HABLA LA CRISIS

HABLA LA CRISIS

Péndulo político Redacción Péndulo Político 14/08/2024 03:32
El mensaje del presidente Arce dejó traslucir que se desentiende de la responsabilidad de la crisis y trata de descargar su gestión en la espalda de la población, las organizaciones sociales y los empresarios. Quiere diluir su responsabilidad en una polifonía de voces y actores.
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El mensaje del presidente Arce dejó traslucir que se desentiende de la responsabilidad de la crisis y trata de descargar su gestión en la espalda de la población, las organizaciones sociales y los empresarios. Quiere diluir su responsabilidad en una polifonía de voces y actores. El gobierno ya no gobierna, se plantea como un ventrílocuo social.

Los vericuetos discursivos de Arce

Edgar Iñiguez Araujo, politólogo

El discurso del presidente, el 6 de agosto de 2024, en la Casa de la Libertad, puso en evidencia el desmoronamiento de una forma de hacer política, basada en el populismo autoritario y también la crisis terminal de un “modelo” económico, basado en la preponderancia del estatismo y el gasto público. Además, mostró la debilidad del gobierno de Arce Catacora, temeroso y con poca capacidad de tomar decisiones, abrumado por la falta de gobernabilidad en las calles y en la ALP.

Es necesario tener en cuenta que el discurso político es pragmático, en el sentido en que no persigue establecer verdades, sino busca la persuasión con la finalidad de conjurar o perpetuar poderes. Para conseguir tal objetivo, generalmente se recurre a mostrar la existencia de una dicotomía en la cual, el político que es emisor de su discurso, se muestra como víctima, exculpado y portador de buenas intenciones frente a agentes malignos que pueden ser la oligarquía, la oposición, el imperialismo o todos juntos en un organizado complot. Estas dicotomías, son aún más exacerbadas si se tiene en cuenta la existencia de un gobierno populista.

De tal manera, Arce, se coloca inicialmente en su discurso como el gobernante que lleva adelante una revolución en el ámbito productivo y social (industrialización), no obstante, esta es obstaculizada sistemáticamente por factores naturales y por la oposición (nueva derecha). Entre los factores naturales estaría por ejemplo la existencia de la pandemia de covid-19 (cuya principal crisis fue hace varios años) y los desastres climatológicos que han existido en el pasado.

También expone que este plan de mejora, se ha visto diezmado por el funesto rol de la oposición, quien está en contubernio con el imperialismo que actuó en el gobierno de facto de Jeanine Añez (en la prisión hace varios años) y también los últimos “afanes golpistas” protagonizados por el general Zuñiga (también encarcelado) últimamente. Es curioso que suma a estos ataques a la oposición al gobierno de Evo Morales que no habría tenido una buena gestión y se habría convertido en un opositor a la gestión de Arce.

Por tales razones, expone un conjunto de propuestas tendientes a aliviar la economía de las cuales analizaremos las más importantes.  

Veamos.

Entre otras medidas anuncia, con más emoción que acierto, la realización de un referéndum para que sea el “soberano” quien decida sobre la mantención o supresión del subsidio a los carburantes. Esta decisión, trata de mostrar al gobierno de Arce como uno sensible a las aspiraciones y demandas de la sociedad con el eslogan de “gobernar obedeciendo al pueblo”. Sin embargo, el subsidio es una herramienta o un instrumento de política económica, por lo tanto, su presencia y magnitud es un elemento eminentemente técnico-económico. Someter tal decisión a una supuesta mayoría de la ciudadanía es un despropósito, puesto que detrás de todo instrumento de política económica se encuentra un plan o una estrategia de mayor alcance. Por lo tanto, habría que someter a referéndum el estatismo y la economía de oferta, que es la visión estratégica sobre la cual descansa todo el plan de gobierno incluyendo, por supuesto, el subsidio.

Por otro lado, llama la atención la ausencia en el discurso, la necesidad de bajar o recortar el gasto público expresado en la florida burocracia y los gastos dispendiosos e improductivos del Estado, como son, por ejemplo, las decenas de empresas estatales que no solo tienen planillas pletóricas con sus adherentes. A este respecto Arce, con obstinación digna de mejores causas, persiste en el estatismo mastodóntico. Por el contrario, el presidente prometió con delirante emoción que se formaran aún más empresas públicas. El presidente persiste en el rudimentario análisis de que el incremento del gasto público es una virtud de su modelo cuando es la dinamita que lo está haciendo implosionar.

Dicho de otra manera, no se necesita tener la cabeza muy amoblada para darse cuenta que el gasolinazo es algo que ya está en curso. La existencia en el mercado de tres tipos de gasolina, dos de las cuales están alineadas al precio internacional de mercado hace suponer que la gasolina especial o subvencionada tendrá, como ya está demostrado, una gran escasez por lo que la población tendrá que utilizar la gasolina Premium o Super premium lo que implica en  los hechos una correspondencia entre el precio de los carburantes y el precio internacional de mercado que seguramente será proporcional y alcanzará a los demás carburantes como el Diesel

Como muestran los ejemplos arriba descritos, el discurso del presidente Arce, se trata de identificar sus contrarios, los enemigos de su proyecto industrializador que para él sería la nueva derecha, la oposición y Evo Morales.

En suma, las medidas económicas y propuestas por el presidente Arce, tratan de eliminar  los efectos, sin tener en cuenta  el problema de fondo que es el malogrado “modelo” productivo, comunitario y estatista, que a todas luces ha fracasado, y es que Arce no comprende o no quiere comprender que el modelo del estatismo populista es un experimento salido de control que, en casi 20 años de aplicación, generó un crecimiento tumoral del gasto público y déficit fiscal, por lo que  se ha desmoronado y ahora muestra un espectáculo ruinoso.

Virtú y fortuna

Jorge Roberto Marquez Meruvia, politólogo

Los ingenuos que se encuentran en cargos políticos electivos creen que existen nuevas formas de hacer política. Dejan de lado a Catón, Cicerón, Augusto, Julio César, Baltasar Gracián o Nicolás Maquiavelo, por mencionar algunos. Más allá del uso de la fuerza para demostrar y detentar el poder, es necesario que tengan la habilidad suficiente y necesaria para conocer cómo se desenvuelve el quehacer político. Negar ello es tomar el camino del vencido, del idealista, del que no ve la realidad y forja no solamente su ruina, sino también la de su sociedad. El maestro florentino, después de sus largas meditaciones, lecturas de los clásicos, conversaciones e intercambio epistolario, dio significado a dos conceptos de su época: virtú y fortuna. 

La virtú es la capacidad del político y del gobernante de tomar decisiones, no quedar exento de su responsabilidad entregando la toma de decisiones a terceros que pueden ser ministros, asesores o el pueblo. Hacerlo es una muestra de incapacidad de su liderazgo y de que es la cabeza de un mal gobierno. La fortuna no es solamente como aquel río que se desborda y se lleva todo a su paso; saber domar la fortuna implica saber tomar las decisiones en el momento correcto, antes de que los males superen todos los escenarios posibles. Lo anteriormente mencionado puede que resulte desconocido para el presidente Luis Arce. Tras años de crisis con falta de dólares y carburantes, en su discurso del 6 de agosto, tras haber negado todos los males que aquejan a su gobierno, los terminó reconociendo y, al parecer, tomará medidas al respecto. Lo más llamativo del mensaje presidencial ante la crisis, que ya es difícil de negar, fue que llamará a un referéndum sobre la subvención de los hidrocarburos, poniendo en manos de la población la decisión, olvidando que más allá de la voluntad popular es una medida altamente técnica; la redistribución de escaños parlamentarios, los cuales se encuentran en la constitución y en la ley correspondiente, con la excusa de que no se conviertan en una bandera política de las regiones; y la reelección, olvidando generosamente el referéndum de 2016, una sentencia constitucional y lo que manda la constitución.

El presidente Arce se encuentra en el peor escenario posible, signado por su quietud y neutralidad ante la realidad. Sin mayoría parlamentaria y cada vez con menos posibilidades de negociación con los sectores perjudicados por la falta de divisas y carburantes, y las pugnas internas dentro del Movimiento Al Socialismo. Encerrado en su círculo palaciego, donde día tras día se abre una grieta y la realidad va interrumpiendo la felicidad de sus integrantes. Crisis es la palabra que resuena junto a su nombre y las buenas intenciones, discursos o victimización, como la acontecida con el autogolpe (“tilinazo”) del 26 de junio, no cambian el escenario en el cual se desenvuelve. Los vítores desaparecen y se convierten en reclamos para prontas soluciones. Llegar hasta el mayor desgaste posible de su imagen y del gobierno no es una estrategia inteligente, pero es la muestra del perverso círculo palaciego que lo rodea. Ejemplo de esto es el exvocero que pasó de ser un ferviente defensor del gobierno a un ácido crítico. Todo indica que, al momento de dejar el poder, se podrá ver mejor el día a día del boliviano.

Los males de Arce, su incapacidad de tomar decisiones en el momento oportuno para evitar el desastre, son una muestra de diversas autoridades en los tres niveles del Estado y que particularmente padecemos los paceños. Desde las largas colas en las gasolineras, el abandono del departamento y la falta de autoridades municipales de la sede de gobierno, donde los discursos son más importantes que la realidad y su negación constante nos muestran que es necesario nuevos liderazgos para un país, un departamento y una ciudad en crisis. 

Ironía y risotadas de la historia

César Rojas Ríos, conflictólogo

Sí, no, pero sí. 

En el discurso presidencial de este 6 de agosto se habló en modo político: hay crisis, pero no somos los causantes, las causas son la “gestión de la pandemia provocada por el covid-19”, “el retorno al modelo neoliberal” durante la gestión de la ex presidenta Janine Añez, la “crisis inflacionaria mundial”, “el incremento de las tasas de interés internacional”, “la crisis bancaria de Estados Unidos en 2023 y la reciente de la bolsa de valores” (con Japón), “las tensiones geopolíticas en la Europa del Este”… o sea, casi todo y todos son los causantes menos el suscrito. El presidente Arce y su gabinete nada tienen que ver con el deterioro acelerado de la economía.

El gran entendido en política, Max Weber, gracias a unir en carne propia el estudio y la vivencia directa de la política al ejercer la sociología y la labor parlamentaria por el Partido Democrático Alemán durante la República de Weimar, escribió que una de las tres cualidades decisivamente importantes para el político, aparte de la pasión y la mesura, era “el sentido de la responsabilidad”. Esa debía ser la “estrella que oriente su acción”. 

En Bolivia los políticos asentirán con la cabeza, pero ya vemos que, tanto en los hechos como en los discursos, disienten radicalmente. Hacen lo posible semánticamente y lo imposible gramaticalmente para eludir la responsabilidad política de los hechos y atribuirla a otros (léase rivales políticos) o diluirla en un sinfín de causas que es como disolver una cucharilla de azúcar en diez litros de agua. 

Veamos.

Una novedad elocuente: si uno ha escuchado atentamente el discurso o leído en su reproducción periodística, no aparece ni una sola vez –tan a gusto del uso diario del MAS– las palabras “derecha” ni “imperialismo”. Estos manidos chivos expiatorios no aparecen ni una sola vez como el primum mobile del Mal nacional y planetario. Ni-una-sola. ¿Se han redimido de repente por obra y gracia del espíritu magnánimo del presidente Arce? La que sí aparece como el causante del Mal nacional con todas las letras es la Asamblea Legislativa Plurinacional. “Instamos a la Asamblea Legislativa Plurinacional a viabilizar y no bloquear la aprobación de varias leyes sociales y económicas”. Pero, si ponemos las cosas en contexto, la luz ilumina la verdad dicha a medias: si Luis Arce no se hubiera encandilado con el poder, si hubiera sido leal a Morales, ahora contaría con mayoría en el Congreso. Por tanto, siembra vientos que cosecharás tempestades en un parlamento bloqueado y en los intermitentes bloqueos en las carreteras. O, en el pecado está la penitencia.

La curiosidad mayúscula: “Asimismo, debemos asumir con mirada crítica que estamos pagando la factura de una mala gestión del pasado en el sector de los hidrocarburos, pues en anteriores gestiones se concentró en la explotación de las reservas de hidrocarburos en nuestro país y descuidó la nacionalización al no priorizar la inversión en exploración”. 

¿Mirada crítica? 

Uno mueve la cabeza para saber si está escuchando correctamente, ¿Mirada crítica? Dos apuntes: uno, el acostumbrado desmarque y alienación del vicepresidente Choquehuanca en sus alocuciones políticas, su inclinación de hablar como si nada tuviera que ver con los sucesivos gobiernos del MAS, colocándose más allá de la gestión de Morales en el pasado y de la actual de Arce. Uno no sabe bien porqué Choquehuanca se coloca más allá del bien y del mal, desmarcándose del gobierno en que fue canciller y del actual en el que es vicepresidente. Entonces ya se sabe que habla por hablar y que su determinación de hablar para influir es igual a cero. Se trata de un diletante, no de un hombre de estado. 

Y otro, el presidente como su vicepresidente, muestra igual grado de desmarque y alienación respecto a su larga presencia en el gobierno de Evo Morales. Habla del pasado como si no fuera su pasado político y, encima, donde ocupó la influyente cartera de ministro de Economía. Es casi como un hijo negando a su padre, pero no solo que lo niega, sino que lo acusa de la irresponsabilidad que también él comete. De esta greda moral están moldeados los dos primeros hombres del país. 

La novedad de novedades, la historia no deja de sorprendernos, sin duda se trata de “la ironía en marcha, la risotada del espíritu a través de los hombres y los acontecimientos”, como escribió el bueno de Cioran en Breviario de la podredumbre. ¿Cuál es la ironía respecto de los gobernantes masistas? ¿La risotada respecto del “modelo económico, social, comunitario y productivo”? El liberalismo, tan cruentamente apaleado por los hombres del MAS, resulta que ahora que los acontecimientos queman y apremian, resultó siendo el libro de consulta, o cuando menos, la caja de herramientas de donde extraer el pico y la pala para cavar el camino de salida a la crisis. A las pruebas me remito: “liberación plena de las exportaciones”, “créditos para jóvenes emprendedores”, “programa de incentivos financieros y fiscales para aumentar la producción de biodiesel” y liberalización de los combustibles (Premium Plus y Ultra Premium 100). Bosquejamos una conclusión provisoria: ¿Resultó siendo el estatismo desarrollista parte del problema y el liberalismo acabará siendo parte de la solución?

Finalmente, el presidente Arce no asume la responsabilidad de la crisis; pero tampoco desea asumir la autoría ni las consecuencias de las medidas que plantea para gestionarla: “referéndum”, o sea que decida y asuma la población; “Gabinete Social”, que asuman las organizaciones sociales las propuestas de salida a la crisis; “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción”, que asuman los desoídos empresarios ahora sí actores de su reversión. O sea, la nave aventurada en esta turbulenta crisis tiene pasajeros, pero no piloto al mando. El presidente economista resultó asumiendo plenamente su identidad como político y desentendiéndose del economista de la que se ufanó en el tiempo de las vacas gordas. La historia es una ironía y este gobierno está resultando ser una risotada dramática. [P]

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