Cinco hitos que marcaron un revés histórico del MAS
El impacto de la crisis económica fue determinante para el resultado electoral de 2025
Tras casi 20 años de victorias electorales contundentes y un control total del Estado, el Movimiento Al Socialismo (MAS) perdió su poder debido a profundas divisiones internas. La caída electoral del MAS en la primera vuelta de 2025 estuvo marcada por el impacto de la crisis económica y la ausencia de un proyecto alternativo sólido, factores que provocaron un revés histórico para el partido.
A continuación, repasamos cinco hitos clave que llevaron al MAS a perder su espacio político, llegando incluso al extremo de casi perder su sigla y quedar con solo tres diputados de los 166 parlamentarios que conforman la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Su consolidación en el poder
Desde la elección de Evo Morales en 2005, el MAS se consolidó como la fuerza política dominante en Bolivia, logrando un control casi total del Ejecutivo y el Legislativo.
En sus primeros años, Morales implementó reformas profundas, como la nacionalización de los recursos naturales y la aprobación de una nueva Constitución Política del Estado en 2009 que redefinió al país como un Estado Plurinacional.
Durante más de una década, el MAS obtuvo victorias electorales con más del 50% de los votos en primera vuelta, afianzando un poder que parecía inquebrantable y que transformó el panorama político boliviano.
Cuestionado proceso
La victoria de Morales en 2019 rompió la tendencia de triunfos amplios del MAS. Ese proceso estuvo marcado por denuncias de fraude y una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) que reportó “irregularidades”, lo que desató protestas masivas que forzó su renuncia a la Presidencia el 10 de noviembre de ese año y su salida del país.
La crisis de 2019 dejó una profunda huella institucional y social, deslegitimó al partido ante amplios sectores de la población y marcó el inicio de su declive político.
Regreso de Evo y división interna
Evo Morales regresó al país en 2020 tras la victoria de su exministro de Economía, Luis Arce. Desde fuera del país, Morales dirigió la campaña electoral que devolvió el poder al MAS, pero al volver se encontró con un partido fragmentado.
Surgieron tensiones internas entre el expresidente y parte de sus bases, que le reprocharon haber abandonado Bolivia en 2019 mientras otros líderes permanecieron en el país.
Durante 2021, las disputas en el oficialismo se intensificaron con denuncias de corrupción dentro del aparato estatal, críticas a la gestión de Luis Arce y acusaciones del Gobierno contra Morales y sus seguidores de querer provocar la caída del Ejecutivo, lo que terminó por debilitar aún más la cohesión del MAS.
De cara a las elecciones de 2025, el Tribunal Constitucional Plurinacional reafirmó una sentencia de 2023 sobre que la reelección indefinida “no es un derecho humano”, limitando los mandatos a dos periodos, continuos o no.
Ese fallo inhabilitó legalmente a Morales, presidente entre 2006 y 2019, y cerró su aspiración de volver a postularse.
A ello se sumó el reconocimiento, por parte del Tribunal Supremo Electoral, de una nueva directiva del MAS encabezada por Grover García, dirigente cercano al presidente Luis Arce, lo que terminó de sellar la ruptura entre los sectores afines al exmandatario y al actual jefe de Estado.
Caída electoral del MAS
El resultado de la primera vuelta en agosto de 2025 marcó la peor derrota en la historia del MAS: el partido perdió la Presidencia y apenas obtuvo tres curules en el Legislativo, reflejo del rechazo incluso entre sus antiguos votantes.
Por primera vez en dos décadas, los bolivianos no tuvieron la opción de votar por el partido que marcó una era política. La ausencia del MAS en el balotaje refleja el agotamiento de un proyecto que fue clave en la transformación del país, pero que no logró adaptarse a los nuevos desafíos económicos, sociales y generacionales.
Impacto de la crisis económica
Durante los últimos años del gobierno de Arce, Bolivia enfrentó una profunda crisis económica, con escasez de dólares, combustibles y una inflación en aumento.
Pese a los intentos por contener la situación, las medidas gubernamentales no lograron revertir el deterioro, y la pérdida de confianza ciudadana fue evidente.
A la crisis se sumó la ausencia de un liderazgo unificado y de un programa renovador, lo que dejó al MAS sin una propuesta convincente para el electorado. En este contexto, Bolivia entra en una nueva etapa política marcada por la fragmentación y la búsqueda de alternativas que respondan a las demandas de cambio.
Este domingo, en una jornada inédita, más de 6,1 millones de bolivianos eligieron a Rodrigo Paz para que gobierne el país en el próximo quinquenio.
 
  
  
  
  
 