El espectro de Cantinflas: 12 apuntes
- 1. Los bolivianos hablamos y escribimos enespañolcomosiestefuera– ycomosisiem- pre hubiera sido– un idioma extranjero. Esto lo decía uno de nuestros escritores clásicos, Jesús Urzagasti.
- Confieso que nunca supe exactamente lo que quería A veces he pensado que intentaba describir nuestra inseguridad ge- neral con un idioma que sentimos prestado y ajeno, que usamos tentativamente y con ansiedad, como si los otros –todos ellos– tu- vieran el derecho a corregirnos a cada paso, avergonzándonos.
- Luego de ver y escuchar un mes del Mundial de Fútbol creo posible que Urzagasti tuviera enmentealgo más preciso: el periodismo televisivo
- Extranjeros en un idioma del que pare- cen sólo querer imitar los errores, no pocos de nuestros conductores y periodistas tele- visivos demuestran además que el asunto no tiene remedio porque la suya es una carencia más esencial: esa su falta de curiosidad con el lenguaje su herramienta básica de trabajo– es síntoma de una falta de curiosidad con el
- Los bolivianos son noticieros televisivos extraordinarios por varias Enumero algunas: a) en ellos, el impostar una voz e imi- tar una entonación artificial (como de anun- cio pregrabado de aeropuerto) es una virtud frecuente; b) son abundantes las notas en que la información contextual básica está ausente y en las que lo único ofrecido es la declaración delas fuentes, porlo general únicasy casi nunca bien identificadas; c) frente a muchos pe- riodistas televisivos bolivianos los declarantes puedendecirloqueselesantoje, sinrespuesta ni corrección (pues hay que suponer que esos periodistassabenpocoonada); d) el gustopor la crónica roja y un sentimentalismo muy sen- tido los distingue. Parecen, en suma, jugando a ser periodistas, prolongando lo que practi- caron de niños frente a un espejo: imitan los gestos del oficio, no lo ejercen.
- Aunque los periodistas deportivos bo- livianos comparten mucho con sus colegas de la “sala de prensa”, dos diferencias los dis- tinguen: a) tienen la ventaja de tener un inte- rés por el fútbol (con otros deportes ya no se sabe); b) su deseo de dejarse poseer por voces y acentos ajenos es más
- Pero sería injusto pensar como inusua- les las maneras de hablar de nuestros perio- distas deportivos. Porque son expresiones, creo, de la incomodidad general de la clase letrada boliviana –incomodidad que compar- to– con la palabra pública. Si hablar en falso porteño o con la voz de un muñeco de ventrí- locuoesposibleenesteperiodismo, esporque otros también hablan raro: por ejemplo, con el tono sentencioso de un maestro de primaria mexicanooconlasmelodíasdelpaternalismo racista de un cura pre-52. Nuestras inseguri- dades con el lenguaje llegan lejos: nunca sabe- mos qué acento, qué música, qué entonación adoptar. Salvo los cambas, claro, que siempre supieroncómoqueríanhablar. Y Carlos
- ¿Espartedeesteuniversodeinsegurida- des con el lenguaje nuestra escasez de buenos actores? ¿Es por lo mismo que una discusión de adolescentes de clase media suena, al me- nos en La Paz, como el audio de una telenovela o de un doblaje mexicanos?
- Pese a las quejas, soy de los que creen que el audio de este mundial fue mejor –a veces, mucho mejor– que el de otros (los dos anteriores, por ejemplo). Gracias a Ernesto Moreno, un periodista televisivo boliviano que reúne tres cualidades infrecuentes en su gremio: a) habla como una persona normal b) no dice incoherencias; c) parece informa- do. Ya por sus colegas no pondría la misma mano al fuego.
- No porque piense que son periodistas que no dan la talla sino precisamente porque creo quela dan, es decir, porquerepresentana cabalidad la medianía de nuestro periodismo (y no sólo televisivo). Sus errores y torpezas son los errores y torpezas que uno luego es- cucha en el noticiero central, en la radio y, a veces, lee en los periódicos.
- Ya que hablamos de “errores” y tor- pezas, seamos concretos. Cierro pues estos apuntes con una larga enumeración de frases graciosas escuchadas en un mes de Son ejemplos –sólo algunos de los muchos– que ilustran manías lingüísticas y lógicas del periodismo boliviano. Veamos: a) Es inconte- nible el gusto por frases que suenan bien pero que no tienen sentido: “El jugador encontró una especie de metamorfosis” (¿se habrá contagiado de Gregorio Samsa en medio de la cancha?). b) Nadie se despeina por la poca relación entre un comentario y otro: “Bélgica tiene que tener más la pelota, jugar a la contra y achicar los espacios” (incluso yo, que no sé nada de fútbol, me doy cuenta de que esta es una brillante cantinfleada). c) Se profesa una fe absoluta en muletillas que prolonguen el discurso, como “en lo que significa” o “mismo que”: así, en vez de decir “en el partido”, se dice “en lo que significa el partido”. d) Se imagina la repetición de lugares comunes como marcas de estilo; en este Mundial, se consagraron: “un monólogo” (deldominiodeunequipo),“jerar- quía” (la rara cualidad que poseen los equi- pos que el comentarista considera que tienen que ganar), “cargar una pesada mochila” (el desánimo de un equipo que está perdiendo), “hacer daño” (¿atacar? ¿meter goles?), etc. e) La confianzaenestereotiposracistasnohace- sado: los japonesesson“trabajadores”, los afri- canos tienen “gran físico y potencia”. f) Y una debilidad irrefrenable por el pleonasmo: nin- gunocomoel“sientraba, eragol” deanteriores mundiales, pero en este escuchamos varios otros: “si se animaban, otra era la historia”.
- En su relación con el lenguaje, la de- bilidad más intensa del periodismo boliviano es su receptividad al error viral. El error en lo más pequeño y sencillo: de repente, se pro- pagó la idea de que “demasiado” es sinónimo de “mucho” o “muy” y acabamos con frases que describían al equipo francés como “de- masiado preciso” o “demasiado maduro”. O sea, opiniones paradójicas si consideramos que “demasiado” en realidad significa lo que es “excesivo y contraproducente”: los france- ses –se nos sugería sorprendentemente– eran tan precisos que ya no podían meter goles, acaso perjudicados por su inútil perfección senil. Y los mismos periodistas se contagia- ron con la idea de que “sin embargo” y “pero” son sinónimos de “y” o de “además”. Así em- pezaron a aparecer cantinfleadas como esta descripción de Mbappé: “Es joven, es fuerte, pero tiene unas piernas prodigiosas”. Nada de esto debería irritarnos: es demasiado gracio- so como para reemplazarlo por una simple y sosa corrección.
MAURICIO SOUZA EN BREVE
Es catedrático de la Carrera de Literatura de la UMSA. Por más de treinta años ha trabajado o co- laborado en medios de prensa. Ha publicado dos libros (sobre poesía modernista en general y la obra de Ricardo Jaimes Freyre en particular), editado media docena y sus ensayos han aparecido en revistas especializadas de varios países. Ha sido Director Editorial de Plural editores. Sus últimas pu- blicaciones están cerca de la edición: fue editor de la colección 15 Novelas Fundamentales del Ministerio de Culturas del Estado Plurinacional de Boli- via (2012), de la Obra completa de René Zavaleta Mercado (tres tomos: 2011-2015), de los Ensayos escogidos de Luis H. Antezana (2011) y de Cine boliviano: Historia, directores, películas (2014).