales, regionales y municipales. De esta cifra general, 16 presentaron desistimiento, 62 fueron rechazadas y 168 resultaron habilitadas para la recolección de firmas. Entre las solicitudes habilitadas, 167 terminaron archivados debido a que los promotores abandonaron los trámites y, en otros casos, debido a que no lograron entregar los libros de adhesiones en los plazos establecidos. La única solicitud que logró avanzar hasta la etapa final fue el referéndum del municipio de Bolpebra, en el departamento de Pando. Estos datos revelan que solo una de las solicitudes de revocatoria se ha ejecutado; si esa es la tendencia, es posible deducir que la revocatoria de Luis Arce no logre el fin esperado por los cívicos cruceños.
Otros indicadores que ilustran la inviabilidad de revocar el mandato de Arce se encuentran en la Ley de Régimen Electoral. Allí se establece que para revocar al presidente debe recolectarse el 25% de firmas del padrón en un plazo de 90 días, esto significa, aproximadamente, 1.800.000 firmas que no es poco; además, para complicar el asunto, la normativa exige que en cada departamento deben registrarse el 20% de firmas. La voluminosa cantidad de firmas y la brevedad del tiempo son una barrera que, posiblemente, impida que los promotores consigan la cantidad de firmas requeridas en algunos departamentos. Esto implicaría, sin duda, archivar el trámite.
Pero, adicionalmente, existen tres restricciones que impiden la revocatoria de Luis Arce. La primera, es que en el revocatorio debe participar mínimamente el 50% del electorado habilitado para votar (en Bolpebra solo sufragó el 23,78%); la segunda, es que el número de votos por el SÍ, debe ser superior a los votos por el NO; y, la tercera, es que el número y porcentaje de votos a favor de la revocatoria debe ser superior al número y porcentaje de votos con los que fue elegido el presidente Arce (55,10%).
Así, por todo lo descrito, la revocatoria de mandato del presidente Arce, como los Heraldos negros de Cesar Vallejo, nos anticipan diversas adversidades y, quizá, la fatalidad. [P]