Manson, así en la vida como en el arte
El Manson acaba de ganar el primer lugar en el Salón Pedro Domingo Murillo, uno de los más apreciados galardones que se otorgan en Bolivia en el campo de las artes plásticas.
El Manson acaba de ganar el primer lugar en el Salón Pedro Domingo Murillo, uno de los más apreciados galardones que se otorgan en Bolivia en el campo de las artes plásticas. José Carlos Auza (ese es su nombre de civil), es uno de los músicos experimentales más reconocidos de la escena nacional. Compositor y fundador de varios proyectos como Enfant y Taki Ongoy, su arte —siempre en proceso de búsqueda— se arrima y se encarna en espacios tan diferentes a la vez que interconectados como el cine, la música, la poesía y ahora la pintura, revelando a una de las sensibilidades más complejas e interesantes de su generación. Puño y Letra conversó con el Manson y esto es lo que dijo.
PyL: Alguien dijo que un artista es alguien que si le das un pedazo de fierro, hace arte con ese pedazo. ¿Opinas lo mismo? Lo digo porque eres un artista múltiple. La gente te conoce como músico, pero muchos también hemos leído tu poesía y ahora a nivel nacional reconocen tu pintura. Cómo llegas a navegar por estos campos con tanta comodidad o incomodidad. Cuéntanos.
M: Sí, me gusta pensar que tengo esa opinión. Aunque para llegar a hacer arte con ese pedazo de fierro hay que cruzar el hecho de ser artista. Y ese es un estatus que pocos saben si han obtenido al final de su vida, pues no te lo da la justificación, o los méritos, sino la historia y el entorno, mientras, siento que uno es solo un observador de sus propias espaldas. Es muy fácil llamarse artista. Es muy fácil llamarse lo que sea, pero en este caso en particular, no existe un título, o un trabajo consciente y disciplinado que lo haga valer. No importa cuánto trabajes todos los días ese merito no lo gana el artista con el esfuerzo, ni con los premios o títulos, quizás sea algo más que el mismo artista no está destinado a ver en sí mismo, por eso el auto sabotaje constante, y el inicio de nuevas cosas siempre. Pero los espectadores estamos acostumbrados a ver en ciertas personas genialidad, en una frase o un trazo, en un sonido y hasta en una actitud. Y creo que como el olor propio, el artista está destinado a jamás sentirlo en sí mismo.
He escrito y lo sigo haciendo, espero con ansias algún día terminar algo. Hago música casi todos los días desde hace ya dos décadas, y ante cada aprendizaje nuevo se me presentan muchos nuevos retos y proyectos, por eso no le doy el espacio “suficiente” a que cualquier cosa que haga se quede. Y he empezado a pintar hace 3 años, y ha terminado de consumir mi día. Estoy feliz de poder haber ganado ciertas herramientas en poco tiempo, aunque trabajo mi mayor parte del día y todos los días. Me he alejado de mucho y ahí está la incomodidad, en los momentos de cansancio donde aparecen como una especie de vacíos, que son solo eso, incomodos, y por eso me paro a seguir trabajando. Es un dialogo constante en los que la música me da preguntas y la pintura respuestas, y viceversa, la vida pasa a segundo plano, o se convierte en esto.
PyL: Acabas de obtener el primer lugar en la especialidad de pintura de la LXIV versión del Concurso Municipal de Artes Plásticas Pedro Domingo Murillo (de La Paz). Menos de una decena de pintores sucrenses recibieron esta distinción desde su creación en 1953 y entre ellos se encuentran grandes maestros como Gil Imaná. La pregunta obvia: cómo te sientes con esta entrada en el establishment plástico nacional. Qué puertas abre y qué otras cierra el Domingo Murillo.
M: Es una gran alegría compartir un reconocimiento así con mis maestros y amigos de pintura de estos años, he sido y seguiré siendo un gran seguidor de tres pintores que además de darme consejos increíbles en estas artes me han dado una amistad que cruza sus propios méritos como artistas, me refiero a Javier Fernández, Alex Zapata y Rosmery Mamani, tres grandes que respeto y admiro más cada día, y que ganaron también este reconocimiento. Es pues un orgullo estar en medio de ellos. Ya sea en la música o la pintura, entrar en algún tipo de establishment nunca fue una influencia para mi trabajo, si bien entrar en un concurso puede valorarse como justamente lo contrario, mi ambición nunca fue destacar. Cuando entro en algún concurso entro con lo que soy sin pensar en lo que podría gustarles, mi gran sorpresa fue que una obra que me gusta fue justo la que gano, y es tal vez la primera pintura con la que siento haber logrado algo que quería ver. La paradoja se raya cuando algo que podría disgustar o ser incomodo se convierte en un primer premio, tal vez haya algo más de lo que puedo ver en estas obras, y eso me empuja a seguir desbastando en mí hasta que también pueda verlo claramente. Creo que ganar un concurso así te da la posibilidad de visibilidad, que es algo que no sufrí en la música porque es fácil subirla a internet y que la gente que se interese pueda escucharte, en este caso no es tan fácil, pintar muchos cuadros y subirlos como fotos o ponerlos en tu cuarto, no funciona. Es muy distinto ver una pintura que ver su foto, la música puedes escucharla donde sea, una pintura tiene un lugar y uno tiene que ir a visitarla. Creo que este premio te abre la posibilidad de darle una casa de visita a tus obras.
PyL: En qué ámbitos te ha servido ser estudiante de la carrera de Bellas Artes de la Universidad de San Andrés, desde hace tres años. Cuál es la dinámica que se da en este espacio académico. Cuáles las tendencias de la plástica contemporánea boliviana, según tu perspectiva.
M: Me ha servido muchísimo, ahí he conocido el trabajo en el que iba a embarcarme y he sentido la posibilidad de retirarme por la frustración o las derrotas, cosa que en tu casa raramente pasa, no hay un universo critico muy claro cuando se está solo, piensas que cada cosa que haces es una obra de arte y la tratas como tal. Guardas cada dibujo y tomas precaución con cada color. En la facultad aprendí a despegarme de todos esos vicios de cuidado. Trabajar en cuatro o cinco obras por día, que pronto serian basura, dibujar miles de veces lo mismo con detalles mínimos que van quedando grabados, y luego botarlos, trabajar todo el día, dibujar para descansar el haber pintado y viceversa. Aprendí mucho y me quede con el esfuerzo horario. Sin embargo la poesía de todo esto solo la rescate de un par de maestros, en especial uno, Javier Fernández. Dejé la facultad cuando en vez de pintar todo el día, tenía que leer textos y hacer investigaciones que para mí en esa ansiedad del material y la acción no eran importantes. Y salí a aprender más con otros maestros en sus talleres y por último solo en mi casa. La facultad me ha dejado mucho. Y siempre voy a estar agradecido.
Con respecto a las tendencias de las artes plásticas contemporáneas en Bolivia, creo que hay mucho que decir y descifrar, hay muchos estados en los que se ha ido quedando. Pareciera no haber pasado por los que ha cruzado el mundo, recién se ven obras del hiperrealismo de los 60s y sigue estando en boga el expresionismo abstracto que ya tiene 50 años o más. Hay una especie de estructuralismo creado por muy buenos artistas hace casi 40 años que se va repitiendo en temática, claramente andina, y lo estético se vislumbra casi siempre en paisajes de acuarela o tejidos en pastel. Los grandes pintores y dibujantes están en comics y en las paredes, o pintando y dibujando en sus cuadernos, ahí están los que de verdad están ahora. Pero es difícil verlos porque justo el establishment los ha dejado a un lado por el formato de sus obras. Aunque esto debería ser al revés. Aquí en La Paz tenemos la suerte de encontrarnos alguna vez con una obra de pintores tremendos como Javier del Carpio, o Álvaro Ruilova ya sea en la calle en un comic o una galería. Y es uno de esos momentos donde uno se da cuenta que las cosas están volcadas. Hay tendencias maravillosas ahora en el arte plástico del mundo con pintores fantásticos como Lita Cabbellut, Adrian Ghenie, Alex Kanevsky, Wohlgemuth o Bjorklund, entre muchos y no estamos lejos, la información está a nuestro alcance y la técnica aquí existe, pero como en muchos artes en Bolivia siento que la repetición y el miedo los va convirtiendo en artesanía, no desde un lado despectivo, sino desde la repetición y el salto rápido a lo económico. Hay muchas fórmulas revisitadas muchas veces, que son las que llenan las galerías, pero en medio de eso siempre hay artistas maravillosos que te sorprenden donde sea. Lástima que sean contadas, y poco visitadas. De todas formas como dije hay mucho por decir y descifrar, y si de algo estoy seguro es que yo no soy el indicado para hacerlo. Espero que mi opinión sobre algo jamás esté sobre la obra que haga.
PyL: Has estado dedicado más de una década a la música, con diversos proyectos, como Taki Ongoy. Sabemos que en este último tiempo, te encuentras trabajando con música para cine, tu primer trabajo en este campo fue la musicalización de la obra experimental “Los Girasoles” de Martín Boulocq, luego trabajaste en la última producción de Diego Revollo “El Sol, la Piedra y el Agua”, y actualmente te encuentras a cargo la banda sonora de la película “Arkano Katari” de Marcos Loayza, que se encuentra en pleno rodaje.
M: Si son casi dos décadas que hago música desde que tome un instrumento por primera vez. Hice música para varios documentales, también con Loayza y la primera experiencia con la música de cine y de frente fue “los girasoles” de Boulocq. Es un trabajo con el que me siento feliz. Ahora estoy haciendo la música para la nueva película de Marcos Loayza. Es un reto distinto, con alguien que tiene toda la experiencia que se puede tener en este campo. Y está en marcha. He hecho ya diez discos aparte de la música para películas y documentales. La música es algo que no me falta en mi día a día y mientras pueda la seguiré haciendo. De hecho hay varios proyectos que este año espero se terminen con un par de discos.
PyL: Por último, cómo va la preparación de la presentación en vivo del último trabajo de Enfant. Cómo harán rodar el asunto por Bolivia.
M: Va bien. Lo hemos encaminado hace unos meses. Está pensado para ser tocado en dos partes en un concierto de más o menos una hora, una primera parte que muestra un poco el rumbo que estamos tomando con Enfant después del Ellipsism. Y la segunda un poco más apegada a lo que fue este disco. Solo haremos dos conciertos. Al menos eso está planeado. Uno en La Paz y otro en Cochabamba. Ambos en un formato de teatro pequeño. Una de esas será grabada para dejarlo como hicimos con Clara de Taki Ongoy. Luego pararemos Enfant en vivo para dedicarnos a un nuevo disco de estudio.
MANSON EN BREVE Nace en Sucre en octubre del 83. Estudio guitarra en la Simeon Roncal y piano con M. Luisa Arce. Llega a La Paz el 2008 y crea como compositor e instrumentista los proyectos: Enfant, Taki Ongoy, Nonsum, Nicolas Uxusiri y Dante Dominguez con los que saca 10 discos y una película. Hace la música para varios documentales y cortos. Estudia composición con Miguel Llanque y Sebastian Zuleta. El año 2011 gana la 1ª mención en el concurso Adrian Patiño, el 2012 el 1º premio en el concurso Artes de los Nuevos Medios, y un año después el 2º lugar en el mismo. El año 2014 entra a la facultad de artes de la UMSA. En la que estudia durante dos años y medio. Abandona el recinto para estudiar con otros maestros: Alex Zapata, Rosmery Mamani y Javier Fernandez. El 2014 hace la música para la película los girasoles de Boulocq. El presente año gana el 1º premio de pintura y una mención en el salón Pedro Domingo Murillo. Actualmente está preparando la música para la película Arkano Katari de Marcos Loayza. |
SÉPTIMO ARTISTA DE SUCRE EN OBTENER ESTA DISTINCIÓN Consultada la versión en línea del “Diccionario Cultural Boliviano” de Elías Blanco Mamani, director del Museo del Aparapita en La Paz, el galardón del Salón Pedro Domingo Murillo, sólo fue entregado a seis artistas chuquisaqueños en toda su historia: Gil Imaná Garrón, Johnny Quevedo Limón, Milguer Yapur Daza, José Ostria Garrón, Mario Eloy Vargas, y Hugo Palazzi Moscoso. Maestros con los que ahora Auza comparte esta distinción, que fue calificada por el crítico sucrense Pedro Querejazu, como una de las más importantes para las artes plásticas bolivianas. Además de artista plástico, Auza es músico, por ello tiene varios discos grabados, con diversos proyectos, entre ellos Taky Ongoy, que tuvó gran repercusión nacional. Pero en este último tiempo, se encuentra trabajando intensamente con la música para cine, actualmente se encuentra a cargo de toda la banda sonora de la película “Arkano Katari” de Marcos Loayza, que se encuentra en pleno rodaje. |