Jesús Urzagasti: La prosa mediada de los inmemoriales en De la ventana al parque
Esta es, entonces, una presentación de forma sobre ciertas partes de la novela teniendo a Jesús Urzagasti como el médium de los inmemoriales. La atípica novela De la ventana al parque, editada por OFAVIN el año...
Esta es, entonces, una presentación de forma sobre ciertas partes de la novela teniendo a Jesús Urzagasti como el médium de los inmemoriales. La atípica novela De la ventana al parque, editada por OFAVIN el año 1992, es inclasificable según algunos canonistas por sus imaginarios, relatos y la diseminación de personajes. Recoge una verdadera sutura, es decir, se hace de entre cosidos y uniones de su prosa –algo característico en Urzagasti son los personajes que van y vienen, autobiografías y testimonios de la tradición oral peculiarmente chaqueña rural y migrante. Consta de un imaginario muy amplio y amplificado, por efecto de la fuente narrativa. Depende muchísimo del narrador que, en lo escrito, va reescribiendo su memoria más y más. De la ventana al parque es una novela, como ya se dijo, inclasificable al género novelar. Y no es comparable a cualquier otro formato, como el realista social o el indigenista latinoamericano.
La prosa de Urzagasti en De la ventana al parque revela un entrecruzado imaginario provinciano que es –a la vez particularmente– marginal sobre los encuentros y desencuentros de los personajes. Sus personajes son los inmemoriales y le dan vida a esta novela. Las historias rememoradas, en este texto, se despliegan principalmente sobre algunos personajes clave. Son los olvidados o marginales que conllevan una vida entre la migración rural a las urbes y el (des)encuentro que esto conlleva. Aquello que le es bienaventurado o no, bueno o malo transita por unos imaginarios locales que son esos pueblos o lugares exóticos del relato. La lectura de estos pasajes es como pasear por ‘El Palmar’, por ‘Ojo de Agua’ o ‘Campo Grande’, reviviendo en sus particularidades. Lo propio es pasar por los centros como Buenos Aires o La Paz, tensionando las vidas y limitando los testimonios por la conflictiva condición de ser un migrante. Porque los imaginarios personales giran en la cotidianeidad de esos lugares. No varía en nada la selección de personajes a los sentidos que se le pueda dar a la novela. Su lectura puede comenzar por el final, el medio o el principio y no se altera. Se está ante un texto límite entre el género novelar clásico, con una narración larga, y la prosa básicamente poética, el ensayo o la autobiografía y el testimonio oral.
La excentricidad como mediación
Para mostrar lo excéntrico de la obra hay que plantear en su leit motiv que la escritura de Urzagasti está contaminada de una prosa discursiva, sobre todo, de la poética para escribir lo que está escrito. La idea de escribir lo que está escrito es volver a la memoria los mismos personajes y lugares con algo más. A partir de un diálogo con lo autobiográfico y el relato oral se hace carne esa marginalidad excéntrica.
Hay muchos críticos que todavía definen la novela bajo cierta rigidez y esquemas fijados a su género. En un artículo reciente –titulado “Jesús Urzagasti: una reflexión sobre la excentricidad novelesca y la materia oral en En el país del silencio”– Ana rebeca Prada fundamenta la definición de las novelas de Urzagasti bajo el rotulo del horizonte ‘escribible’ versus el ‘legible’. De la ventana al parque también llegaría a tener de una comprensión escribible. Es frecuentemente borrosa y –a veces– caótica para el lector. Su antagónico es el canon legible. Demás está decir que es aquel que parte de un orden preestablecido y standar de la novela. La escritura de Urzagasti no entra en este esquema. Más bien, el sitial en el que entra esta propuesta es en el enigmático horizonte de los esbozos escribibles. Significa que son, algo así, como los cuadernos de un diario personal con toda la carga subjetiva de vivir.
Definición de literatura
para Jesús Urzagasti
La definición de literatura para Urzagasti, al menos en su De la ventana al parque, es aquella participación subjetiva de una escritura deseante –o dependiente de otro hecho– que rememora un pasado donde están los olvidados, vivos y muertos. Y hace énfasis sobre todo en los marginales que participan de lo onírico y lo real en el relato. En otras palabras, la definición de la literatura para Urzagasti también es un reencuentro con el pasado habitado por personajes que en la mayoría de los casos no se conocían. El fin es que éstos se conocieran e integraran, como parte de una narrativa deseante del propio autor.
La propuesta central de la obra de Urzagasti, de la que podríamos hablar, es su tradición oral de los relatos, reminiscencias y testimonios –esto es peculiar en él por su pertenencia chaqueña.
Al respecto Ana Rebeca Prada dice, así:
Creo que lo oral pasa en la narrativa de Urzagasti por un saber recuperado de la niñez, vinculado a lo afectivo, a lo emotivo, a lo sensorial, al contacto con la naturaleza y a la experiencia con un habla específica, la de los chaqueños del campo y de los pueblos. Es el sustrato clave de la forma de narrar, de los materiales narrados y de los modos de recuperar las hablas conocidas, recordadas, entrañables. El humor proviene de estas hablas, muchos personajes son armados a partir de ellas (esos que van y vienen, que aparecen y desparecen) y del recuerdo amoroso de "hermosos destinos" de la tierra de origen (PRADA, 2015: 124 el paréntesis es de Prada).
La definición de Prada es una síntesis general de la prosa urzagastiana. Su base en la oralidad posibilita una articulación con los imaginarios de sus múltiples personajes. Ese lenguaje de los esbozos escribibles –o sea de las metáforas y fragmentos– son los soportes de vida de Urzagasti. Hay muchos imaginarios o personajes, sin embargo, algo de esto queda claro. Los personajes son parte de la contemplación de “esos hermosísimos paraísos” (Urzagasti, 1992: 86). Y no afectan al mediador que encuentra a sus conocidos de otros tiempos como una verdadera generación que –dice Urzagasti– “se ha muerto sin conocerse, y yo estoy en calidad de mediador, ya no entre ciudadanos y campesinos, (…) haciendo lo imposible por rememorar aquellas fiestas verbales que carecen de sentido en nuestros días” (1992: 86). La posibilidad de reunirlos parece ser un breve destello nostálgico de tiempos que ya pasaron, nada más que eso. Se entretejen las historias de todos ellos, como de sus encuentros y desencuentros. Hay un fuerte eco en el uso del lenguaje sobre todo influenciado por los provincialismos chaqueños. Por su parte, Prada interpreta a los "hermosos destinos" en la prosa urzagastiana –y que sólo menciono a dos de ellos. El primero es Tirinea como aquel paraíso verbal de los encuentros inter vivos con un pasado inmemorial. Y las "fiestas verbales", en De la ventana al parque, son las rememoraciones de aquello que pesa en la memoria –como la muerte que es la pesadumbre por recuerdo de los nuestros carente de sentido para estos tiempos.
Bibliografía
Prada, Ana Rebeca (2015). “Jesús Urzagasti: una reflexión sobre la excentricidad novelesca y la materia oral en En el país del silencio”. En: Telar 13-14, Nº ISSN 1668-2963.
Rae (2014). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa En: <http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=excentricidad> (Visitado el 20-11-2015).
Urzagasti, Jesús (1992). De la ventana al parque. La Paz: OFAVIN.
- (2010). Tirinea [1969]. La Paz: Plural editores.
JESÚS URZAGASTI EN EL DICCIONARIO CULTURAL BOLIVIANO
Novelista, poeta y cuentista tarijeño. Hizo labor periodística en ‘Presencia’ desde 1972, donde fue editor del suplemento literario tras el fallecimiento de su creador Juan Quirós. Del autor y su narrativa, el crítico Luis H. Antezana comenta: “Desde ya, habría que destacar el carácter poético de la narrativa y prosa de Urzagasti. Y no se trata solamente de la intensidad de las nominaciones e imágenes sino también de una cierta perspectiva que entiende el mundo en términos de lenguaje. Dicho de otra manera, en estas novelas, el relato de los hechos se acompaña siempre de una atención al valor mismo de las palabras…”.
Su obra literaria comprende. Tirinea (Novela. 1969); Cuaderno de Lilino (Prosa. 1972); Yerubia (Poesía. 1977); En el país del silencio (Novela. 1987); De la ventana al parque (Novela. 1992); La colina que da al mar azul (Poesía. 1993); Los tejedores de la noche (Novela. 1996); Un verano con Marina San Gabriel (Novela. 2001); El último domingo del caminante (Novela. 2003); El árbol de la tribu (Antología poética. 2004); Un hazmerreír en aprietos (Novela. 2005) y Frondas Nocturnas (Poesía. 2008).
Urzagasti y la poesía
Para el lector de poesía siempre habrá mucho misterio en el hecho de que alguien la escriba. Y está bien que así sea, porque tampoco el poeta ha descifrado los hondos motivos que lo llevan a recalar en orillas donde las huellas del caminante se borran en cuanto se convierten en palabras. El lector de poesía, entrenado o incauto, se topa una y otra vez con luminosas arquitecturas verbales, con textos herméticos, con paisajes recién salidos de la mirada de un difunto, con vegetaciones de tiempos remotos, con cuevas que conservan el tufo de la soledad de nuestros antepasados. En cualquier caso, siente que la poesía es un mundo muy seguro, aunque nada la acredite como tal y en apariencia poco tenga que ver con los apremios cotidianos y a menudo se la aproveche para dar pábulo a la cursilería. A pesar de tamañas confusiones, no es casual que la poesía siga convocando a quienes consideran que sólo en sus dominios los idiomas reflejan las insondables jerarquías de sus enigmas. (fragmento de Acerca de los hondos motivos)