¿Qué dejó el Cabildo Digital?

Dos analistas comentan sobre las conclusiones del encuentro virtual que dio plazo a varias instituciones

Una imagen del cabildo virtual. Una imagen del cabildo virtual. Foto: Captura de pantalla

Sucre/CORREO DEL SUR DIGITAL
Política / 18/08/2020 21:44

El primer Cabildo Nacional Digital, que se llevó a cabo el pasado domingo, decidió exigir a los órganos Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral “realizar y resolver todas las acciones en el marco de la CPE y las leyes en lo relativo a la salud, elecciones y crisis democrática dentro de los próximos días hábiles; caso contrario los ciudadanos sancionaremos e iniciaremos las acciones legales y el desconocimiento de la autoridad del Fiscal General del Estado”.

Ese fue el primer punto de sus conclusiones, luego de varias horas de intervenciones de, principalmente, activistas de plataformas ciudadanas vinculadas al rechazo del referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F) o al denominado movimiento de las “pititas”.

Además del excandidato presidencial por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) Virginio Lema, quien fue uno de los organizadores del cabildo, también participaron reconocidos periodistas, como Casimira Lema, John Arandia, Tufí Aré y Juan Carlos Arana, además del exdirigente de la Central Obrera Regional (COR) de El Alto Roberto de la Cruz.

Según los organizadores, varios millones de personas participaron del cabildo en algún momento de la transmisión, que se dio por distintas cuentas de redes sociales.

“De una vez pongámonos de acuerdo y construyamos la paz en Bolivia”, es el título del documento final y otra de las medidas aprobadas fue la de exigir al Órgano Electoral Plurinacional (OEP) la vigilancia de las elecciones del 18 de octubre mediante la participación de una comisión de ciudadanos.

Para el efecto, dieron un plazo de 72 horas al OEP; caso contrario, amenazaron con desconocer a las autoridades del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

También plantearon un “pacto social” entre los distintos sectores de la población para la búsqueda de diferencias y semejanzas que permitan llegar a un entendimiento.

Dos analistas consultados por Correo del Sur opinan sobre el desarrollo y las conclusiones del cabildo que, en general, tuvo pocas repercusiones, a pesar de que se dijo que sus resultados serían vinculantes.

 

Una determinación impracticable

Franz Flores Castro

Un primer aspecto que se debe resaltar es que el Cabildo Virtual realizado el pasado domingo es parte de un proceso mayor de “virtualización” de la política que la pandemia no hizo más que acelerar. De hecho, la Internet y las redes sociales hace mucho tiempo ya eran espacios de discusión y posicionamiento político, y habían sido protagonistas centrales en varias de las revueltas populares ocurridas en América Latina, entre 2017 y 2019, y que dieron lugar a una serie de cambios de no poco calado político (Chile y su convocatoria a una Constituyente, por ejemplo). En ese sentido, cuando la pandemia obliga a los sectores sociales a vaciar las calles, las protestas cambian de escenario y se van a las redes sociales, y asumen un lenguaje propio que no deja de ser político.

Respecto de la determinación del Cabildo Virtual de exigir al Órgano Electoral Plurinacional (OEP) la vigilancia de las elecciones generales del 18 de octubre por una comisión de ciudadanos para la fiscalización del proceso eleccionario, me parece impracticable ya que la misma OEP ya ha establecido una serie de mecanismos mediante los cuales se puede ejercer control sobre todo el proceso electoral. Además, creo que la mayor de las garantías está justamente en el profesionalismo e idoneidad de los integrantes del Tribunal Supremo Electoral (TSE), sobre el cual no pesan acusaciones de parcialidad y de acciones dolosas, como sí lo había con el TSE que llevó a cabo las elecciones de octubre de 2019.

Por último, me parece interesante que, a partir de iniciativas como la que comento, se vayan construyendo espacios de búsqueda de propuestas de políticas públicas, de cara a los desafíos que en el aspecto económico, político y social tiene y tendrá Bolivia. La Internet, con dispositivos como las redes sociales y los sistemas de videoconferencias, ha llegado a ser un espacio idóneo para una serie de seminarios, debates y conversatorios que antes simplemente eran impensables porque se daban en lugares geográficos remotos y en medio de cuatro paredes y con escasos asistentes. Es posible pensar que Internet haga nacer un nuevo tipo de ciudadanía, más informada y más implicada en lo público.

 

Alcance jurídico contradictorio

Wim Kamerbeek

Virginio Lema decía que el Cabildo Digital iba a ser una tendencia mundial porque mostraría unión entre bolivianos que buscan paz para el país porque, sabemos, hay muchas posiciones encontradas que se radicalizan. No sabemos si efectivamente fue una “tendencia mundial”, como tampoco sabemos si el alcance efectivo del Cabildo Digital superó los 2 millones de espectadores, lo que sí sabemos es que quienes lo protagonizan son “influencers” (es decir, figuras conocidas en las redes sociales) que desde hace unos meses hablan mucho de política y poco de aquello que les hacía virales. De todas formas es valorable que, en tiempos de pandemia, una forma de politización sean las redes sociales, aunque, cabe decirlo, el alcance en términos jurídicos es contradictorio.

En primer lugar, si bien la Ley 026 de Régimen Electoral reconoce a los cabildos como una instancia de democracia directa (art. 35) y que, como instancias de deliberación, los cabildos deben ser considerados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el Cabildo se queda corto si tomamos en cuenta que en Bolivia no existen leyes que regulen reuniones vía web. Por otro lado, de haber existido algún tipo de fiscalización del TSE, ¿habrá considerado, por ejemplo, la posibilidad de que existan “bots” que multiplican el número de participantes, o bien que ayudan a difundir algún evento? Es verdad, la Ley 026 de Régimen Electoral y la Constitución Política del Estado no explican cuántos participantes debe tener mínimamente un cabildo, pero, ante el vacío existente en Bolivia en lo que respecta a reuniones vía web, el TSE puede bien no atender las demandas del Cabildo Digital en un plazo de 72 horas, es decir, no está obligado.

En segundo lugar, una lección de los últimos días es que los movimientos políticos sociales rebasan casi siempre a los partidos, es decir que la política se hace en las calles, en asambleas, en Juntas Vecinales, en ampliados y los partidos son un vehículo –no una estructura– para demandas sociales. En este sentido, el Cabildo Digital es una renovación “a la boliviana” de hacer política. Pero es crítico que siendo que emerja del acceso a internet, no se pronuncie justamente sobre su origen: es decir, sobre qué hacer con las brechas digitales y en educación en el país. Por tanto, si hacer política “a la boliviana” termina inevitablemente en el caudillismo, aquí esta condición se cumple. Quiero decir que las propuestas son valorables, pero es probable que se queden en el olvido.

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