Con 84 años cumplidos, el expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) celebró a principios de septiembre los 52 años de su partido, el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), sin personería jurídica desde 2006. No ve posible su renacimiento, pero sí está convencido de que hay miristas hasta debajo de las piedras y que pueden aportar al nuevo ciclo político que se está gestando en Bolivia, “por encima del moribundo”. Con varias referencias a su gobierno y a la crisis del gobernante MAS, se refiere a la coyuntura política actual, remarcando que el país necesita más que un candidato único, un “candidato ganador”.
Pregunta (P). ¿Cómo se elige un “candidato ganador”? Estoy usando palabras suyas, recién dijo que Bolivia no quiere perder de nuevo frente al MAS.
Respuesta (R). Es lo que hace falta, porque ya no podemos ir a una elección frente al MAS y perder. Necesitamos ganar, porque el país necesita un cambio. En Bolivia se están dando nuevamente circunstancias en las cuales el pueblo va sintiendo la necesidad urgente de un cambio: se cierra un ciclo político y se debe abrir otro. Es una especie de estado de gestación que se vive en el país: ya nos ocurrió una vez cuando un fenómeno de esta naturaleza generó un nuevo liderato para derrocar a la dictadura e instaurar la democracia el año 82.
Hay una inmensa mayoría del pueblo boliviano, sobre todo de clases medias urbanas, en un país donde casi el 80% viven en las ciudades o en las ciudades intermedias, que están a la expectativa. Es justo lo necesario para que pueda surgir un liderato que interprete esto que está sintiendo la gente y genere una especie de entusiasmo nacional por una nueva etapa para nuestro país. Creo que no va a tardar en aparecer el intérprete de lo que el pueblo boliviano está esperando.
P. ¿Cómo se logra esto si la oposición está dividida?
R. No estoy hablando de unidad de la oposición. En realidad no existe una oposición basada en partidos políticos, porque a los partidos los destruyó sistemáticamente en estos casi 18 años el MAS, destruyó todo el sistema partidario boliviano, empezando por el MIR que, en 2006, nos quitaron abusivamente (en un momento de debilidad) la personería jurídica (…) No es a través de la estructura política nueva que se irá formando; es un liderato nuevo que logre emocionar nuevamente a la gente, al pueblo boliviano, que está esperando un cambio, que siente que ya se agotó una etapa política en el país y económica y que debe abrir otra. Ahí tiene que surgir el liderato que interprete todo esto y dé una señal de hacia dónde se debe caminar.
P. ¿Estamos hablando entonces de un nuevo caudillo?
R. No. No un nuevo caudillo, porque queremos un nuevo liderato que retorne a Bolivia a la democracia, pues en esta etapa que estamos viviendo, ha habido una involución democrática justamente por el surgimiento de un caudillo que, como buen caudillo, no le importó la institucionalidad democrática que veníamos construyendo. Le hablo de un liderato nuevo, pero democrático, dentro del respeto a las instituciones.
P. ¿Ve una crisis del caudillismo en Bolivia?
R. Sí. Es una crisis absoluta, es una involución, han desarticulado la democracia que íbamos construyendo penosamente desde el 82. Incluso lo dijeron: “Hemos llegado para quedarnos”. Y peor todavía dijeron: “¿Qué es eso de la separación de poderes? Aquí hay un solo poder, un partido único que dirige todo”. Destrozaron todo y todo convergía sobre el partido único y el partido único convergía sobre el caudillo. Al final, es el que decidía todo y eso fue parte de nuestro desastre. Tiene que haber un liderato que plantee todo lo contrario, superar esta situación y que nunca más nuestro país, nuestra democracia, vuelva a recibir algo similar.
P. ¿Qué país va a recibir el próximo gobierno?
R. Un país con muchas dificultades (…) Miles de millones de dólares que se rifaron estos 18 años. Desgraciadamente lo que era una etapa económica abierta en base a la riqueza del gas fue irresponsablemente manejada (…) Vamos a recibir un país en crisis grave, pero con una gran esperanza y con un gran optimismo en el sentido de que los bolivianos ya hemos aprehendido lo que no se debe hacer y, por lo tanto, lo que venga va a ser para reconstruir un país. El próximo gobierno no sé qué hará con el abultamiento de empleados públicos que ha hecho este gobierno (…) Un país que en algunos de sus sectores se ha acostumbrado mal y ha tenido un deterioro moral de su comportamiento cívico porque ha sido atravesado, bajo título de sindicalismo y de movimientos sociales, por una red brutal de corrupción que es parte de la crisis profunda del país.
P. ¿Cree que la crisis del MAS puede ser aprovechada por ese nuevo liderazgo que surja?
R. Creo que la crisis del MAS es realmente profunda, es una crisis de un enfermo terminal, de un consumidor de drogas que ya ha llegado al extremo o de un alcohólico irreversible. Este nuevo liderato que el país está esperando, no es que se aproveche del desastre del MAS, tiene que repasar ese drama que está sufriendo el MAS y, por encima del moribundo, empezar a proponer. A pesar de la crisis del MAS, y por ella tal vez, Bolivia –tengo la sensación– está en estado de gestación, va a parir algo nuevo, por encima de lo que se muere.
P. ¿Ve a Rodrigo Paz (su hijo) con posibilidades de emerger como este líder que plantea?
R. Lo que veo en Rodrigo es un profundo amor a la Patria, una profunda inquietud por nuestro país y un profundo deseo de colaborar en lo posible para que esta Bolivia en gestación pueda generar una nueva Bolivia, con una gran vocación de servicio y con una gran preparación, gran conocimiento de las estructuras del servicio público del Estado. No puedo decir cuál puede ser el futuro del senador Rodrigo Paz, pero sin lugar a dudas va a estar entre los que lleven la bandera del cambio.
P. A principio de mes, saludaba los 52 años del MIR y remarcaba que ese MIR debe ser parte de una alternativa para Bolivia. ¿Ve posible que el MIR renazca o lo ve en estas nuevas estructuras?
R. No renacimiento, porque nos quitaron el carnet, pero sigue viviendo. Tú levantas una piedra en cualquier lugar del país y ahí abajo encuentras un mirista (se ríe). Hay un mirismo latente que está, como siempre, al servicio del país. La profunda vocación de servicio del MIR no ha desaparecido, pero lo que viene a futuro no es lo mismo del pasado. No necesitamos un MIR como hubo en el pasado, se necesita ese mirismo nacional como parte de un esfuerzo mucho más grande de todos los bolivianos y el mirismo le ponga ahí sus ganas de combate, su mística; sea lo que siempre fue su vocación: un fermento, una especie de levadura de lo que tiene que ser esa masa enorme del pan que tenemos que fabricar y producir los bolivianos a futuro. Eso: levadura, fermento, “parte de”, pero una parte vital. [P]