Javier Mendoza, el espejo y los idiomas

El investigador chuquisaqueño Javier Mendoza presenta el miércoles, en el marco del Congreso de Estudios Bolivianos que se realiza en Sucre, su último libro: “El espejo aymara.

"Tal vez nunca llegaremos a ser un país verdaderamente plurilingüe... " "Tal vez nunca llegaremos a ser un país verdaderamente plurilingüe... "

Puño y Letra
Puño y Letra / 20/07/2015 05:23

El investigador chuquisaqueño Javier Mendoza presenta el miércoles, en el marco del Congreso de Estudios Bolivianos que se realiza en Sucre, su último libro: “El espejo aymara. Puño y Letra sostiene una conversación con el autor de “La mesa coja”, acerca de su última contribución al debate de las culturas.

P.- Cuál es la imagen que nos devuelve "El espejo aymara" a los hispanoparlantes bolivianos. Es una imagen nítida o contradictoria. Es una imagen entera o fragmentaria.
R.- Es la imagen verdadera: la que un espejo nos devuelve cuando nos miramos en  él. No es la imagen de lo que creemos ser; sino –en términos lingüísticos— lo que en realidad somos como hispanoparlantes. El examen minucioso de idiomas muy diferentes al español, como es el caso del aymara,  hace aparecer reflejada nuestra realidad idiomática como algo que puede ser objetivamente analizado y  como  una versión más entre las varias interpretaciones del mundo que hacen las diferentes lenguas en el mundo. Este reflejo relativiza nuestro punto de vista y acaba cuestionando su validez como una interpretación del mundo única y verdadera que se ha impuesto a los hablantes de los idiomas nativos desde el comienzo del contacto de los mundos lingüísticos en esta parte del mundo.

P.- Cuál es la raíz del estudio que se realiza en esta obra. ¿Tiene una secuencia que lo ata al resto de su producción (La mesa coja (1997) y La duda fecunda (2001)?
R.- Si, hay un hilo conductor entre los tres libros. La mesa Coja muestra cómo nunca hubo una Proclama de la Junta Tuitiva  durante los días del 16 de julio de 1809 en La Paz  y  La duda fecunda  presenta  la hipótesis que jamás existió un acta de fundación de  la Villa de Plata, hoy la ciudad de Sucre.  La existencia  de una proclama en La Paz y un acta de fundación en Sucre son dos tradiciones  históricas que, en mi criterio, nunca ocurrieron y cuya vigencia en la actualidad se explica dentro de un proceso histórico  de fabricación social.  Ambos documentos  representan materializaciones de esos mitos que se conciben y perduran como verdades historiográficas. Esa clase  de análisis psicohistórico relacionado con la existencia y la función social de los mitos históricos, se aplica en  El espejo aymara  a un nivel  más profundo: la construcción de  realidades ficticias  e ilusiones ideológicas que hacen los diversos idiomas.
Lo esencial que se dice con relación al idioma aymara en este nuevo libro, se puede aplicar al quechua y  a los otros idiomas nativos de Bolivia. Cada uno de ellos presenta una interpretación del mundo que en ciertos aspectos básicos es diferente a la del español porque cada lengua construye una versión propia de ilusiones ideológicas que representan la realidad. El espejo aymara ilustra el  contraste entre ciertas concepciones fundamentales del aymara y el español  en algunos ámbitos concretos como  la concepción del  pensamiento y los sentimientos y la interpretación que hacen ambos idiomas  del concepto de  tiempo.  

P.- Las 36 lenguas que cohabitan el universo cultural boliviano, qué le dicen al Estado pluricultural. ¿Existe una conexión real con los nuevos discursos que provienen del Estado boliviano?, o seguimos desconectados.
R.- Existe una conexión real pero en un nivel que todavía es superficial. Tal vez nunca llegaremos a ser un país verdaderamente plurilingüe, en el sentido que todos, además del español, hablemos un idioma nativo. Pero no creo que el aprendizaje obligado de las  lenguas nativas por  los funcionarios  públicos vaya a conseguir esa meta.  Es importante lograr que los idiomas nativos sean realmente vigentes y  usados; pero más que lograr  un desempeño eficiente en la atención al público en idiomas nativos, el problema del multilingüismo en Bolivia tiene que ver con una toma de conciencia, especialmente por la población hispanoparlante, de esas diferencias esenciales en muchas concepciones básicas del español y los idiomas nativos, que han sido ignoradas o menospreciadas a través de nuestra historia. Una verdadera interculturalidad sucederá sólo cuando esas discrepancias  fundamentales  sean tomadas en serio y aparezcan plasmadas en la legislatura, la curricula educacional,  las prácticas religiosas, etc.,  que rigen la convivencia de los habitantes de este país.  

P.- La traducción es un problema también de voluntad. Traducir los mundos (los lenguajes) deberían partir de una movilización: ¿más a niveles de la sociedad civil, del Estado o de algo combinado? El mundo hispanoparlante hasta el momento ha mostrado una gran capacidad de desprecio por estos otros mundos. Cómo se llega a desbloquear esto.
R.- Las dificultades de traducción representan la parte formal del problema; pero lo fundamental del problema está más allá  de la armazón  gramatical de los idiomas y se refiere a esas divergentes  ilusiones ideológicas que cada lengua construye. Esas divergencias han construido un universo virtual marcado por las interpretaciones erróneas de ambos lados. Por ejemplo, en Sucre hay mucha gente que habla quechua pero en una versión tamizada a través de las categorías gramaticales e ideológicas del español.  Y a la inversa, muchos miles de bolivianos que se expresan cotidianamente en español, lo hacen pensando en las categorías gramaticales y la concepción del mundo de  su idioma nativo.

P.- Los lenguajes se contaminan. En "El espejo aymara" se demuestra que el aymara ha adoptado muy poco del español. Esta contaminación hasta que punto beneficia a una comunidad, o a la construcción de una comunidad más abierta, más verdadera en términos de reconocimiento de la diferencia que nos constituye como sociedad.
R.- Es importante concebir los idiomas como entidades vivas que están permanentemente en evolución. No se puede mantener  ninguna lengua en estado de pureza; especialmente entre culturas diferentes que entran en contacto y, en la actualidad,  como resultado de  la vertiginosa  difusión de la información a través de los medios electrónicos. En una sociedad diglósica como la  boliviana, donde un idioma –el español--  impone  su  realidad lingüística sobre las lenguas  nativas, muchos cambios  en ellas han sido forzados  a través de la historia. Pero al mismo tiempo, los idiomas nativos en todas partes en el país han penetrado paulatinamente la realidad lingüística local del español dominante con formas peculiares que corresponden a la necesidad inexcusable de expresar formas propias de la interpretación de la realidad que hacen esas lenguas nativas.  

P.- Siendo sistemas de producción tan diferentes lo oral y lo escrito, cómo podemos aspirar a una convivencia feliz en el mismo plano de tiempo y espacio, siendo esto tan contradictorio. O aceptamos que la tensión permanente es parte constitutiva de nuestra cotidianidad.
R.- Tal vez la escisión fundamental no está entre lo oral y lo escrito. El aymara, así como el quechua y la mayor parte de los idiomas nativos, se escriben actualmente,  pero están escritos en español; es decir de acuerdo con  el sistema  fonético de escritura del español –y los idiomas occidentales en general--  como si fuera la manera natural de escribirlos. Es una forma de imposición cultural inevitable que permanece imperceptible aun para los propios colonizadores de antes y de ahora; si los chinos hubieran colonizado esta parte del mundo, el aymara estaría ahora escrito en ideogramas. El sistema de escritura fonético sin duda hace violencia a la estructura lingüística de los idiomas nativos al forzar  las categorías propias de esos idiomas dentro de la horma idiomática de los idiomas occidentales. Si los españoles no hubieran llegado aquí, tal vez los idiomas nativos  podrían haber desarrollado sistemas de escritura propios –tal vez ideográficos--  más adecuados a sus sistemas lingüísticos orales. No sé si es algo que todavía podrá suceder en el futuro.

ESTUDIOS BOLIVIANOS
La presentación del libro “El espejo aymara” se hará en el marco del Congreso de bolivianistas el miércoles 22 en el ABN a las 9:30. El comentario estará a cargo de Tristan Platt.

Más de 300 investigadores que trabajan en las áreas de historia, antropología, sociología, ciencia política y crítica literaria, llegarán a Sucre para participar del VIII Congreso de los Estudios Bolivianos, que en esta oportunidad ofrecerá 31 simposios, tres conferencias magistrales a cargo de Miguel Glave, Christine Hünefeldt y Tristan Platt, explicó Paola Revilla, directora de la organización.

La Asociación de Estudios Bolivianos (AEB) es una organización sin fines de lucro y sin fines políticos cuyo propósito es promover e impulsar la investigación y la difusión del conocimiento sobre Bolivia. De acuerdo con esta misión, la AEB pretende ser un foro interdisciplinario y un recurso para fomentar la colaboración entre investigadores bolivianos y los del resto del mundo.

 

DE LA MESA COJA A EL ESPEJO AYMARA
Javier Mendoza es uno de los intelectuales chuquisaqueños más discutidos por sus aportes bibliográficos críticos. El análisis y desmontaje de los mitos históricos es una idea que conecta los libros más conocidos, y en algunos casos más polémicos, de Javier Mendoza. En La mesa coja (1997) y La duda fecunda (2001) desmintió lo que siempre se consideró la verdad sobre dos hechos de la historia de Bolivia: la proclama de la Junta Tuitiva y la fundación de Sucre. Lo debates que encendieron ambos aportes continúan siendo motivo de divisiones y  adhesione.  Según sus estudios, lo que cuentan los manuales de historia no es lo que realmente pasó, es un mito que nos contamos unos a otros y que se impuso con el tiempo. Es decir, es una fabricación social. Ahora Mendoza aplica su sistema de análisis a lo que él califica como “un nivel un poco más alto”: a las fabricaciones sociales de la población que habla aymara y de la que habla español, y a la idea que cada una se forma de ella misma al verse reflejada en la otra.

 

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