Germán “Chunka” Gutiérrez, abogado, político y analista, fue parte de la primera bancada parlamentaria de Chuquisaca, tras el retorno de la democracia a Bolivia, en 1982. Desde entonces, el número de diputados chuquisaqueños se ha reducido de 13 a nueve, a la fecha, por efecto del mínimo crecimiento reflejado en los diferentes censos de población. Correo del Sur Radio habló con el exalcalde y exlegislador, tras la confirmación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de que Chuquisaca perdió un curul y Santa Cruz ganó otro, a raíz de los resultados del Censo del 23 de marzo de 2023.
Pregunta (P). ¿Cómo ha llegado Chuquisaca a esta situación?
Respuesta (R). Es un proceso histórico de largo aliento, no es una cosa que se hubiese producido en los últimos dos o tres años, sino es una tendencia histórica larga. Los censos se realizan para determinar cuáles son las debilidades que tiene el desarrollo de una determinada región y eso te da la posibilidad de resolverlas hasta el otro censo, pero no ocurrió así.
P. ¿Qué papel han jugado las autoridades?
R. En términos históricos –y cuando digo históricos me estoy refiriendo a un periodo, no solamente a unos cuantos años–, en Chuquisaca se ha perdido la sensibilidad respecto al desarrollo y al futuro. Tenemos los datos, sabemos las dificultades y no se hace nada en absoluto para que estas tendencias mínimamente cambien o, cuando menos, sean frenadas. Eso pasó en las entidades encargadas de analizar la situación; que yo sepa en todo este periodo, ni universidad, ni alcaldías, ni gobernación hicieron absolutamente nada.
Hay un proceso migratorio del área rural hacia la ciudad de Sucre que no ha sido debidamente atendido y nuestra gente formada se va de Sucre a otras latitudes. Estos temas jamás fueron tratados con seriedad. No se trata de que esto lo resuelva algún pensador, algún intelectual o alguna autoridad aislada; debería ser un gran desafío que se plantee entre las diferentes autoridades, porque el peso de los datos negativos que estamos viendo afecta al conjunto del departamento de manera perversa.
P. No se han escuchado de medidas de compensación.
R. A diferencia de este censo, en anteriores oportunidades se planteaban medidas de compensación; ahora que estas medidas se hayan cumplido o no se hayan cumplido también es cierto, pero, en este Censo ni siquiera se logró ese placebo que pudo haber servido de algo en un determinado momento.
P. Usted fue parte de la bancada parlamentaria de Chuquisaca tras la recuperación de la democracia. Entonces, ¿cuál era la distribución?
R. En 1982, cuando se recupera la democracia, Chuquisaca tenía 13 diputados. O sea, estamos hablando de que en 40 años hemos perdido cuatro diputados. Podríamos hacer una proyección de cada diez años y señalar que cada diez años hemos perdido un diputado. La asignación de curules en Bolivia parte de una base solidaria que son cinco diputados y luego se hacen asignaciones sobre la base de cuántos habitantes tienes. Tiene un efecto perverso, porque, aunque normalmente escuchas a la gente decir: “ah, pero no importa, los diputados no hacen nada, son ociosos” –que es verdad–, también hay que tomar en cuenta que ya en los escenarios institucionales, por lo menos en el Parlamento, Chuquisaca como región pierde cualquier posibilidad de negociación. No tiene un peso político, social, económico, de tal manera que las decisiones, por ejemplo, en el debate presupuestario, siempre quedan en manos de los tres grandes departamentos: Santa Cruz, La Paz y Cochabamba, y los otros departamentos nos constituimos en relleno, y en la medida que en ese relleno sigues siendo la parte minoritaria, tu peso, inclusive respecto a los departamentos débiles, es cada vez menor. Esto trae consecuencias políticas, económicas y sociales muy graves que tenemos que sentarnos los chuquisaqueños a debatir.
P. ¿Ya en 1982 se cuestionaba esta distribución?
R. Sí, solamente te doy un ejemplo. Cuando se discutía en el Parlamento el tema presupuestario, recuerdo que más o menos un 70 y tantos por ciento del peso económico, social y político se concentraba en esos tres departamentos; el día de hoy se concentra un 80, 82%. ¿Eso qué quiere decir? Hay una mayor asignación de recursos a esos departamentos, hay una mayor atención a esos departamentos, mientras tanto a los otros no les prestan la atención que deberían porque nuestra voz es tremendamente reducida. Varió esta situación con la Ley de Participación Popular (1994), con la que se municipalizó la redistribución de los recursos, pero ahora nuevamente ha habido una concentración del poder en La Paz, compartida con Santa Cruz y en menor proporción con Cochabamba, y el resto de los departamentos son casi inexistentes y, dentro de esos seis departamentos casi inexistentes, nosotros ocupamos probablemente la peor situación. Como algunos politólogos señalan: no es que estamos en un proceso de marginamiento, estamos en un proceso de intrascendencia.
P. ¿Debería haber una reforma en la norma para una mayor representación política y abrir el debate sobre la redistribución de recursos?
R. Lo que debería hacerse –y va a estar complicado porque estamos en esa intrascendencia– es debatir un pacto fiscal, que debe ser indiscutible el día de hoy, y tenemos que cambiar los parámetros de asignación de recursos. Ya no es posible que el índice per cápita sea el único para efectuar la distribución de recursos cuando lo que debería hacerse es una asignación por índices de pobreza u otros; esto ya se hizo con la condonación de la deuda externa, en el gobierno de Tuto Quiroga: se hizo una discusión mucho más amplia y no se tomó en cuenta la asignación per cápita, porque es injusta. Bolivia es uno de los países donde la redistribución del ingreso es, probablemente, uno de los más injustos. Por otro lado, la asignación de curules es un tema que también hay que discutirlo porque, a este paso, nos vamos a quedar con esa base de cinco diputados. Lo que podíamos muy fácilmente haber hecho es que la base de asignación de curules parlamentarios, en vez de ser cinco, sea seis, y sobre esa base que se haga el cálculo de la asignación de diputados. No se trata solamente de ver el tema poblacional, que se lo tome en cuenta, sino también ver las necesidades de una presencia política, social y económica en las áreas de decisión.
P. ¿El país está listo para ese debate?
R. Vivimos en un país muy confrontado y nos hemos hecho demasiado daño en esas confrontaciones. Con el Gobierno del MAS, pese a que la Constitución dice que Bolivia es un Estado con autonomías, el día de hoy es un país altamente centralizado y la democracia hoy se mide no por aquel que tenga más fuerza o sea el mayoritario, sino en la medida en que las minorías son debidamente atendidas y sus derechos, reconocidos. En un proceso democrático, que desgraciadamente no hay en Bolivia, también se tienen que atender a los sectores minoritarios, porque eso genera equilibrios más o menos democráticos y más o menos justos, por lo menos mucho más que en estos procesos de centralización que tiene Bolivia. [P]
* Raykha Flores Cossio, Jefa de Prensa de Correo del Sur