La guarida
La guarida es el lugar donde vamos en busca de refugio. El lugar que nos cobija. El lugar donde se llega, también y de manera dramática, con el último aliento.
La guarida es el lugar donde vamos en busca de refugio. El lugar que nos cobija. El lugar donde se llega, también y de manera dramática, con el último aliento.
Lindos y varios son los significados y usos de esta palabra.
“Durante un mes entero no abandonó su guarida en lo más tupido del bosque, esperando con sombría paciencia de fiera que sus heridas curaran.”
Me acordé de este ßpárrafo de Juan Darien, el monumental cuento de Horacio Quiroga, de quien aprendimos temprano, a través de las criaturas de sus cuentos siempre asediadas por la mano del hombre, que la guarida también es el lugar donde compartimos una misma lengua, un mismo código de vida, lo familiar, lo que nos aisla del ruido externo, lo que nos guarda del amenazante afuera.
Así, la guarida se fortalece con sus historias. Solo el humo de las historias es lo que le da sentido a los espacios. La guarida busca a los amantes en la noche oscura, a los forajidos en su eterna fuga, al lobo acechado por el resplandor de la luna.
Todos los perseguidos de la historia tienen su guarida y toda guarida cuenta una historia, una memoria, pero una memoria íntima, profunda, casi inpronunciable, porque lo que ocurre en la guarida siempre tiene una connotación misteriosa: no es lo que está a la interperie, es lo que busca el secreto, lo escondido, lo mágico. El improbable diálogo con el silencio.
A todas estas cosas nos aproxima esta palabra.
Criaturas de nuestra calaña necesitan guaridas, guaridas para la imaginación, para la creación, o simplemente un lugar para descansar del mundo.
La ciudad también necesita más refugios para descansar de sí misma, de sus bancos, museos, oficinas, tribunales, cementerios. La ciudad necesita reestablecer lazos con lo profundo de sus habitantes, con el alma que macera más allá de los habituales circuitos de la producción y el consumo de bienes. Cuando se abre una guarida, es cuando puedes entrar a la ciudad interior, a sus vísceras.
Las guaridas son lugares donde el corazón y la mente pueden vagar libremente. Las guaridas sólo son guaridas si regeneran diálogos o soledades. Si son capaces de crear tiempos y espacios, dentro otros tiempos y espacios. Las guaridas sólo son guaridas, si sirven para que los otros, los solos, los diferentes, los que están en constante fuga e ira con la realidad, sobrevivan.
Recordar a Juan Darien, no tiene precio.
Texto leído con motivo de la inauguración del Centro Cultural La Guarida en Sucre.