Bernardo Arancibia, el gen fallado
Bernardo Arancibia, uno de los protagonistas de “Las Malcogidas”, y miembro del grupo de teatro “El Grito” desde hace una década, estuvo a principios de mes en Sucre, como parte de la serie de monólogos...
Bernardo Arancibia, uno de los protagonistas de “Las Malcogidas”, y miembro del grupo de teatro “El Grito” desde hace una década, estuvo a principios de mes en Sucre, como parte de la serie de monólogos “Cuatro Nombres Cuatro Monólogos”, organizado por el espacio contracultural “El Mercado”. Aquí conversa con nuestra colaboradora Lisbeth Ramos acerca del oficio de actor en la actualidad boliviana.
Ser el “árbol 3” y decir solamente aroró, en una obra escolar, fue el momento mágico que descubrió el gen fallado, el gen artístico, que convirtió a Bernardo Arancibia Flores, entre otras cosas, en ganador del Premio Nacional Eduardo Abaroa 2016, como mejor actor.
Nacido en La Paz y con una infancia vivida en Sucre, Bernardo se prendó del teatro en sus años de universitario, bajo la dirección de Sergio Caballero, en un taller de teatro en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Andrés, tomando paralelamente otro en su alma máter, la Universidad Católica, con el actor y director Jorge Ortiz. En este espacio, surge su actual elenco “Teatro Grito”, que cumple veinte años de trayectoria.
Bernardo, estuvo en Sucre en el Centro Cultural "El Mercado", a principios de este mes, para personificar al amor en “Dime que me amas”, monólogo escrito y dirigido, por el actor y director paceño, Freddy Chipana, del elenco "Alto Teatro". La obra narra la historia del verdadero amor, ese que arrebata, sangra, arde y mata, desde la mirada de un hombre común, con doctorado en suicidio, de un pobre enamorado de una anticuchera sin escrúpulos.
P.-Conociste el teatro en el colegio, lo redescubriste en la universidad. ¿Qué te conquistó para quedarte en él hasta el día de hoy?
R.- La posibilidad que me sigue conquistando hasta ahora es la de jugar que estás en otro lugar, que eres otra persona y creas, dices lo que piensas o no, te burlas. No es escapar de la realidad, porque me gusta mi vida en la realidad y lo que hago. Pero es una posibilidad de viajar, de conocer otros mundos. Creo que de niño, ahora que recuerdo, me gustaba leer mucho, ahora no leo tanto, ya no tengo tiempo, pero de niño leía mucho y leía a Julio Verne y esas lecturas que me transportaban a otro mundo, creo que el teatro te permite eso. En el momento que ya no sienta las ganas de jugar, de viajar, ya no creo que tenga necesidad de hacer teatro.
P.-Te dedicas netamente al teatro ¿Cuál es el trabajo diario de un actor? ¿Cómo es la preparación todos los días?
R.- Yo creo que el teatro es algo muy completo y complejo, te tienes que preparar corporalmente, te tienes que preparar creativamente, jugar mucho, todo el tiempo, ir creando y eso no solo en el momento de entrenamiento, sino todo el tiempo. Tienes que observar mucho, a mí me gusta mucho ver a la gente, cuando voy alguna fiesta a veces no estoy bailando, veo a la gente cómo se comporta, qué hace, ves muchos personajes. Escuchar mucho, hay diálogos y obras de teatro en cada esquina, creo que el entrenamiento tiene que ser ese. Y también humano, hay que dejar de estar en statu quo, dejar de creerte sabedor de la verdad, creo que ahí también debería haber entrenamiento. Porque ahí es donde vas a prender a sacar más cosas para tu trabajo técnico.
Con mi grupo de trabajo nos vemos todos los días de la semana, de martes a viernes, lunes descansamos. Los horarios que tenemos son sagrados, desde hace diez años, todo lo demás se rige a eso. Si voy a estar en otra obra, en una película o un spot, tiene que ser en otro horario después de mi trabajo y eso me ha costado un poco hacer entender a la gente que me rodea, que estoy en mi trabajo. A veces dicen “está ensayando y eso no es su trabajo”, mi mamá ha sido una de las principales defensoras, porque siempre en la reunión familiar del domingo que yo tengo ensayo o función y alguien pregunta: "¿Dónde está el Bernardo?”, ella responde: “Está trabajando”. Eso creo que es importante hacia afuera, posicionar el teatro. No solo trabajar tú como actor, es una lucha para que la gente entienda que esto es un trabajo digno.
P.-Hablando del teatro como trabajo, con tu experiencia en cine y teatro a nivel internacional. ¿Qué es ser hoy en día un actor en Bolivia?
R.-Creo que hoy tenemos un escenario más fácil, ahora creo que la gente entiende que el teatro es una posibilidad. Obviamente no es la mejor económicamente, obviamente la gente no lo ve como algo genial. Pero yo doy clases a algunos jóvenes en La Paz y mucho me dicen “quiero seguir estudiando teatro”. Ya hay ese concepto de que uno estudia, que uno puede trabajar, obviamente los papás tienen algunos reparos. Yo creo que el escenario está mucho mejor ahora. De todas maneras, ser actor en Bolivia es un trabajo medio kamikaze. Es ir en contra de muchos estereotipos sociales, es también convertirte en tu propio auto explotador, porque tienes que ensayar, trabajar, no cobrar, gestionar, aprender publicidad, márquetin, economía, finanzas y aun así no te alcanza para pagar el alquiler. No es fácil, pero tiene otros beneficios otras ganancias, el conocer gente, el viajar, el crear otra humanidad, otra sociedad y creo que eso es también bueno. Uno está aquí para ser feliz, si a mí me hace feliz el teatro o a alguien, creo que ese es el camino.
P.-Sobre “Dime que me amas” ¿Cómo llegó la obra a ti? ¿Cómo fue la preparación?
R.- Eduarda Calla, que es un director boliviano muy reconocido, estaba celebrando con su proyecto escénico una década, "Escena 163", y decidió hacer doce monólogos para celebrar su aniversario. Es cuando nos invita a mí como actor y a Freddy como director. Eduardo iba a mezclar distintos directores con distintos actores que no hayan trabajado nunca, así en el sorteo, en la charla, así como en el mundial, sale que Freddy iba a trabajar conmigo. Obviamente, yo antes ya conocía a Freddy y teníamos una buena relación, nunca habíamos trabajado, pero éste fue un muy buen pretexto, ensayamos los dos, en mi casa, en un espacio pequeño, con la pared al fondo y ahí surgen muchas imágenes, porque Freddy trabaja mucho con lo que tiene, no viene con ideas a priori a veces, tenía la idea central, pero fuimos creando juntos. Lo estrenamos en este marco de doce unipersonales y luego de un año de este proyecto, podíamos, si queríamos, darle continuidad y obviamente los dos queríamos.
P.- ¿Qué sentimiento provoca en ti “Dime que me amas”, al pensarla, al vivirla?
R.- Me genera mucho amor, es algo melancólico, ñoño, en la obra, porque me genera eso, amor. Este personaje me da mucha ternura, es muy idiota, pero muy inocente, entonces me gusta mucho esta historia. Y me gusta mucho lo que genera en el público. La idea no es que quiera que lloren, pero el llanto es muestra de que aflojas cosas, que la gente salga llorando, salga conmovida, me gusta mucho. Como actor es un reto importante, porque yo soy de teatro de grupo, yo soy de la pandilla, de la manada, me costó mucho al principio estar en la escena porque me sentía como abandonado, desnudo. Sigo más feliz con la manada, pero para mí es un reto el encarar solo el escenario y con esta obra me siento muy cómodo.
P.- Para terminar, ¿Tienes proyectos ahora? ¿Está trabajando en algo?
R.- Si, no paramos de trabajar. En unas tres semanitas va a llegar una directora dramaturga, argentina muy capa a trabajar con “Teatro Grito”, porque este 2018 hemos cumplido veinte años como grupo, entonces decidimos invertir todos nuestros ahorros en traer a una maestra que trabaja con el “Odín Teatro”, que es el grupo padre del “Teatro de los Andes” y “Mala Hierba”. Nos hemos ido directo a la matriz, a la base. Va a venir una de las capísimas para montar una obra o hacer algo, es un proyecto que estamos anhelando desde principio de año. Hace unas semanas estrené una obra con otro grupo, dirigida por Antonio Peredo, que esperamos siga en cartelera este año. Estoy, por lo que me tengo que ir mañana rápido, con el “Club de las Malcogidas”, la versión de teatro de la película que también nos ha dado tantas alegrías y eso es hasta julio. En dos semanas vamos a estrenar una obra con otros artistas que se llama “Interferencia”, que tiene mucho que ver con las redes sociales, esto que es tan actual hoy en día. Con el grupo, vamos a hacer un proyecto de educación a partir del teatro con el Gobierno Municipal de La Paz, porque también nos gusta que el teatro sea una herramienta de formación, de sensibilización.
Bueno, con eso tengo hasta diciembre, voy a enflaquecer más y me van a salir más canas (risa). Pero creo que esa es la idea, yo la verdad quisiera estar actuando todos los días, si lograría eso sería para mí lo mejor, hay actores en otros países que hacen eso. Y yo creo que en Bolivia tenemos que apuntar a vivir de lo que hacemos. Si cada día nos ganaríamos cien bolivianos los treinta días del mes, sería un salario digno de trabajo y creo que se puede apuntar a eso.
BERNARDO ARANCIBIA FLORES
Nacido en La Paz, vivió en Sucre su infancia, para posteriormente, en su adolescencia volver a la tierra paceña. Tiene una licenciatura en Psicología de la Universidad Católica y estudios en Antropología. Es actor de teatro, cine y televisión desde 1997, inicia en el arte en sus años de universitario y el ahí que el 5 de abril de 1998 junto con unos compañeros crea el elenco, Teatro Grito, que este año cumple su vigésimo aniversario.
Participó en la película “También la Lluvia” (España) y en las teleseries bolivianas “El Sartenazo” y “Tres de Nosotr@s”. Ha tenido papeles protagónicos en las películas, “Tercer Mundo” (Chile), “Casting” (Bolivia) y de “De qué color es el Cielo” (Corto boliviano) y el más reciente en la película dirigida por su hermana, Denisse Arancibia, “Las Malcogidas”. Intérprete del monólogo teatral “Dime que me amas”, escrito y dirigido por Freddy Chipana, como parte del proyecto escénico, “Escena 163”. Ganador del Premio Nacional Eduardo Abaroa (2016) y el IV Concurso Municipal de Teatro Raúl Salmón de la Barra (2010) ambos como mejor actor.