La carrera electoral se pone caliente, pero pasado el carnaval entrará a su punto de ebullición. La unidad suena tanto en el masismo como en la oposición; pero ambas realidades políticas siguen fragmentadas. Hay encuestas que marcan preferencias; pero todavía todo sigue incierto. Las urnas tienen el rostro de la pirámide de Guiza: imperturbable y enigmática.
Luis Arce, cero a la izquierda
- César Rojas Ríos, conflictólogo
Es un lugar común en la izquierda y en el MAS tildar a sus adversarios políticos de “imperialista”. Una vez así etiquetado arreciará sobre el personaje en cuestión los dicterios como una tormenta cerrada. Por eso me atrevo a decir que Luis Arce, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, es un “imperialista”. Así, como lo escucha, o sea, el mayor enemigo del MAS, y con distancia respecto de cualquier otro que asome su cabeza por la cornisa parlamentaria.
Me remito a las pruebas. Irrefutables en este caso.
¿Quién le ha hecho más daño al MAS que el propio presidente que subió a la pirámide del Poder gracias al MAS, defenestró social y judicialmente a su líder histórico, partió con el hacha estatal a su partido en dos, hizo uno de los peores gobiernos de la historia nacional y se obstina en ser candidato a la presidencia con un irrisorio 3% de respaldo? Esto no hubiera hecho ni el más mortal de los militantes masista, pero el ex ministro de Economía, sí lo está haciendo sin rubor en la cara porque —seguro— obedece a los oscuros intereses del imperio: sepultar al MAS hasta apolillarlo para de esta manera evitar su resurrección ulterior.
Y prosigue hablando de una industrialización que monta elefantes blancos que, luego de inaugurados pomposamente, languidecen en el cementerio de las ruinas económicas. Y de haber administrado una chequera sin fondo en el gobierno de Evo Morales, ahora se ha convertido en el manitas de una coladera (léase economía), que pincha a diestra y siniestra. Y todas las semanas y a todas horas. En fin, más que economía, lo nuestro realmente es la administración de la escasez y la penuria. Y todo por qué. Mi impresión es que en las carreras de economía se estudia de todo, menos historia y geografía económica; porque si uno revisa la historia del siglo XX y leído el fantástico libro de estadísticas económicas de Angus Maddison, Historia del desarrollo capitalista. Una visión comparada, sabría que el clivaje capitalismo/socialismo es entre prosperidad/pobreza a secas. Mirando al pasado pensemos en la Rumanía comunista y la Suiza capitalista (para no citar la manida comparación entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética de países azotados por hambrunas colectivas). Y mirando hoy un poco el globo terráqueo, ahí tenemos a Cuba, el mausoleo de los muertos vivientes y de algunos malvivientes del Partido Comunista de Cuba (PCC) que perviven, como los buitres, de metabolizar carroña.
O sea que, aparte de un agente del imperio, tenemos al mando de la nave gubernamental a un ciego. No ve hacia atrás ni ve hacia los costados. Está enceguecido por la ideología y atrapado en su propia trampa: la “industrialización”, que, seguro, es otra obra del imperio para empobrecernos hasta matarnos de cólera.
Luis Arce Catacora, ni se mosquea de que cabalga el Golem. Eso sí, debemos reconocer sus dotes proféticas, su capacidad de ver más allá de la bruma de los tiempos. ¿Y qué vio con lograda clarividencia? Tiene un libro, publicado por el renombrado Fondo de Cultura Económica de México, que lleva por título Un modelo económico justo y exitoso. La economía boliviana, 2006 – 2019. Dicho está por nuestro presidente-economista, la economía justa y exitosa logró durar en Bolivia de 2006 hasta 2019. Luego, lo que vivimos como el malgobierno “arcista” del día a día, representa a partir de 2019 una economía injusta y fracasada. Escrito está. [P]
Chi extravagante, entre la Biblia y el Tik Tok
- Edgar Iñiguez Araujo, politólogo
El MAS, fruto de sus pugnas y divisiones internas, ha perdido la hegemonía que ostentaba en el sistema de partidos, lo que ha generado un sistema fragmentado y polarizado. Ahora existen varias organizaciones y propuestas, tanto en el terreno de la derecha como de la izquierda popular, lo importante es que ninguna de ellas tiene la posibilidad de lograr un triunfo aplastante con un porcentaje tan amplio como lo tuvo el MAS en su momento. Esto conlleva a la existencia de gran cantidad de siglas y partidos que terciaran en las futuras elecciones.
Estas propuestas políticas tratan de nuclearse con mayor o menor éxito en dos polos: la persistencia de un modelo nacional popular estatista y la propuesta de un necesario cambio estructural del modelo económico e institucional. En este contexto, el precandidato Chi Hyun Chung, ha logrado un sorprendente tercer lugar en algunas encuestas lo que hace pensar en su protagonismo importante en las próximas elecciones, ¿cuáles son las razones para este posicionamiento?
En primer lugar, Chi ha guardado una astuta distancia criticando el modelo del MAS, pero también realizando una crítica a los políticos tradicionales que se encuentran en el esquema de unidad, lo que le ha permitido ocupar un posicionamiento de centro político. Esta crítica dual ha ido acompañada de propuestas extravagantes y conservadoras: el convertir el salar de Uyuni en “Las Vegas Bolivianas”, generar un desarrollo tecnológico similar al de su natal Corea, la crítica constante a la comunidad LGTBQ a la que sostiene que hay que “reeducar”. Todos estos planteamientos tratan de lograr impacto en el mercado electoral, especialmente juvenil y conservador. Cuando Chi es interpelado respecto al cómo lograría tales obras faraónicas, generalmente responde que tiene contactos y equipos de expertos que le asesoran en su Corea natal. La retórica de Chi no tiene base programática ni elocuencia teórica, sin embargo, es estrafalaria, lo que le permite posicionarse en un mercado electoral que tiene segmentos conservadores.
En segundo lugar, las encuestas mostraban y aun muestran, la esperanza que había en los votantes bolivianos respecto a la impronta de un líder renovador y hasta cierto punto rupturista, evidenciando el desencanto que tiene el mercado electoral con la prolongada gestión del MAS, pero también con las propuestas de liderazgos tradicionalistas que tiene largas décadas de presencia en la política boliviana. Parece que el apoyo a la candidatura de Chi, también tiene ese componente de desencanto y rebeldía frente a las propuestas añejas del sistema de partidos.
Chi Hyun Chun es también un pastor de la iglesia evangélica, que tiene un importante nivel de feligreses, según algunos datos representan el 6.72 de la población boliviana. Esto hace pensar que una buena parte de esa feligresía sea una población votante extremadamente fidelizada. Las iglesias evangélicas son menos plurales que la iglesia católica, donde no existe la posibilidad de tener un candidato definido. Sin embargo, en la evangélica o protestante, hay la tendencia de tener un candidato definido al cual tributan su apoyo miles de religiosos casi fanatizados. Este es el piso o la base electoral sólida que tiene gran lealtad religiosa a su líder Chi Hyun Chun.
Las redes sociales han ocasionado grandes cambios en el mercado electoral, el cual ya no se inclina con demasiada frecuencia a realizar concentraciones masivas, sino, en cambio, a la velocidad con la que se comparten breves mensajes de distinto grado de profundidad. Uno de los aspectos que se critica de las redes sociales, especialmente cuando son utilizados por jóvenes, es la trivialización de la política. Chi ha emprendido una campaña a través de redes especialmente en Tik Tok, que parece acorde a los gustos y preferencias de los jóvenes, parece ser que posee una personalidad más “simpática” que, por ejemplo, Samuel Doria. Chi provoca cierta familiaridad de entrada cuando se utilizan las redes sociales.
En suma, el posicionamiento de Chi Hyun Chung, marca el desencanto con los políticos tradicionales, la creciente influencia de las religiones en la política y la utilización de redes utilizado mensajes extravagantes y banales. No es poca munición para la batalla electoral. [P]
Manfred: el desafío de sumar dividiendo
- Franz Flores Castro, politólogo
Manfred Reyes Villa (MRV) es un personaje que suele imitar al gran cantante Freddie Mercury en sus presentaciones públicas, es un político que no le teme a la lucha por el poder, donde llegó como alcalde y gobernador. E intentó llegar por dos veces como presidente. Desafinado en sus imitaciones, pero atinado a la hora de hacer gestión pública, su mayor carta de presentación es Cochabamba (a la que suele llamar el corazón de Bolivia). A MRV no le han importado las posiciones ideológicas, estuvo con Celso Torrelio y con Hugo Banzer, así como con connotados dirigentes del Movimiento Bolivia Libre.
La participación popular de 1994 fue el disparo del éxito político de MRV, fue alcalde de Cochabamba entre 1993 hasta 2000, años donde modernizó la urbe cochabambina al punto que la dejaron como un “precioso jardín” como suele decir en sus alocuciones.
Aupado por su buena gestión como burgomaestre, intentó en 2002 llegar a la presidencia. Para ese año las encuestas señalaban a MRV como ganador ante su contendiente Gonzalo Sánchez de Lozada. Datos en lo que el excalcalde creyó firmemente al punto que, unas semanas antes del verificativo electoral del 30 de junio de 2002, un grupo de entusiastas acólitos visitó el Palacio Quemado en La Paz, para medir las cortinas del mismo. Una vez realizadas las elecciones, MRV no salió primero como decían las encuestas más optimistas, ni segundo como decían las pesimistas, salió tercero a una corta distancia de Evo Morales.
Ante este fracaso electoral, MRV se postuló para gobernador del departamento de Cochabamba en las elecciones de 2005, ganando con el 48% de los votos. Pero esta gestión estuvo marcada por una época turbulenta y violenta de enfrentamiento entre afines al partido de gobierno y grupos urbanos.
Finalmente, para las elecciones de 2009 MRV logró aglutinar a las fuerzas políticas contrarias al MAS y logró apenas un 27 % de los votos, pero concentrados en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando, y con relevantes respaldos en las ciudades de Cochabamba y Tarija .
Como en 2002, MRV hoy está en los primeros lugares de la preferencia electoral (Eso es lo que dice el nuevo gurú de la política Marcelo Claure). Aquí radica su mayor desafío: no creer en las encuestas. Las mismas hoy casi no sirven para predecir resultados electorales.
El segundo desafío de MRV, está en superar la frontera urbana y lograr seducir votos rurales que siempre le han sido reacios. MRV es sobre todo un líder de la clase media y, en alguna medida, de lo nacional-popular citadino. La gente del campo, peor si es de Cochabamba, no vota por él. A cambio, MRV puede traccionar votantes en los departamentos de Santa Cruz, Beni y Pando y a una que otra urbe como Tarija.
Su tercer desafío, es conformar un equipo de trabajo que no solo emita adulaciones “bombosas”, sino que elabore una propuesta y un plan de gestión que le permita mostrarse no solo como un candidato que, pese a su edad avanzada, todavía puede convertir el dinero en obras. Que haya colocado a su propio hijo como primer concejal del municipio de Cochabamba y carezca de asesores con experiencia política, habla muy bien de esta vieja forma de hacer política que prefiere la lealtad (a prueba de balas) antes que el profesionalismo (a prueba de aulas).
El cuarto desafío, radica en limpiar su imagen de haberse saltado todos los diques de la justicia boliviana. MRV, hasta enero de 2023, contaba con 23 procesos penales a los cuales se sumaron dos por acoso y violencia política contra la mujer. Sorprendentemente, en junio del mismo año, el Tribunal Constitucional Plurinacional anuló 8 sentencias y 4 procesos que virtualmente lo dejaron libre de polvo y paja para correr como candidato presidencial.
En agosto de 2025, Manfred puede ser el político más querido o el más odiado: si gana las elecciones se verá como el eje en torno al cual se aglutinó el voto opositor; si pierde, será el culpable de haberlo dividido. [P]
Samuel, el k’encha
- Alex Aillón, escritor
El director de Péndulo Político me dijo que la última semblanza que quedaba para escribir era nada más y nada menos que la de Samuel Doria Medina. ¡Carajo, me dije, qué mala suerte! Eso me pasa por tardón, los otros candidatos se agotaron, como si fueran entradas a un concierto de los Rolling Stones: rápido, rapidito, dejando solo, solito, a Samuel a cargo de mi pluma.
Pero luego pensé, todo lo contrario, Samuel es un tipo más que interesante. A pesar de su falta de glóbulos carismáticos en su condición sanguínea, es alguien que merece respeto y atención. Alguien que se ha salvado de que lo maten en un secuestro (algunos fanáticos cuasi/religioso/ marxistas, del EGTK), que sale vivo cuando se cae su avión (“¡Carajo, nos caemos!”¡Qué frase para la posteridad!), que luego salva el pellejo del ataque de un perro que ha tenido que ser más fiero que el mismísimo Cancerbero, y que es, además, un sobreviviente al cáncer, pues, joder, déjenme decirles, no es precisamente alguien a no tomar en cuenta.
Tengo en mente dos personas (políticos) que tuvieron accidentes en avión en América Latina, el uno fue Jaime Roldós, presidente del Ecuador, hasta donde sabemos se murió bien muerto; el segundo, no sé si al despegar o al aterrizar, fue Jaime Paz Zamora, y este sí quedó bien vivo, re vivo, y su madre dijo que Dios tenía reservado para él un destino enorme y así fue, no tan enorme, pero considerable, llegó a ser presidente de Bolivia, cruzando ríos de sangre y dando lecciones de pendejez política, siendo tercero en la votación. Luego, en el largo viaje de la democracia pactada, Doria Medina, sería su ministro. Ahora, no conforme con su condición de hombre vivo, quiere ocupar su lugar, en la silla presidencial.
Quizás, sin embargo, el más grande accidente que haya tenido Doria Medina, en la política —y que fue peor que el episodio del avión, que un ataque combinado de un pitbull y unos cuantos guerrilleros del EGTK—, no es otro que su triste paso como candidato a la Vicepresidencia de Jeanine Añez, protagonista de uno de los peores gobiernos de la historia presente. Sin embargo, Samuel ha demostrado que es capaz de sobrevivir, pero quizás no de reinventarse (quizás no lo necesita), continúa con su habitual forma de ser, algo que le juega a favor, para algunos, y en contra, para otros: es un político pausado, opaco, serio, pero con ganas de conectar con la gente, con los jóvenes, a veces utilizando recursos que no son los que más le favorecen, como el humor en Tik Tok, por ejemplo.
Así es, Samuel Doria Medina se niega a morir, como hombre y como político, se niega a entregarse al destino como una hoja inerme a la corriente de un rio, es un hombre que la pelea, que la lucha, y que ahora, nuevamente, está en la empecinada tarea de ser presidente del país más pobre del Cono Sur, en un océano más que turbulento; aunque él afirma que el escenario ha cambiado y que en 100 días cambia el curso catastrófico de Bolivia.
Doria Medina puede que sea un K’encha, como tantos lo afirman, pero un K’encha con el poder de doblegar su k’encherío, ese es su superpoder, y quizás, en esta tercera o cuarta o ya no sé, sea la vencida, y si así fuera, todos los bolivianos, simples mortales, nosotros que sí feneceremos, tendremos que gritar, a coro, desde la Plaza Murillo al balcón presidencial: ¡Ave, Samuel, morituri te salutant! [P]
Andrónico Rodríguez: la juventud es solo una palabra
- Javier Rolando Huarachi Villegas, sociólogo
Quizás, el aspecto más llamativo de Andrónico Rodríguez se sintetice en su juventud. La juventud es solo una palabra. Así lo sintetizó Pierre Bourdieu, el sociólogo francés más importante del siglo XX.
En el campo político, de igual manera, la juventud es una simple y llana palabra, un significante vacío como diría Lacan. Es todo y es nada a la vez. Hay jóvenes viejos y viejos jóvenes, apuntaría Allende; qué más da, en nuestra época, todos los políticos viejos, aparentan ser jóvenes, y todos los jóvenes, no quieren ser viejos, esa es la contradicción.
Hoy se presenta una nueva ola de líderes jóvenes y renovadores, tanto en el MAS como en las fuerzas opositoras. Sin embargo, no todos han tenido la misma fortuna que Andrónico, quien ha logrado posicionarse rápidamente y con un amplio margen en el terreno electoral. La crisis del MAS y su principal caudillo, Evo Morales, facilitaron de manera natural la ascensión de este joven líder.
Nacido y formado en el centro del sindicalismo cocalero (el Chapare), este joven liderazgo aparece como el “eros” de lo nacional popular. Es decir, como una fuerza que promueve la vida, la reproducción, la creatividad y la conexión social de quienes creen puede salvar el instrumento político, realimentarlo, y dotarlo de un discurso renovado. Ciertamente, están en lo correcto.
Se trata de un joven carismático, con habilidades para conectar con las emociones de renovación en sectores de lo nacional-popular, pertenece a un grupo ascendente de profesionales, tiene cierta experiencia en la administración del Estado, conoce los logros y los fracasos del MAS, pero, sobre todo, es la criatura genuina de una nueva etapa social e histórica, es la generación Evo que se rebela “con repeto y lealtad” al Thanatos de Morales.
Andrónico también es la mentalidad de la sociedad de la información y del conocimiento, un comunicador de ideas y propuestas que no se limitan al discurso de la modernidad industrial, sino que se identifican con los modelos de desarrollo pos-industrial, ligados más bien al desarrollo de las economías verdes, de la ciencia, la tecnología, la innovación y los emprendimientos. Es la generación de las identidades fluidas, de aquellos jóvenes que se alejan de los extremos –comunismo o liberalismo– y de los atajos simplistas y de los chalecos de fuerza innecesarios para hacer política. Es la generación del progresismo de mercado, una negación del progresismo de Estado y del neoliberalismo de mercado. No es ni lo uno ni lo otro. Es verdaderamente algo nuevo. He ahí algunas de sus virtudes.
A pesar de sus atributos juveniles, Andrónico enfrenta desafíos significativos para ser un competidor potencial. Es crucial que sea independiente del control que Evo Morales ha ejercido sobre él; para ello parece haber tomado una estrategia en dos sentidos: primero, ser compañero de ruta de Evo Morales, esperando que Arce Catacora le asigne el golpe final a través del Órgano Electoral y Judicial. Esto le Esto le permitiría consolidarse como una alternativa viable que garantice una competencia efectiva de los nacional-popular. Sin embargo, esta estrategia es arriesgada por sí sola, ya que Morales no confía en Andrónico como su sucesor legítimo. Segundo, su estrategia implicaría presionar desde las bases para crear condiciones necesarias que eviten el tradicional dedazo del jefazo. La gigantografía de su retrato en la ciudad de La Paz refleja su potencia de influir en la psique emocional de la sociedad boliviana. En sectores populares, su aceptación es evidente, y su táctica de medición es precisa.
El contexto económico que predomina en el ambiente electoral podría influir en las decisiones del electorado, principalmente de las clases medias no populares, que podrían inclinarse por líderes más experimentados para resolver la crisis. ¿Podrá Andrónico satisfacer esta demanda electoral? Si logra cumplir con estas expectativas, podría convertirse en líder más competitivo; de lo contrario, se enfrentará a serias limitaciones. Al fin y al cabo, ser joven no es suficiente, la juventud es solo una palabra. [P]
Tuto Quiroga, político tecnócrata
- Miguel Angel Amonzabel Gonzales, Investigador y analista socioeconómico
Jorge Fernando Quiroga Ramírez, conocido como Tuto Quiroga, es una figura central en la política boliviana. Nacido el 5 de mayo de 1960 en Cochabamba, posee una sólida formación académica: estudió ingeniería industrial en la Universidad de Texas A&M y obtuvo una maestría en Administración de Empresas. Antes de incursionar en la política, trabajó en multinacionales como IBM, Mintec y el Banco Mercantil de Bolivia, experiencias que le brindaron una visión global de los mercados y las finanzas, aspectos que influirían en su trayectoria política.
A principios de los años ´90, Quiroga regresó a Bolivia y se unió al partido Acción Democrática Nacionalista (ADN), ascendiendo rápidamente gracias a su perfil tecnocrático y enfoque económico. En 1997, a los 37 años, fue elegido vicepresidente, convirtiéndose en el más joven en la historia del país. Su enfoque político se caracterizó por políticas económicas ortodoxas, con especial énfasis en la exportación de gas natural, con el objetivo de posicionar a Bolivia como un actor relevante en el mercado energético regional.
En 2001, tras la renuncia de Hugo Banzer, Quiroga asumió la presidencia interina en un contexto de alta tensión social. A pesar de las dificultades, logró mantener la estabilidad económica y promovió avances en educación y salud. En 2002, asumió oficialmente la presidencia, liderando un país dividido entre defensores de las reformas neoliberales y quienes demandaban cambios más radicales. Su gestión fue pragmática, pero no logró unificar al país ni generar un consenso generalizado.
A lo largo de los años, Quiroga se ha mantenido como un actor recurrente en las elecciones presidenciales, aunque con resultados poco favorables. En 2006, obtuvo un 28,62% de los votos; en 2009 no participó; en 2014 su apoyo cayó a un 9,04%; en 2018, apenas alcanzó el 3,5% de intención de voto. En 2020, ante una intención de voto inferior al 1%, renunció a su candidatura poco antes de las elecciones. Esta caída en su apoyo popular se puede atribuir a su desaparición temporal del escenario político después de cada elección y a su incapacidad para crear un partido político propio, lo que limitó su visibilidad y profundizó su desconexión con la ciudadanía.
En 2025, el panorama político de Bolivia se presenta complejo. La situación económica del país, el desgaste del Movimiento al Socialismo (MAS) y la creciente división interna de este partido han abierto un espacio para figuras como Quiroga. Su creciente presencia en los medios, tanto nacionales como internacionales, y el impacto de las redes sociales han aumentado su visibilidad. Las encuestas lo sitúan con una intención de voto de entre el 9% y el 11%.
Este mismo año, Quiroga se presentará nuevamente a las elecciones, pero bajo la ‘Alianza de Unidad’, una coalición formada por líderes políticos tradicionales, agrupaciones marginales (a menudo de carácter informal) y personajes cuyo apoyo electoral es volátil y carente de una ideología coherente. Si elige liderar esta coalición y coloca a estos llamados ‘políticos’ en las candidaturas departamentales, su futuro político podría verse seriamente comprometido. La población, cansada de la vieja política, no apoyará a Quiroga si se asocia con estos ‘traficantes’ de la política, quienes han demostrado ser más interesados en el poder que en el bienestar nacional.
Entre sus fortalezas, destaca su perfil tecnocrático y sus alianzas internacionales, que le otorgan un capital político considerable. Su experiencia en economía y relaciones con líderes internacionales podrían ser cruciales para atraer inversiones extranjeras y promover el desarrollo económico de Bolivia. Sin embargo, su desconexión con las realidades de las zonas rurales y los sectores informales de la economía boliviana representa una debilidad significativa. La falta de comprensión de los problemas cotidianos de la mayoría de los ciudadanos podría erosionar rápidamente su liderazgo, especialmente si implementa políticas económicas que resulten impopulares entre los sectores más vulnerables.
Tuto Quiroga enfrenta un dilema complejo: su perfil tecnocrático y sus vínculos internacionales lo posicionan como un candidato capaz de generar estabilidad económica, pero su desconexión con las problemáticas internas del país y la falta de una estructura partidaria sólida limitan su efectividad como líder nacional. En un contexto de creciente desconfianza hacia la política tradicional, su futuro político dependerá de su capacidad para adaptarse a las demandas de un electorado que exige una renovación. [P]