La era de Evo y el MAS llega a su fin

En 2005 ganó las elecciones tras una revuelta; ayer otra lo sacó del cargo

RENUNCIANTE. Evo Morales ayer, en su primera comparecencia del día. RENUNCIANTE. Evo Morales ayer, en su primera comparecencia del día. Foto: ABI

Sucre / CORREO DEL SUR
Política / 11/11/2019 06:25

Después de casi 14 años en el poder y con un informe concluyente de la OEA sobre la manipulación en las elecciones generales del 20 de octubre, ayer llegó a su fin el mandato de Evo Morales y del Movimiento Al Socialismo (MAS), rebasados por las protestas cívicas y ciudadanas que se desataron inmediatamente después de los comicios.

Morales llegó a las últimas elecciones pese a que la Constitución solo permite una reelección consecutiva y a que el 21 de febrero de 2016 perdió un referéndum con el que buscaba legalizar su repostulación. En noviembre de 2017 una sentencia del Tribunal Constitucional legalizó su candidatura arguyendo un derecho humano a la repostulación de manera indefinida, con una cuestionada interpretación del Pacto de San José de Costa Rica que hicieron los magistados de entonces.

El Mandatario no se refirió a nada de eso al anunciar su dimisión y anunciar el envío de su carta a la Asamblea Legislativa. 

Como lo hizo desde que se desató la crisis, se declaró víctima de un “golpe cívico, político, policial”.

Dijo también que dimitía para que sus rivales opositores, el candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, y el dirigente cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, no siguieran persiguiendo a autoridades, dirigentes sindicales y civiles relacionados con el oficialismo: “Por estas cosas estamos renunciando, para que no sigan siendo amenazadas, amedrentadas, intimidadas nuestras familias”.

“Ahora pueden estar satisfechos Mesa y Camacho, que dejen de patear”, lanzó.

Se dirigió “al mundo entero (para) que sepan cómo grupos oligárquicos conspiran contra la democracia”. 

“Nuestro gran deseo es que vuelva la paz social, la tranquilidad”, sostuvo.

De madrugada, la Organización de Estados Americanos (OEA) había difundido un informe instando a repetir la cita en las urnas, por graves irregularidades en el proceso administrado por un Órgano Electoral sin credibilidad. Morales anunció que iría a unas nuevas elecciones, pese a insistir en la legitimidad de su triunfo para un cuarto mandato consecutivo hasta 2025. No fue suficiente.

Después de 13 años, nueve meses y 18 días, deja el poder, presionado por una convulsión social que dejó al menos tres muertos y más de 400 heridos en enfrentamientos entre quienes lo defendían y aquellos que temían que al perpetuarse en el poder convirtiera a Bolivia en una especie de Venezuela del chavismo.

Evo fue uno de los líderes visibles de la denominada Guerra del Gas que sacó del poder a Gonzalo Sánchez de Lozada, en octubre de 2003; el entonces vicepresidente Carlos Mesa asumió hasta 2005, cuando también tuvo que dimitir presionado y fue el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé, quien llamó a elecciones generales en diciembre de ese año. 

La llegada a la presidencia de Morales fue considerada un hecho histórico por su ascendencia indígena y porque resultó ganador con casi el 53.74% de la votación. Persistió en quedarse y ayer tuvo que renunciar bajo la sombra del fraude.  

Morales, ¿al Chapare o a México?

“Vamos a seguir desde las bases. Con seguridad yo vuelvo al Trópico de Cochabamba para estar con mis compañeros; ahora tendré un poco más de tiempo para compartir (…) No tengo por qué escaparme No he robado nada, si alguien piensa que estamos robando, que presenten una prueba de que hemos robado”, afirmó ayer Evo Morales al comunicar su renuncia poco antes de las 17:00.

Sin embargo, un efectivo de la Policía quiso detenerlo en Yacuiba, según un video. El dirigente cívico cruceño, Luis Fernando Camacho, también anunció que había una orden de aprehensión en su contra.

Morales hizo la denuncia en Twitter: “Denuncio ante el mundo y pueblo boliviano, que un oficial de la Policía anunció públicamente que tiene instrucción de ejecutar una orden de aprehensión…”.

La ministra de Salud, Gabriela Montaño, también se hizo eco de esa denuncia en la misma red social.

El comandante de la Policía, Vladimir Yuri Calderón, aclaró que no existía ninguna orden de aprehensión en su contra y tampoco para algún ministro.

Cuando se sucedía ese cruce de declaraciones, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, confirmó que ofreció asilo al presidente renunciante e informó que la embajada de su país en La Paz había recibido a una veintena de autoridades nacionales.

Ebrard justificó que México asumió esta posición “de conformidad a su tradición de asilo y no intervención”.

García Linera se va

Álvaro García Linera, antes de anunciar su decisión de renunciar a la Vicepresidencia, al igual que el presidente Evo Morales, hizo un somero recuento de los logros del Gobierno del MAS, haciendo énfasis en los bonos sociales.

“El 20 de octubre hubo elecciones y el pueblo boliviano nos dio el 47%, casi la mitad del pueblo boliviano ha votado por el presidente Evo; sin embargo, fuerzas extrañas, fuerzas oscuras desde ese mismo día comenzaron a conspirar: quemaron instituciones, quemaron cortes electorales… formando bandas paramilitares para intimidar a campesinos (…)”, acusó.

Al igual que Morales, habló de violencia y discriminación contra gente humilde vinculada al MAS, como una segunda fase del movimiento cívico para desestabilizar al Gobierno. Y, luego, se refirió a la decisión de la Policía.

“La última etapa ha venido con la ruptura del orden constitucional por parte de un sector de la Policía nacional, que dejó de proteger a la ciudadanía, dejó de proteger a las instituciones, se acuarteló, desconoció a su mando, dejó de cumplir su rol constitucional y se convirtió, una parte de ellos, en grupo de choque de fuerzas políticas antidemocráticas y antibolivianas”, siguió.

Dijo sentirse “orgulloso de haber sido vicepresidente de un indígena, de un campesino, y le seré siempre leal, estaré siempre a su lado, acompañándolo en las buenas y en las malas”.

En una segunda parte de su intervención, arengó con las célebres palabras de Tupac Katari: “volveremos, volveremos y seremos millones”.

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