Al analizar los aspectos económicos del libro Malpaís. Ascenso de los mediocres seriales y muerte en vida de las instituciones, de César Rojas Ríos, se revela una visión crítica y profunda de los problemas estructurales que frenan el desarrollo económico y social en Latinoamérica, con un enfoque particular en nuestro país. Con un estilo directo y argumentos sólidos, Rojas Ríos desafía las narrativas tradicionales sobre la pobreza, la riqueza y el papel del Estado en el desarrollo, invitando a reflexionar sobre las verdaderas causas del subdesarrollo.
El autor enfatiza la importancia de las decisiones individuales y la ética del trabajo como motores del éxito personal y económico, dentro de un marco de libertad. La riqueza y la pobreza, asegura, no son destinos inevitables, sino estados que pueden transformarse a través de la acción consciente. Rojas Ríos critica las políticas redistributivas que fomentan la dependencia en lugar de incentivar el esfuerzo personal y el emprendimiento. En su análisis, destaca que los empresarios enfrentan riesgos y decisiones que pueden llevarlos al éxito o al fracaso, mientras que los pobres que logran salir de la pobreza lo hacen aprovechando oportunidades y tomando decisiones responsables.
Una de las críticas más contundentes del libro es hacia la visión marxista de la riqueza como un juego de suma cero y el populismo, que promueve políticas insostenibles. Estas políticas generan mediocridad, dependencia y conformismo económico, en lugar de fomentar el esfuerzo y la iniciativa individuales, así como la innovación y la competitividad.
Rojas Ríos tiene razón al describir cómo la mediocridad ha tomado el control de las instituciones en el país, especialmente durante el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). Esta “mediocracia high-tech”, caracterizada por el desplazamiento de los virtuosos y la exaltación de los mediocres, ha degradado áreas fundamentales como la justicia, la educación y la salud, paralizando el desarrollo nacional.
Esta mediocridad también se manifiesta en el enfoque cortoplacista del populismo, que se basa en la explotación de recursos naturales, como los hidrocarburos, para crear simplemente una ilusión de prosperidad. Sin embargo, al agotarse esta bonanza, emergieron graves problemas estructurales: inflación, escasez de dólares, déficit fiscal, reservas internacionales prácticamente agotadas y un aumento del desempleo. Estos hechos dejaron al descubierto el fracaso de las políticas implementadas durante años, agravadas por la corrupción y las pugnas internas dentro del MAS.
El autor destaca la diferencia entre el desarrollo y el subdesarrollo. El desarrollo, se plantea como un proceso que requiere emprendedores motivados y un entramado institucional que favorezca la creatividad y la innovación. Subraya la importancia de un ambiente que fomente la creatividad y el florecimiento personal como pilares de la prosperidad, señalando que se requiere esfuerzo, talento y un entorno que fomente la innovación y la excelencia.
En cambio, el subdesarrollo es presentado como un estado que combina actitudes y estructuras institucionales desfavorables. Las instituciones dominadas por mediocres seriales marginan a los emprendedores y priorizan la política sobre la economía y la sociedad. Este entorno desincentiva la creatividad y la innovación, pilares fundamentales del desarrollo. Sostiene que el subdesarrollo no es solo una cuestión económica, sino también de actitud y mentalidad, además de un problema institucional donde predominan la mediocridad y los antivalores que obstaculizan el progreso económico.
César Rojas Ríos asegura que, el camino hacia el desarrollo real exige esfuerzo, talento y un entorno institucional que favorezca la competencia y la innovación, con un liderazgo genuino y visionario, contrario al enfoque cortoplacista y corrupto que ha prevalecido. El populismo y la mediocridad solo conducen a crisis y penuria a largo plazo, mientras que la prosperidad se alcanza a través de un arduo y sostenido trabajo dentro de un marco de libertad individual y colectiva.
La Biblia (NTV) refuerza las ideas planteadas por el autor de Malpaís. Ascenso de los mediocres seriales y muerte en vida de las instituciones con un mensaje contundente en Proverbios 29:2: “Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra. Pero cuando los perversos están en el poder, el pueblo gime”. Este pasaje subraya la importancia de contar con líderes justos, dotados de principios sólidos y valores inquebrantables, capaces de transformar las instituciones y trabajar incansablemente por el bienestar del país y su gente.
En consecuencia, llegó el momento que quienes poseen conocimiento, integridad y excelencia moral asuman el desafío de romper el ciclo de mediocridad que ha paralizado a nuestro país y sus instituciones. No podemos permitir que los intereses egoístas y la falta de visión sigan frenando nuestro desarrollo. Bolivia necesita líderes con principios sólidos, valores inquebrantables y méritos incuestionables, comprometidos con la justicia y el mérito. Líderes que asuman su responsabilidad no por ambición personal ni intereses de grupo, sino con un espíritu de unidad, guiados por el propósito superior de construir un futuro de armonía y prosperidad para todos los bolivianos, incluyendo a las generaciones venideras.
La transformación de Bolivia es posible si se adoptan valores fundamentales como la justicia, el mérito y la excelencia. Superar el subdesarrollo requiere un modelo que fomente la creatividad, el esfuerzo constante y un liderazgo ético capaz de inspirar confianza y priorizar el bienestar colectivo. Solo de esta manera podremos dejar atrás MALPAÍS y construir BUENPAÍS: una sociedad que abrace el cambio y haga del desarrollo una realidad tangible. Este cambio implicará una mayor producción, la generación de riqueza y una distribución más equitativa, reduciendo la pobreza, creando más empleo y garantizando bienestar para todos los bolivianos. [P]
* Peter Campos Quiroga, economista y docente USFX