El vacío y su presión (I)
Publicamos la primera parte de una conversación larga con el pensador franco americano, Pier Marton, quien estuvo en meses pasados de visita por Bolivia.
Publicamos la primera parte de una conversación larga con el pensador franco americano, Pier Marton, quien estuvo en meses pasados de visita por Bolivia. Marton, cuyas obras han sido expuestas en lugares tan importantes como el MOMA de New York, nos habla acerca de la No Media School (o escuela del desaprendizaje). Barton medita sobre cultura, filosofía y los problemas existenciales siempre en confrontación con el mundo moderno.
Pregunta.- ¿Cuál es la esencia de la No Media School? ¿Podrías definir algunos criterios centrales?
Respuesta.- Puesto que soy parte de la sociedad, hablo … pero me temo que esto va a ser sólo otro texto. En el fondo, las palabras consisten en experiencia congelada y como tales funcionan como meros puntos de referencia. No importa lo que otros digan, seguimos atados por el camino de nuestra vida. Es evidente para mí que lo que sigue no representa ideas, pero significa una experiencia vivida -algo que por definición no puede ni comunicarse ni argüirse.
El tema que nos ocupa es el olvido o, para decirlo de otra manera, me dirijo al yo en el tiempo. Comencemos allí.
El yo —el diseño, el patrón es claro: no nacemos con límites distintos o conceptos, ni individuación, y es el hecho de convertirse en alguien que corona una educación exitosa – la auto-distinción, la auto-inflación, se inculcan desde el principio.
El tiempo —la juventud asume que la vida no tiene fin y es sólo cuando nos enfrentamos a la muerte que el paso del tiempo se hace palpable. Envejecer es entender que debemos dejar correr las cosas. En esa etapa, la cantidad a descargar, lo que hay a desaprender, está más allá de nuestro alcance …
¿Podría la Escuela de No Media desafiar todo esto?
Para tener una voz -aunque hay tanto que existe fuera esos límites- se asume generalmente que uno presenta una narrativa que tiene sentido. Lo que sigue excede estos requisitos.
Podría decir que pertenezco a la antigua tradición iconoclasta de Abraham pero se trata también aquí de una reacción contra nuestra ilimitada arrogancia.
Vivimos un engaño gigante, repleto de arbitrariedad y de conceptos antiguos; una mentira ubicua donde, como en el cuento de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador, todos deberíamos encontrar un niño del tipo que se queja “¡Pero si va desnudo!” —un grito a repetir una y otra vez para permanecer sorprendido, conmocionado y lleno de asombro, como en un estado de terremoto constante.
No somos más que un pequeño puntito en el universo y lo que sabemos es infinitamente minúsculo, y todavía de todo eso creamos una narcisista burbuja de conocimiento, llena de creencias que compiten entre ellas.
Aunque si pudiera abordar aquí el tema de vivir con la básica creencia y confianza en la palabras, y también bajo la dictadura e del eterno ahora, de la novedad, no me limito a una actividad anticultural típica.
La civilización crea una perturbación mucho más ruidosa pero no tomamos conciencia de ella hasta el fin de nuestras vidas. De muchas maneras hoy discutimos del mismo silencio que el de los exilios de Rimbaud y de Gauguin y el de la muerte; y de ser poseídos por lo que creemos que poseemos. Es claro que hablar del silencio crea una conversación tan fútil como ridícula, pero la tenemos porque enfrentar la muerte constituye una conversación esencial y rara.
Debo también subrayar el hecho de que cuando digo algo transformo y reduzco la riqueza de la realidad en palabras. Además, esta discusión es difícil porque muchas veces caemos en el juego de la comprensión y de la practicidad -dos de los más importantes mitos de nuestro paradigma.
Frente al “Gran Silencio” la mayor parte de nuestras existencias consiste en distracciones y adicciones. Por eso desaprender es esencial y la School es una forma de “desescuela” -como los esfuerzos para desaprender de Ivan Illich y como los anuncios de la bebida “Seven Up” en los años 70 que hablaban de una “uncola”.
Algunos elementos centrales de la No Media School
1.- Nuestras vidas sin nosotros
En general ocupamos un espacio tan amplio que no podemos dar cabida a los otros. En eso el ego es una forma de robo, especialmente peligroso porque para sentirse lleno el ego necesita siempre más. Sin embargo, un cambio radical puede ocurrir durante un encuentro con la muerte o, de manera menos trágica, cuando encaramos una grandeza de tamaño/amplitud excesiva y es posible sentirnos como nada. Por ejemplo al borde del Gran Cañón, en la presencia fenomenal de tanto tiempo y de tanto espacio, es posible de percibirnos como infinitamente insignificantes, como si fuéramos puntos increiblemente minúsculos. Sólo entonces es posible ver que cada día nuestros cuerpos, nuestras existencias mismas son obstáculos centrales para liberarnos y alcanzar el vacío elemental que nos espera desde siempre.
2. La dificultad del presente
Todo lo que tenemos es el presente, y en este sentido la School no ofrece soluciones o maneras de escapar. Somos prisioneros de muchos conceptos como la esperanza, el progreso y el futuro, nuestros deseos y nuestras aspiraciones -incluyendo nuestros miedos, la búsqueda de soluciones y de respuestas, la búsqueda de la significación, y la búsqueda de la consolación. Todo esas son maneras de estar ausentes del presente.
* En inglés se puede jugar con la palabra “presente” porque significa también un regalo (The present is our present.)
3. La realidad afuera de las creencias
La School of No Media es un intento de tocar “lo que hay” afuera de las creencias comunes, de los puntos ciegos y de los señuelos que creamos. Por ejemplo la más básica creencia nos dice exactamente lo que hay o lo que pasa -pero la realidad existe independiente de nosotros y de nuestras suposiciones. Hacemos mucho esfuerzo para escapar la realidad (la actividad de leer esta entrevista podría también ser una parte de ese escape).
4. El pegamento de nuestra educación
El contrato social es un consenso que depende de muchas creencias, muchos mitos que conforman una especie de redundancia, como la cultura (como burbuja y culto), la individualidad y el ego (con nuestros sentimientos y nuestras interpretaciones), la comprensión, el sentido de la pertenencia (la nacionalidad, las razas, las religiones, los genes…), la especialización, la causalidad y el karma, el amor y la sentimentalidad, la normalidad y la centralidad, los absolutos y la perfección, las bellas artes (como sensoriales escuelas de encantos y guetos y estilos – ¡no estoy hablando de Goya!)… Todo esto forma bloques de hormigón donde no se puede más vivir, excepto de una manera prescrita. El más triste es ver cuanto amamos nuestro conocimiento, nuestro pegamento.
5. Mentir y morir
Vivimos y morimos al mismo tiempo, una realidad muy compleja: no podemos decir algo sin mentir. Por eso necesitamos un tipo de implosión permanente para permanecer en el presente. Estamos viviendo dentro una grande broma, como en la película antigua (de 49 segundos) de los hermanos Lumière, El regador regado —> https://www.youtube.com/watch?v=0E0IenGJ09o
6. Nuestro gran amor propio, nuestro fetichismo consiste en dos ruidos.
— Estar perdido y libre es un arte que nos permite vivir nuestras preguntas, sin resolverlas,… pero los ruidos siguientes funcionan como un gran filtro que nos impide una recepción clara de la realidad.
6a. El ruido de nosotros
Como si estuviéramos con nuestra mente en el centro de nuestro universo, estamos enamorados de nosotros mismos, llenos de lo que sabemos. Este ruido es una forma de fetichismo: la redundancia de escuchar nuestras mismas voces, con muchas variedades y estilos.
6b. El ruido de nuestras paredes, nuestras herramientas
Para celebrar y reforzar nuestro sentimiento de existir, usamos una gran variedad de instituciones y de componentes. Aunque cuando las imágenes, los sonidos, la música y las palabras apuntan a una realidad mas larga, muchas veces se convierten en más imágenes, sonidos/música y palabras que son fines en sí mismos (ends in themselves ) -una propagación casi automática.
7. La pequeña realidad
Fuera de los lugares concurridos, donde “no pasa nada,” muchas cosas apenas se notan. Es el caso de la presencia de la presencia – un estar-con lo que está pasando- una lista que incluye la gratitud , la gentileza, el silencio de los árboles, de los animales y del viento, lo que yo describiría como “sonrisas internas”, la injusticia que es insondable y los asesinatos que nos rodean . Finalmente la investigación científica y el descubrimiento de la música, de manera similar a otros medios poderosos para no inflar nuestros egos .
Como el escritor Primo Levi dice para ir más allá de todos los discursos políticos y muchas promesas: Es mejor contentarse con (otras) verdades más modestas y menos emocionantes, las que uno adquiere dolorosamente, poco a poco y sin atajos. (en inglés: It is better to content oneself with other more modest and less exiting truths, those one acquires painfully, little by little and without shortcuts. -Cita completa abajo).
PIER MARTON EN BREVE La obra audiovisual de Pier Marton es tan importante que se encuentran en lugares como la colección del Museo de Arte Moderno de New York, en el Paris Beaubourg MUseum, en la Galería Nacional de Toronto. Ha sido acreedor a varias becas y reconocimientos como el National Endowment for the Arts y el Memorial Foundation for Jewis Culture. Ha sido catedrático en varias importantes universidades de Estados Unidos, como la UCLA, la Universidad de San Diego, Carnegie Mellon, Penn State y la Washington University. |