
POSTURA
"Vine a la Asamblea para escuchar argumentos con pruebas y lastimosamente los interpelantes no mostraron ninguna", se quejó el ministro de Defensa, Reymi Ferreira, tras el acto interpelatorio.
La Asamblea Legislativa Plurinacional, controlada por el partido del presidente Evo Morales, ratificó ayer la confianza en la gestión del ministro de Defensa, Reymi Ferreira, y rechazó la denuncia de la oposición sobre el supuesto envío de militares bolivianos a Venezuela para reprimir a la población civil, decisión que llegó después de que la diputada opositora Norma Piérola y el vicepresidente Álvaro García Linera protagonizaran un bochornoso forcejeo.
Ferreira compareció ante el Legislativo a pedido de cuatro parlamentarios opositores para responder a una treintena de preguntas relacionadas sobre todo con la actuación de uniformados bolivianos en Venezuela.
La mayoría oficialista aceptó las respuestas del Ministro y le dio el "voto de confianza" que se estila cuando se aprueba un informe en una interpelación en el Legislativo.
Tras la interpelación, el presidente del Senado, José Alberto Gonzales, sostuvo que se vino abajo la "mentira" de que "300 militares bolivianos fueron trasladados a Venezuela", ya que la oposición no pudo demostrar con pruebas tal acusación.
Esa denuncia fue realizada en julio pasado por la diputada opositora Norma Piérola en declaraciones a medios de comunicación y en las redes sociales, asegurando que obtuvo la información de forma "extraoficial" de militares bolivianos.
El Ministro también se refirió al caso de un adjunto agregado militar boliviano en Venezuela cuyo documento de identidad fue hallado durante un acto de represión de protestas.
Reiteró que el funcionario militar previamente fue asaltado y le robaron sus documentos y dinero y que envió una copia de la denuncia del robo sufrido.
La interpelación estuvo marcada por un fuerte cruce verbal entre Piérola y el Vicepresidente.
La tensión surgió cuando la diputada opositora sostuvo en su intervención que en Bolivia existen bases militares extranjeras, con presencia de uniformados venezolanos.
García Linera, visiblemente molesto, puso a disposición de Piérola un avión para trasladarla a ella y la prensa hasta las supuestas bases militares extranjeras. Además, le ofreció a la diputada renunciar si llegaba a comprobar la existencia de esos cuarteles. Y si se comprobaba lo contrario, la retó a que renunciara por "mentirosa".
Luego el asunto subió de tono. Piérola, también alterada, se le acercó en la testera para mostrarle de cerca sus documentos, en medio de los gritos de los asambleístas. Entonces, ambos se enfrascaron en un forcejeo. García Linera tocó en el brazo a la diputada y luego su cabeza. Ella respondió tocándolo en el rostro. El Vicepresidente tomó del antebrazo a Piérola, y ella se soltó con un movimiento brusco, que quedó registrado.
Piérola se quebró después en llanto ante los periodistas y los oficialistas acusaron a los opositores de victimizarse y devaluar el mecanismo de interpelación.
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