El voto antiMAS

El voto antiMAS

Péndulo político Jorge Roberto Marquez Meruvia 02/10/2023 02:58
Así como a mediados del siglo XX, el Movimiento Nacionalista Revolucionario fue hegemónico después de la revolución de abril de 1952, el siglo XXI nos muestra un escenario similar con un Movimiento Al Socialismo que parece no tener competencia.
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En 2025, Bolivia cumplirá 200 años de vida independiente. Así como a mediados del siglo XX, el Movimiento Nacionalista Revolucionario fue hegemónico después de la revolución de abril de 1952, el siglo XXI nos muestra un escenario similar con un Movimiento Al Socialismo que parece no tener competencia. ¿Cuánto tiempo tardan los proyectos políticos en la toma de poder? Es una pregunta que debemos hacernos para comprender nuestro presente y entender que no sólo la voluntad y el deseo de agrupar el voto antiMAS son la solución a los problemas cotidianos de los bolivianos en todos los niveles del Estado. Las catastróficas gestiones municipales de Iván Arias en La Paz y Johnny Llally en Potosí, son ejemplos de que el voto antiMAS no necesariamente equivale al apoyo a un proyecto político con visión a corto y largo plazo, sino a alianzas endebles que no comprenden ni dominan el poder y la gestión.

Trayectorias

Los proyectos políticos en nuestro país se desarrollan con el tiempo, y a continuación, repasaremos sus procesos. El Movimiento Nacionalista Revolucionario se fundó en 1941 y formó parte del gobierno de Gualberto Villarroel, continuando con su formación partidaria en el periodo que conocemos como el sexenio, con todos los problemas de su época. Tras ganar las elecciones de 1951 y desconocer su victoria debido al conocido “mamertazo” en abril de 1952, se gestó la revolución de abril que llevó a Víctor Paz Estenssoro al poder. Hasta 1964, fue el partido hegemónico y uno de los más importantes del siglo XX debido a las reformas llevadas a cabo, como el Decreto Supremo 21060 y los procesos de capitalización y participación popular. Sin embargo, se alejó de las bases populares de las cuales había surgido y perdió el poder en 2002.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria nació en septiembre de 1971 como una escisión del Partido Demócrata Cristiano. El exilio y la persecución marcaron la vida de varios de sus dirigentes históricos. La dictadura de Banzer o el martirio en la calle Harrington son parte de su historia. Fueron miembros de la Unión Democrática y Popular con quienes, en octubre de 1982, lograron recuperar la democracia. Jóvenes que, con el exilio, se formaron en Lovaina, como su líder Jaime Paz Zamora. Renunciaron al marxismo y se convirtieron en los ideólogos del entronque histórico. En 1989, llegaron al poder, y Paz Zamora se convirtió en presidente tras sacar provecho del “triple empate”, cruzando ríos de sangre que sólo son posibles en democracia. 

En 1979, Acción Democrática Nacionalista tuvo como primera tarea blindar en el Congreso a Hugo Banzer Suárez, quien sería presidente de facto entre 1971 y 1978. Al abrazar la democracia, comprendieron que el pacto era fundamental, como lo demuestra su apoyo a Jaime Paz Zamora para llegar a la presidencia en 1989. Banzer retomó el poder como demócrata en 1997, pero no pudo completar su mandato debido a un cáncer. Entre los aspectos destacables de su gobierno, que serían seguidos por su sucesor Jorge Quiroga, se encuentra la condonación de la deuda externa.

Inconvenientes

Los partidos mencionados anteriormente tenían sus sedes nacionales en la ciudad de La Paz y sus sedes regionales en cada una de las capitales departamentales del país. La militancia pasaba por sus respectivas escuelas de formación, que tenían vínculos con fundaciones y otros partidos políticos en el continente. Una de las escuelas de formación más conocidas es el Instituto de Investigación y Formación Democrática “Carlos Montenegro” del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Tenían la capacidad de ejercer control electoral en todo el territorio boliviano. Sin embargo, al caer en desgracia el sistema de partidos, ahora son organizaciones políticas minoritarias e incluso son objeto de críticas por gran parte de la población.

La actual oposición está compuesta por alianzas cuya ideología es difícil de definir, ya que se piensa que se ha superado el debate entre la izquierda y la derecha. Aparecen durante las elecciones, pero carecen de la capacidad necesaria para ejercer un control electoral adecuado. Al ser organizaciones que abarcan todo, la formación partidaria pasa a un segundo plano e incluso resulta innecesaria. Además, al no tener un proyecto político claro, sus integrantes que llegan a cargos estatales suelen promover lo que consideran conveniente, lo que crea confusión entre sus colegas y la población. Estos son los inconvenientes que enfrenta el voto antiMAS, que aún espera un proyecto a largo plazo y que apoya de buena fe a cualquier persona que se presente como alternativa al partido azul. [P]

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