Que te domestique una flor...
Qué es domesticar. El zorro, uno de los protagonistas de El Principito de Saint Exupery, fue claro en aquél inolvidable pasaje de Capítulo XXI al explicar su significado: domesticar significa crear lazos, dependencias...
Qué es domesticar. El zorro, uno de los protagonistas de El Principito de Saint Exupery, fue claro en aquél inolvidable pasaje de Capítulo XXI al explicar su significado: domesticar significa crear lazos, dependencias, necesidades, relaciones exclusivas con aspiraciones definitivas.
La obra Animales domésticos, estrenada este fin de semana en Sucre y protagonizada por Piti Campos, en colaboración con Andrea Riera y Alice Guimaraes, ciertamente tiene que ver con este principio, con la construcción pero también con la destrucción de estos lazos, que de muchas maneras ya nacen rotos, condicionados por la violencia definitiva del sistema.
Esto es notorio desde la primera escena. La cama y el mundo del sueño es el espacio de la seguridad, es la membrana que separa a la protagonista de todo lo que la amenaza en el violento mundo de la vigilia. Juego de cajas chinas, una vez rota la membrana, la realidad se erige con todo su descomunal peso, se torna claustrofóbica, la memoria activa cicatrices, la cotidianidad es a un tiempo soledad, resignación, ilusión, violencia, aspiraciones truncadas que en muchos momentos se resuelven de manera feliz en la obra y en otras, dado el peso de su horizonte simbólico, simplemente asoman la cabeza, son sugeridas.
Así, Animales domésticos no es una obra que hable únicamente de la violencia de género (que sí lo hace y de manera necesaria), es una obra que intenta descifrar el mundo que rodea, envuelve y genera esa violencia, en este sentido la obra es una exploración necesaria, aunque muy complicada, del mundo que es a la vez un viaje hacia adentro y hacia afuera, ya que no puede existir lo uno sin lo otro. Nuestras condiciones afectivas, nuestra educación sentimental, están determinadas por el mundo que nos rodea, sus palabras, construcciones y límites.
Animales domésticos, eso es lo que somos. Y no está mal asumir esa condición, reconocerla y cuestionarla. Averiguar qué es lo que nos doméstica, con qué, con quién, de qué están hechos estos lazos que domestican. Esta es la pregunta que debemos hacernos. Y esto es quizás lo más importante. La pregunta maestra que busca incomodarnos en la obra de Campos, Riera y Guimaraes.
Comienzo a entender - dijo el Principito. – Hay una flor... creo que me ha domesticado...
Ojalá fuera así en todos los casos, pero no lo es. De ahí el origen de nuestra fragilidad.