
¿Están las elecciones de agosto en manos de los jóvenes?: El 44% de los votantes tiene menos de 35 años
A menos de un mes de las elecciones generales del 17 de agosto, mientras la atención mediática se concentra en las encuestas –todas coinciden en que Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga se disputan el primer lugar–, la pregunta que recorre el escenario electoral es una que apunta al corazón demográfico del país: ¿qué tan decisivo será el voto de los jóvenes en los comicios de este año? Con 3,3 millones de electores de entre 18 y 35 años, que representan el 44% del padrón, se trata de un segmento que, al menos por ahora, los candidatos, aparentemente, no logran comprender, seducir ni representar.
¿Cómo es este bolsón de votantes? De acuerdo con expertos consultados por “Péndulo Político”, los jóvenes son pragmáticos, desconfían de los partidos, se informan por canales que escapan a la propaganda tradicional y se sienten profundamente ajenos a la oferta política actual. Son, en palabras de los entendidos, los protagonistas de una elección “líquida”, donde las lealtades son volátiles y el resultado, impredecible. Mientras los políticos insisten en campañas “adultocéntricas”, hoy la puerta de entrada de este segmento parece infranqueable.
La anatomía del Padrón Electoral
Los números del Padrón Electoral 2025 son elocuentes: de 7.567.207 votantes habilitados, 3.333.562 tienen menos de 36 años. Esta cifra, que representa un 44,05% del electorado, es el dato central de la contienda. Si se compara con el Padrón de 2020, el crecimiento total del electorado fue de 535.913 personas, un reflejo del dinamismo demográfico del país.
Sin embargo, un análisis más fino revela un dato no menor: el peso porcentual del voto joven (18-35 años) disminuyó ligeramente, pasando del 46,47% en 2020 (3.267.138 votantes) al 44,05% actual. Esto sugiere un leve envejecimiento del padrón, pero no disminuye la importancia estratégica de un segmento que, en términos absolutos, sigue siendo enorme y decisivo.
La distribución de este poder juvenil no es uniforme. El Oriente y la Amazonía aparecen como las regiones más jóvenes, con Pando (47,82%), Santa Cruz (46,38%) y Beni (46,64%) a la cabeza. En contraste, el eje central (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) concentra el poder en números brutos, al aglutinar al 73,6% de todos los votantes jóvenes del país. Esto convierte a las principales ciudades en el epicentro de una batalla por un voto que, según los expertos, puede ser definitorio.
Hay desconexión
El estratega político Andrés Delgadillo considera que hay una brecha entre los candidatos y los votantes jóvenes. “No sienten que estén representados por ningún actor político”, afirma.
Una de las razones, sostiene, es que sus campañas son “completamente adultocéntricas”, ancladas en formatos que para un joven son una “práctica arcaica, acartonada y aburrida”, como los foros televisivos.
El intento de los candidatos por incursionar en TikTok, lejos de acortar la distancia, en muchos casos, la agranda, añade el experto. Además, afirma que sus interacciones en las redes sociales no son reales. “Si vos les haces una auditoría al manejo de sus redes, el 90% son ‘likes’ y seguidores comprados. Ninguno tiene un crecimiento orgánico”.
Para el periodista y analista político Andrés Gómez, esto tiene que ver también con los actuales canales de comunicación que usan los jóvenes. La era de los medios masivos que creaban un mensaje único para una audiencia pasiva terminó, sostiene. Hoy, gracias a las redes sociales, se vive una “desmasificación”, donde un joven, con una respuesta ingeniosa, “puede ser más viral que el propio mensaje del político”.
¿Cómo son?
¿Qué mueve entonces a este electorado? Lejos de las grandes narrativas ideológicas, su comportamiento parece regirse por el pragmatismo. “Los jóvenes no están tan politizados ni ideologizados como los de la década del 70 o del 80. Son cada vez más pragmáticos y no les interesa si alguien es de izquierda o de derecha, sino que pueda resolver sus problemas cotidianos y les pueda garantizar posibilidades de éxito”, sostiene Gómez.
El politólogo Carlos Cordero los describe como una generación “más expuesta al uso de las nuevas tecnologías”, lo que los hace “más universales, menos sectarios” y, sobre todo, “altamente reflexivos, analíticos y críticos”. Esta capacidad los lleva a desconfiar de las promesas vacías, sostiene el experto. “Son básicamente sectores urbanos con educación media o alta”, añade, o bachilleres, en el caso de los jóvenes de 18 años.
En ese marco, Delgadillo identifica un error de interpretación de las campañas de los candidatos sobre lo que demandan los votantes de este segmento. “Los jóvenes no quieren empleo: quieren ganar dinero. Son dos cosas diferentes”, señala, a manera de ejemplo, no están sabiendo cómo satisfacer.
“La gente joven lo que está esperando es a alguien empático con sus sueños, con sus ideales. Y los políticos lo único que están haciendo es presentar soluciones a la crisis, y quizás no baste solamente eso, sino que les presenten un futuro posible. Y hasta ahora, no sé si algún candidato ha presentado eso”, agrega Gómez.
¿Cómo votará este segmento?
Con un electorado tan desconectado y volátil, el resultado es una incógnita. Delgadillo define el momento como una “elección abierta” y “completamente incierta”, cuyo desenlace será “una elección de sorpresas”. La falta de un “outsider” que canalice el descontento deja un vacío que podría traducirse en múltiples resultados, según el experto. “Tal vez si el señor (Jaime) Dunn hubiera sido candidato, habría sido diferente (…) Es muy difícil, en este contexto, marcar tendencias claras”, sostiene.
Cordero considera que los jóvenes podrían ser los “protagonistas” del “voto castigo” contra el Movimiento Al Socialismo (MAS). “Pueden ser los protagonistas del voto castigo contra el Movimiento Al Socialismo, porque los mensajes están yendo en esa dirección, es decir, que la situación que crítica que vive el país, el autoritarismo, la paralización del país es responsabilidad del Movimiento Al Socialismo. Y no hay una generación Evo, una generación que simpatizaba fuertemente con el MAS. Parece que, ahora, la nueva generación, que va a ser decisiva en este proceso electoral, está con la idea de emitir un voto castigo contra el partido político o el bloque ideológico que considera que es el causante de la crisis”, sostiene el experto.
Gómez, por su parte, señala que el voto de los jóvenes no es tan autónomo. Sostiene que su decisión estará determinada principalmente por dos variables: por su núcleo familiar y el de sus amigos. No obstante, afirma que hoy “los jóvenes están en el grupo de la gente de los indecisos”. “Es muy probable que hayan estado esperando un outsider (…) A los jóvenes les gusta lo nuevo. Quizás, en estas elecciones, (por eso mismo), haya bastante voto en Blanco y Nulo. Y es muy probable que, parte de ese voto Blanco y Nulo, sea de los jóvenes. Pero insisto: los jóvenes no necesariamente se desencajan del núcleo familiar para emitir un voto diferente”, añade.
El problema es que no hay candidatos que generen una conexión emocional genuina, en criterio de Delgadillo. “A Milei lo ven los niños y lo abrazan y lo besan, en campaña. Pero eso en Bolivia no pasa”, sostiene.
La presencia de figuras jóvenes como Andrónico Rodríguez, Eva Copa o Eduardo Del Castillo no es suficiente para capturar a una masa que se siente instrumentalizada, dice, por otra parte, Cordero. “Sí, se pensaba que uno de los candidatos que podría simpatizar con los jóvenes era el señor Jaime Dunn. Ahora no se sabe exactamente hacia dónde migrará el voto joven, pero podría ir a quien mejor interprete sus demandas”, concluye.
Así, a las puertas de las elecciones agosto, este segmento del electorado parece ser un enigma. Su decisión, probablemente será tomada en los últimos días y lejos del ruido de las campañas.