Decir adiós
Nunca digas adiós si no puedes hacerte cargo de esa palabra. Decir adiós es un arte que madura con los años. Es un arte que tiene su propia música, su propia lluvia, su propia tormenta
Nunca digas adiós si no puedes hacerte cargo de esa palabra. Decir adiós es un arte que madura con los años. Es un arte que tiene su propia música, su propia lluvia, su propia tormenta. Uno aprende a decir adiós cuando aprendes a vivir y a despedirte de la vida. Es la forma más pura de agradecerle a la vida. Aprendes a decir adiós cuando has amado y has sido amado. Aprendes a decir adiós cuando comienzas a cuantificar el peso de las cosas, de la luz, de la oscuridad y de la nada de las cosas, el peso de las horas vencidas, el peso de las distancias, el peso de las nubes, el peso de las auroras, el peso de las palabras, el peso de las despedidas, el peso de las lágrimas. Aprendes a decir adiós cuando aprendes a ser humilde. Aprendes a decir adiós cuando algo te ha costado una batalla, cuando no has renunciado a la pelea, cuando no has claudicado, cuando has derramado toda la sangre en la campaña. Aprendes a decir adiós cuando te han dado la mano y has dado la mano, cuando has abrazado con toda la vida, con toda la muerte. Aprendes a decir adiós con la nieve, aprendes a decir adiós con el vuelo del último cóndor, vtcon la electricidad de las mariposas, con la humanidad de las dudas, con la crueldad y maravilla de la poesía, con el sudor de su cuerpo aferrado al tuyo, de sus besos desangrándose lentamente en la almohada. Aprendes a decir adiós con música y en silencio, aprendes a decir adiós en las madrugadas de bruma en Praga, en Sucre, en Quito. Aprendes a decir adiós en las cantinas, en las iglesias, en los burdeles, en las estaciones, en los parques, en los jardines, en los puertos desiertos, bajo una lluvia de estrellas, bajo un cielo ajeno a tu mirada, aprendes a decir adiós. Porque no hay palabra que te reconcilie más con las lágrimas que son el agua con que lavas tu alma. Cuando no hay nada más que decir y en realidad hay todo por decir. Cuando has cumplido. Cuando estás listo. Cuando no te vas a correr. Cuando la cobardía no es una opción. Cuando ya no te tiembla la sangre. Entonces, dices Adiós. ?Adiós.