En México sobre Evo: "Se marchó por la puerta trasera"

"Yo creo que si se hubiese ido de manera permanente, seguramente se habría despedido no solo del Gobierno sino del pueblo de México", dijo hace algunos días el canciller Ebrard, respecto al primer viaje de México a Cuba

La entrevista que hicieron en pasados días al canciller Ebrard en México. La entrevista que hicieron en pasados días al canciller Ebrard en México. Foto: Captura de pantalla/Imagen TV

Sucre/CORREO DEL SUR DIGITAL
Política / 13/12/2019 14:03

“Se marchó por la puerta trasera” o “triste paso por México” son algunas de las frases que se escucharon en las últimas horas en aquel país norteamericano, tras confirmarse el viaje de Evo Morales rumbo a Argentina.

Los mexicanos no se quedaron conformes con la intempestiva salida del expresidente boliviano, primero a Cuba y posteriormente a la vecina nación sudamericana.

—¿Por qué no se despidió formalmente Evo Morales de México?”, preguntaba el periodista Ciro Gómez Leyva en pasados días al ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Marcelo Ebrard—. ¿No podría ser cortés, Evo Morales? Si se va de México definitivamente podría avisar.

La respuesta de Ebrard, tras el viaje de Morales a Cuba, fue esta:

—¿Seguramente se habría despedido, no? Y eso no lo ha hecho.

—No se ha despedido —repreguntó Gómez Leyva.

—No —contestó Ebrard.

—Simplemente les avisó que iba a salir de México.

—Que iba a salir, pidió las facilidades que le podemos dar a cualquiera, ¿no? Simplemente avisarnos: ‘voy a salir el día viernes’. Y, yo creo que si se hubiese ido de manera permanente, seguramente se habría despedido no solo del Gobierno sino del pueblo de México —sentenció el Canciller.

LA REACCIÓN DE LA PRENSA

Ayer, el expresidente se despidió de México nada más que por Twitter, lo que no cayó bien en ese país.

“Las tres semanas de Evo Morales en México fueron, por decir lo menos, desafortunadas”, comentó el mismo Gómez Leyva al aire, en su noticiero en Imagen TV.

“Se fue Evo. Solo estuvo tres semanas en territorio mexicano. Tuiteó hoy que aquí se sintió como en casa, pero eso difícilmente puede ser tomado como cierto. Cierto es que se marchó de México sin despedirse ni del Gobierno que le salvó la vida ni del pueblo”, agregó.

“Parecía que su estadía sería triunfal luego de la forma en la que lo recibió el canciller Marcelo Ebrard a mediados de noviembre, por la forma en que la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum lo designó como ‘huésped distinguido’, por la forma en que lo saludó el Presidente (Andrés Manuel López Obrador, AMLO)... pero las cosas no le salían al expresidente de Bolivia que llegó a México huyendo de una protesta popular que le impidió reelegirse a perpetuidad”.

Y el periodista sentenció: “Evo fue recibido en México con fanfarrias, se marchó por la puerta trasera y dio las gracias, pues, cuando ya tenía frente a sus ojos al Río de la Plata. Triste, triste paso por México del hombre que apenas hace unas semanas creía que podía eternizarse en la Presidencia de Bolivia”.

 

“POR LA PUERTA DE ATRÁS”

Un colega suyo, Joaquín López Dóriga, escribió  en su columna "En privado", con el título "Evo por la puerta de atrás" y la entradilla "Ni se preocupen, el tiempo pasa arrastrándose", de Florestán, que de Morales se había dicho que volvería de Cuba y que por eso no se había despedido. Pero al final, no fue así.

“De La Habana, viaje que escondió, voló a Buenos Aires, también en secreto, donde pidió y obtuvo protección del nuevo gobierno peronista, con la condición de no hacer allá a lo que se dedicó aquí, al activismo político, y, repito, sin un gracias y sin un adiós.

Esa es su forma”, remarca López Dóriga en su columna (que se puede leer inextensa al final de este texto).

EL GOBIERNO

“Hablé con Evo y se fue muy agradecido con el pueblo de México y muy agradecido con los mexicanos”, dijo hoy, un día después de la partida de Morales, el presidente López Obrador desde Palacio Nacional en su conferencia matutina.

“Se despidió de mí porque se fue a Argentina. Hablamos y le dije que esta era su casa y estaban las puertas abiertas para Evo y para todos los luchadores sociales del mundo”, apuntó AMLO.

Al respecto, ayer, el canciller Ebrard fue más escuento en un tuit: “Sostuve ayer (por el miércoles) una conversación con Evo Morales quien me informó su decisión de trasladarse a Buenos Aires. Agradeció cumplidamente la generosidad de pueblo y gobierno de México”.

LEA A CONTINUACIÓN LA COLUMNA COMPLETA DE LÓPEZ DÓRIGA:

“Evo por la puerta de atrás”

ras pasar un mes en México con trato de jefe de Estado, el depuesto presidente de Bolivia, Evo Morales, se fue por la puerta de atrás, sin un adiós, sin un gracias.

El pasado 10 de noviembre, tras el ultimátum militar por su frustrado intento para reelegirse por tercera vez, Morales renunció a la Presidencia de su país y dos días después se subió en Cochabamba a un Grumman 5.5 de la FAM para iniciar un azaroso viaje a México.

El 13 de noviembre llegó a lo que fue el Hangar Presidencial, donde lo recibió oficialmente el canciller Marcelo Ebrard, con abrazo y rango.

Desde allí fue protegido por un equipo de 20 oficiales que fueron del Estado Mayor Presidencial, ya integrados a la Sedena, con un convoy de cuatro vehículos, camionetas negras, la suya blindada, y descubierta de motociclistas, un convoy y escolta que no los tiene ni el presidente Andrés Manuel López Obrador. Se le asignó la casa de protocolo y megaseguridad del gobierno, en el Campo Militar Número Uno y se le dio trato de lo que ya no era: Claudia Sheinbaum le entregó las llaves de la ciudad y lo nombró huésped distinguido, tuvo recepciones en el Senado y en la Cámara de Diputados con las bancadas de Morena y así se la llevó un mes hasta que el viernes pasado el vocero de la cancillería, confirmó lo que ya se sabía: que se había ido a La Habana para un viaje temporal. Luego se diría que había ido a una consulta médica, pero que volvería, que por eso no se había despedido.

Pero nunca volvió ni se despidió.

De La Habana, viaje que escondió, voló a Buenos Aires, también en secreto, donde pidió y obtuvo protección del nuevo gobierno peronista, con la condición de no hacer allá a lo que se dedicó aquí, al activismo político, y, repito, sin un gracias y sin un adiós.

Esa es su forma. Pero en el fondo, está el impacto que tuvo en Washington el asilo a Morales y su repentina salida de México, cuando ya soy mayor para creer en las coincidencias o en los cuentos.

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