Un festín de insípidos referéndums
En un alarde de ingenio democrático, en su reciente mensaje presidencial del 6 de agosto, Luis Arce ha sugerido una serie referéndums orientados a resolver los enormes problemas que afectan la frágil estructura del país: la consulta acerca de la subvención de los hidrocarburos, para solucionar la aguda crisis económica; el referendo sobre la distribución de escaños, para remediar los complicados riesgos de la representación desigual en el país; y, la consulta acerca de la reelección presidencial, para enmendar los difíciles problemas de gobernabilidad. ¿Tienen sentido realmente este laberinto de votos? ¿Con un “sí” o un “no” en una papeleta se podrá mágicamente transformar la realidad del país? En este artículo se intenta demostrar las debilidades de cada una de estas consultas como ejercicio de democracia directa y participativa.
Subvención de los hidrocarburos. El referendo para suspender la subvención de los hidrocarburos en Bolivia, propuesto por el presidente Luis Arce, podría considerarse innecesario por varias razones: primero, la suspensión de las subvenciones podría tener un impacto negativo inmediato en la economía y en la calidad de vida de los ciudadanos, especialmente para las clases más vulnerables. Esto podría generar descontento social, manifestaciones y disturbios, como se ha visto en el pasado con decisiones similares en otros países; segundo, se podría argumentar que el gobierno y el parlamento ya están facultados para tomar decisiones de política económica sin necesidad de referéndums, ya que los ciudadanos han delegado esa responsabilidad a sus representantes a través de elecciones democráticas; tercero, la decisión sobre la suspensión de subsidios es una cuestión compleja que implica consideraciones técnicas y económicas profundas, que pueden no ser fácilmente comprendidas por la población general; cuarto, convocar un referendo para cada decisión de política pública importante podría establecer un precedente que comprometa la capacidad del gobierno para tomar decisiones rápidas y efectivas en el futuro.
En síntesis, este referendo resulta innecesario debido a los potenciales riesgos económicos y sociales y la complejidad técnica de la decisión.
Distribución de escaños. Un referéndum sobre la distribución de escaños, como el anunciado por el presidente Luis Arce en Bolivia, puede ser visto como innecesario por varios motivos. Por un lado, la distribución de escaños suele ser un asunto técnico que requiere un profundo entendimiento de demografía, geografía y política; los expertos en estas áreas están capacitados para realizar cálculos precisos y justos; consultar a la población en general sobre un tema tan especializado podría resultar en decisiones mal informadas que no necesariamente reflejan la mejor solución técnica. Por otro lado, un referéndum sobre un tema técnico puede ser susceptible a la politización; las campañas a favor o en contra pueden centrarse en aspectos superficiales o manipular la percepción pública, en lugar de fomentar un debate informado sobre la equidad y la representación; esto podría llevar a resultados que no necesariamente reflejan la solución más justa. Finalmente, si la población toma una decisión sobre la distribución de escaños sin una comprensión completa, esto puede resultar en una configuración que afecte negativamente la gobernabilidad y la estabilidad política; una redistribución mal gestionada podría tener consecuencias adversas para la representación y la eficacia del gobierno.
Así, considerando estos factores, los mecanismos ya establecidos para manejar la redistribución de escaños resultan insuficientes para abordar el problema de manera adecuada.
Reelección presidencial. Este referéndum sugerido por el presidente Luis Arce puede considerarse ocioso por varias razones. Primero, Bolivia ya tiene un marco constitucional y legal que regula la reelección presidencial; la Constitución de 2009 y las reformas posteriores establecen claramente las reglas sobre la reelección, incluyendo la limitación de mandatos; cualquier cambio en estas reglas requeriría una reforma constitucional, un proceso que ya está definido y que involucra un debate y consenso legislativo más profundo que un simple referéndum. Segundo, la reelección es un tema altamente politizado y un referéndum podría ser manipulado para beneficiar a ciertos intereses políticos; las campañas a favor o en contra podrían centrarse en temas emocionales o políticos, en lugar de proporcionar un debate informado y equilibrado sobre la cuestión de la reelección. Tercero, en un contexto donde el país debe enfrentar desafíos económicos, sociales o políticos urgentes, centrar la atención en un referéndum sobre la reelección puede desviar el foco de problemas más acuciantes; priorizar el debate sobre la reelección sobre otros temas importantes podría percibirse como una falta de enfoque en cuestiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos. Cuarto, el debate sobre la reelección puede generar inestabilidad política y social; la discusión pública y los conflictos derivados de este referéndum pueden distraer y dividir a la opinión pública, afectando la gobernabilidad y la estabilidad del país. Finalmente, si la mayoría de la opinión pública y los líderes políticos ya están en consenso sobre las reglas de la reelección, un referéndum podría ser redundante; en tal caso, el foco debería estar en respetar y seguir las normas establecidas en lugar de someter a la población a un proceso adicional.
En resumen, un referéndum sobre la reelección del presidente Luis Arce podría ser considerado innecesario debido a la existencia de mecanismos democráticos y legales ya establecidos, los costos y recursos asociados, el riesgo de politización y desinformación, y la posibilidad de desviar la atención de problemas más urgentes.
De esta manera, si estos referéndums son llevados a cabo, con seguridad, no conseguirán los resultados esperados; y, si no se realizan, no pasarán de ser una intrascendente cortina de humo. [P]