Cinco años del fraude: Tras el vacío de poder, Áñez asume la presidencia del Estado
Una declaración constitucional y un comunicado del TCP abrieron paso a la sucesión presidencial, luego de la renuncia de los presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados y la ausencia de la bancada del MAS
Un día como hoy, pero en 2019, en medio de enfrentamientos y tensiones luego de la renuncia y huida de Evo Morales y el vacío de poder que se generó con la dimisión de Adriana Salvatierra de la presidencia de la Cámara de Senadores y de Rubén Medinacelli de la primera vicepresidencia de este cuerpo legislativo, además de la dimisión del presidente de Diputados, Jeanine Áñez, senadora por Unidad Demócrata, asumió como presidenta del Estado con el objetivo de convocar a nuevas elecciones.
Llegó al poder en medio de un escenario enmarcado por la violencia, con un registro de ocho fallecidos y alrededor de 500 heridos, en la crisis desatada tras las irregularidades en las elecciones del 20 de octubre.
Sucesión Constitucional
La abogada activó el mecanismo sucesorio que había quedado desierto por el Movimiento Al Socialismo (MAS). El partido de Gobierno, con su mayoría en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), tenía la posibilidad de armar quórum y rechazar la renuncia de Morales, además de viabilizar su retorno al poder. La otra opción contemplaba bloquear las instalaciones de la ALP y empantanar la sesión, pero el cálculo oficialista salió mal.
En ese contexto, se recordó una Declaración Constitucional de 2001 en la que se indicaba el camino para el Legislativo en este tipo de casos. Para activar esa jurisprudencia, Áñez debía asumir como presidenta de la Cámara Alta y lo hizo sin esperar la aprobación o rechazo de la renuncia de Salvatierra.
Los parlamentarios del MAS optaron por atrincherase y no asistir a ninguna de las sesiones legislativas. Ante la falta de quórum y en presencia de la bancada opositora, Áñez dio lectura de una proclama cuya base jurídica era un comunicado emitido por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) que recogía la esencia de la Declaratoria Constitucional de 2001.
“Asume ipso facto la Presidencia de la República hasta la finalización del periodo constitucional; cualquier entendimiento distinto podría atentar contra la inmediatez en la sucesión presidencial, prevista en el orden constitucional”, se leía en el comunicado.
Evo denuncia de “golpe”
Mientras tanto y desde el exilio, Morales indicó que la proclamación de Áñez como presidenta respondía a un intento de golpe de Estado y reclamaba en Twitter (hoy X) por la asunción “consumada sobre la sangre de los hermanos asesinados por las fuerzas policiales y militares”.
Sin embargo, en una entrevista para CNN, Áñez indicó que Morales “se fue porque quiso, porque no se atrevió a responderle al país”. “Ese fue un acto cobarde (…) Ahora que está en México queriendo verse como una víctima y queriendo engañar al mundo entero diciendo que lo que hubo en Bolivia fue un golpe de Estado”, apuntó.
En las primeras horas de su presidencia interina, Áñez recibió el respaldo de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana.
Se levanta el paro
Luego de la conocer a la nueva presidenta, los cívicos del país y del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) levantaron las medidas de protesta que se habían instalado por más de 20 días. En Chuquisaca, el Comité Cívico anunció que se mantendría en emergencia hasta lograr la renuncia de los asambleístas del MAS.
Luis Fernando Camacho y Marco Pumari felicitaron a la nueva mandataria y se comprometieron a suspender los paros y recordaron que el principal objetivo de la presidencia interina era convocar a elecciones.
Confrontación en la OEA
En la Organización de Estados Americanos (OEA), el secretario general Luis Almagro responsabilizó a Morales de haber intentado “robar” las elecciones. Una sesión de este organismo se convirtió en un cruce de reproches entre los países que zanjaban el tema tras la proclamación de Áñez y aquellos que se inclinaban por el discurso de “golpe de Estado”.