¿Deben preocupar las relaciones de Bolivia con Irán?

¿Deben preocupar las relaciones de Bolivia con Irán?

Péndulo político Redacción PÉNDULO POLÍTICO 23/04/2024 17:27
Consultamos con analistas y esto es lo que piensan después de que Argentina acusara a Bolivia de albergar en su territorio a milicianos de las Quds. Todo esto en el contexto de la temida guerra Israel-Irán
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El gobierno del Presidente Javier Milei puso en los últimos días la lupa sobre Bolivia en materia de seguridad regional. La relación con Irán establecida durante la administración de Evo Morales y luego continuada por la de Luis Arce, tras el inédito ataque de la semana pasada contra Israel, llevó a la ministra argentina Patricia Bullrich no sólo a activar el máximo nivel de alerta en la frontera común, sino también a acusar al país de albergar milicias proiraníes. 

¿Debe preocupar el vínculo del Gobierno con el régimen iraní?

Un documento en particular encendió las alarmas a nivel internacional: en julio de 2023, Bolivia firmó con Irán un memorándum de entendimiento para ampliar la cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa. Pero este acercamiento es de más larga data y se remonta al 8 de septiembre de 2007, cuando los entonces presidentes Evo Morales y Mahmud Ahmadineyad establecieron relaciones entre ambos países. Bullrich, la ministra de Seguridad en Argentina, denunció el lunes que el acuerdo del año pasado “ha permitido la instalación de 700 iraníes (en territorio boliviano)” y agregó que “nosotros consideramos que son miembros de la Guardia Quds, que es como un brazo armado del Estado Islámico iraní”. Incluso dijo que su país investiga si en la frontera hay gente que no habla español con pasaporte boliviano.

Las Quds es una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en guerra asimétrica y operaciones de inteligencia militar. Se las liga con Hezbolá –que, además de un partido político al cual en Líbano vinculan con Dios, es un reconocido grupo terrorista– y las milicias chiitas en Irak y Afganistán.

La Cancillería reaccionó con un comunicado: “Desmentimos y rechazamos enfáticamente que Bolivia proteja en sus fronteras a personas que siembren el terror, la inseguridad y la zozobra. Estas acusaciones carecen de evidencia o documentación y se realizan fundamento alguno”. Además, exigió a Bullrich que se retracte de sus declaraciones.

El memorándum de 2023, según explicó entonces el ministro de Defensa iraní Mohammad Reza Ashtiani, nace “a la luz de las necesidades críticas de Bolivia en materia de defensa de fronteras y de lucha contra el narcotráfico”. También dijo que “estableceremos activamente colaboraciones en equipos y conocimientos especializados con ese país”, y que Irán estaba listo para ofrecer a Bolivia “tecnología avanzada”.

¿Se trata solo de eso o hay algo más?

Para el consultor político y especialista en análisis de conflictos Erick Fajardo, detrás de esta relación existe la intención de generar ‘proxies’ en Latinoamérica por parte del régimen iraní, que es lo que mejor sabe hacer.

“El proxy es, básicamente, un agente político de un Estado, no reconocido, que opera en función de los objetivos estratégicos de ese estado. Irán tiene proxies en Hamás, Hezbolá, los rebeldes hutíes… Es decir, son grupos políticos organizados, altamente ideologizados, radicalizados, que operan para Irán (…) Creo yo, es mi criterio técnico, que existe la intención de Irán, desde hace 10 años, de generar proxies en Latinoamérica”, explica él a PÉNDULO POLÍTICO.

Añade que el avión venezolano-iraní que fue retenido en Argentina en junio de 2022 (Washington asegura que el aparato servía para operaciones encubiertas de agentes venezolanos e iraníes en toda América Latina) “es una muestra de cómo hay un circuito de transferencia de know-how de desestabilización política y, obviamente, de conocimiento, digámoslo así, de contraguerrilla, a partir de irán. Irán circula no solamente material bélico, circula know-how, circula personas en este circuito de preparación de proxies en Latinoamérica, y yo concuerdo, lamentablemente, con lo que Patricia Bullrich ha dicho, no es algo nuevo”.

No obstante, Fajardo sostiene que no se trata de una operación con un interés específico en Bolivia. En todo caso, “Bolivia es una ‘cabecera de playa’ (expresión militar para describir una especie de avanzada). Bolivia es un lugar desde donde pueden lanzar, como punta de lanza, sus proxies, intereses geopolíticos militares, como los de Irán”.

La interna Argentina

Para el politólogo e investigador Franz Flores, la reacción de Bullrich tiene que ver también con la política interna de Argentina. Comienza aceptando que “es verdad que ha habido y hay una relación bastante cercana entre la diplomacia boliviana y la iraní”, lo que hace “verosímil” cualquier acusación contra Bolivia en ese sentido. No obstante, apunta que, con las declaraciones de la ministra de Seguridad, desde el Gobierno argentino también “están tratando de dar contento a los seguidores de Milei”.

“Es decir, lo que están buscando también es un poco de popularidad, dar un mensaje a sus bases políticas, a sus bases electorales de que están asumiendo mano dura contra cualquier tipo de atisbo de terrorismo, tanto dentro de la Argentina como en los países (del resto de la región), porque las declaraciones de Patricia Bullrich no han sido contra Bolivia, sino también contra Chile. Pero en Chile no hay estos antecedentes de una relación tan cercana con Irán; entonces, lo que ha hecho Bullrich es disculparse. Pero en el caso de Bolivia no ha pasado eso. Y no ha pasado eso por lo anterior: hay datos (…), una cercanía muy fuerte entre Bolivia e Irán”, prosigue Flores.

Un dardo y una fragilidad

El sociólogo Andrés Delgadillo tiene una mirada distinta. Él dice que Argentina cuestiona al expresidente Morales, no tanto al actual gobierno de Luis Arce, considerando que el jefe del MAS fue quien inició y propició relaciones con países observados por las violaciones de derechos humanos como Nicaragua, Venezuela e Irán: “El dardo viene para Evo Morales, no para Luis Arce (…) Con esto no digo que Luis Arce no tenga relación con Irán (…), es una relación distante. Es un dardo para Evo Morales, que había venido últimamente cuestionando al Gobierno argentino”.

El gran problema de los países frágiles en materia de seguridad como Bolivia es que pueden ser permeados en cualquier momento, analiza también Delgadillo.

 “¿Cuáles son los dos ejemplos de la región que han sido completamente permeados? Son países muy parecidos a Bolivia, por sus condiciones geopolíticas y culturales: Ecuador y Perú”, ejemplifica. Y continúa así: “Ecuador y Perú tienen serios problemas de seguridad y es porque han sido permeados por carteles y por organizaciones (criminales). Cuando digo que un iraní está en Bolivia, no está viniendo a plantar naranjas y tomates. Esa es la realidad. Lo cierto es que Bolivia tiene completa fragilidad en su sistema de seguridad (…) ¿Cuál es el ejemplo de esto? El caso de (Sebastián) Marset. Tuvimos un capo narco paseándose como si nada (en Bolivia). Es porque somos sumamente vulnerables en cuanto a seguridad; entonces, no es una locura pensar que puedes tener grupos irregulares iraníes o albaneses, o de cualquier otra índole, fruto de la fragilidad del Estado boliviano (…) tomando en cuenta lo que está pasando en Ecuador, que es algo muy grave, y en Perú”.

La política exterior 

Para Fajardo, lo que ocurre actualmente con la política exterior boliviana es que Arce heredó “pasivos” del gobierno de Morales, con lo que “no sabe qué hacer”. El consultor y especialista en análisis de conflictos identifica como uno de esos pasivos a la política de defensa o política exterior, la “mal llamada diplomacia de los pueblos”; una política que, en su criterio, supuso “abandonar la posición de país no alineado, que había tenido históricamente Bolivia, y comprometerse con los ejes, digamos, más radicales: lo que ellos llaman ‘el antihegemonismo’ y lo que hizo que Bolivia se articulara bastante con China, Rusia y los países de Oriente Medio”.

“Yo creo que lo que ha hecho Arce, en conclusión, es entrar en la misma situación, es algo cíclico, de Argentina o de Ecuador (en referencia a los casos de transferencia de poder de Cristina Fernández-Alberto Fernández y Rafael Correa-Lenín Moreno), donde hay un gobernante del mismo partido, único, pero de una expresión mucho más moderada, que no sabe cómo manejar la herencia política (recibida), políticas de Estado y diseños de Estado sumamente radicales y comprometidas con posiciones geopolíticas extremas”, sostiene él.

Flores, por su parte, dice que la política exterior boliviana se rige por una premisa altamente ideologizada, que responde a la corriente de los llamados “países del Socialismo del Siglo XXI”, que tienen el mismo discurso con relación a problemáticas globales como las guerras entre Rusia y Ucrania e Israel y Gaza, algo que no ocurre con Chile, que con un gobierno de izquierda asumió una postura “muy crítica”, por ejemplo, respecto a la invasión encabezada por Vladimir Putin.

Alianza

“Bolivia firmó con Irán un memorándum de entendimiento para ampliar la cooperación bilateral en materia de seguridad y defensa

“Es una corriente altamente ideologizada (la que sigue Bolivia), eso es verdad. El caso de Chile es interesante porque se sale de esta órbita (…) Pero Bolivia está en un grupo de países en el cual se incluyen Brasil y México (…); está en una corriente nueva, en una corriente geopolítica internacional, que pone en cuestión la vigencia de un Estado democrático y liberal. Ese es, en el fondo, la idea también de Rusia y de China: el instaurar y expandir otro tipo de régimen político, otro tipo de régimen económico que no sea el régimen liberal y el sistema democrático; eso está absolutamente claro. Se incluyen ahí Turquía, Corea del Norte, China, Rusia, que están poniendo en cuestión, en el fondo, una cierta ideología liberal que está en vigencia en los Estados Unidos, en Europa… O sea, para nada estamos hablando de cosas pequeñas”, agrega el politólogo.

Según Delgadillo, la premisa de la política exterior de Arce “es confusa”. Lo compara con Morales y señala que este era “una máquina política” que construía narraciones, sin importar si eran ciertas o no. Pero “Arce no lo hace, es muy diferente. Y esa mirada también se refleja en los cancilleres que ha elegido: todos con perfil muy bajo (…), es muy diferente la mirada que tiene en Relaciones Exteriores. Evo Morales es mucho de ‘amigos’ y ‘enemigos’. Luis Arce es más de relaciones cordiales con la mayoría de los estados y, de vez en cuando trata de ideologizar (sus posturas), un poco, para que no lo cuestionen internamente en su voto duro”.

Relaciones con los vecinos

Fajardo indica que “la relación entre Bolivia y Argentina es natural, es una relación orgánica, que no se puede romper”. No obstante, en referencia al vínculo con Irán, advierte que se debe cuidar que este tipo de “herencias bastardas” inviabilicen la relación comercial, cultural y de tránsito humano natural con Argentina y otros países de la región.

Fragilidad

“El gran problema de los países frágiles en materia de seguridad como Bolivia es que pueden ser permeados en cualquier momento

“Con Ecuador vamos a tener el mismo problema porque ya no está Rafael Correa, ahora está Daniel Noboa. Se va a obstruir la relación natural de Bolivia con Ecuador y vamos a tener, eventualmente, conforme no haya gobiernos de izquierda, problemas para articularnos con países con los cuales el flujo humano y comercial debería ser siempre orgánico”, finaliza él. [P]

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