Emotivo adiós a Jonathan

En medio de silencio y zozobra, amigos, compañeros, vecinos y docentes del estudiante Jonathan Quispe Vila, que murió el jueves en medio de una represión policial, acudieron al cementerio de Villa Ingenio para darle el último adiós. Entre murmullos, algunos de los asistentes recordaban la tragedia, otros contaban lo que vieron ese día y otros sacaban conclusiones.

“Los policías le dispararon”, dijo uno de los asistentes. Luego de unos minutos de espera, dos vagonetas de la funeraria Valdivia llegaron al lugar. Segundos después arribó un minibús que transportaba a los dolientes.

Los vehículos ingresaron al cementerio alteño. Transportaban el ataúd hasta la fosa donde fue enterrado el estudiante de primer año de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).

Encima del féretro, se colocó una bandera de la UPEA y una fotografía del muchacho sonriente con una polera del F.C. Barcelona (equipo español). Posteriormente, con breves discursos empezaron a despedir a “Jona”, como le decían sus amigos.

Una compañera del universitario indicó, entre lágrimas, que no puede quedar impune el hecho y exigió justicia. “No nos han respetado ni a las mujeres, ellos fueron contra nosotros, no es justo, Jonathan era muy bueno para irse así. ¿Cómo es posible que nos hayan mandado adelante como ovejas para que nos maten?”, dijo la delegada de curso de Quispe.

Mientras se daban los discursos de despedida, algunos de los asistentes culpaban a la universidad por el hecho y gritaban: “La UPEA tiene la culpa. Para qué los mandan a marchar”. Otros culpaban al Gobierno y a la Policía por la muerte. Incluso llevaron carteles con frases como “Evo, te espera Chonchocoro”.

Otro asistente se animó a despedir al universitario con un poema. “Jonathan, hermano ,tu objetivo era salir profesional como querían tus papás. Te has adelantado, pero has dejado una huella grande que jamás se va olvidar”.

Luego de las palabras de otros amigos y autoridades, se procedió a enterrar al universitario. “Hijo, te mandé a estudiar, no para que te maten”, lamentó la mamá cuando abrazó el ataúd.