Cohen por Cohen

Editorial Planeta empezará a distribuir Cohen por Cohen, el libro de entrevistas a Leonard Cohen recopiladas por Jeff Burguer que se considera el legado oral del poeta canadiense. Las conversaciones, que incluyen entrevi

Cohen por Cohen

Cohen por Cohen

La educación de Cohen

La educación de Cohen


    Robin Pike
    Puño y Letra / 04/02/2019 06:02

    Editorial Planeta empezará a distribuir Cohen por Cohen, el libro de entrevistas a Leonard Cohen recopiladas por Jeff Burguer que se considera el legado oral del poeta canadiense. Las conversaciones, que incluyen entrevistas radiales y televisivas, van desde 1966 a 2012, en medios masivos como The Guardian o GQ, pero también en la Televisión Nacional Sueca o medios de la comunidad judía como The Jewish Book News. Este es un extracto del libro de la entrevista que le dio a

    Robin Pike en Londres, en septiembre de 1974 para Zig Zag.

     

    Sobre las revoluciones, Castro y Cuba

    ¿Puedo cambiar de tema y preguntarte sobre tu compromiso político? En particular respecto de, digamos, los movimientos revolucionarios.

    –Mi conexión interior con estos movimientos se aproxima a la experiencia de Camus, pese a que, desde luego, yo no corrí ninguno de sus riesgos. Fui a Cuba para observar y asociarme con la revolución justo antes de Bahía de Cochinos.

    ¿Conociste a Castro?

    –No, nunca a ese nivel. Solo un soldado raso. Es difícil para mí hablar de estas cosas. Mi sensación ahora es muy diferente. No creo que la revolución armada deba ser fomentada en las sociedades industriales. Sería verdaderamente horrible. ¿Cómo te sientes tú al respecto?

    Sobre Lou Reed

    ¿Qué hay de Lou Reed y Velvet Underground?

    –Conocí a esa gente en Nueva York. Cuando vine por primera vez a Nueva York –creo que fue hacia 1966– Nico cantaba en el Dom, que por entonces era un club de Andy Warhol, en la Calle Octava. Una noche simplemente caí allí y no conocía a nadie. Vi a esta chica cantando detrás de la barra. Era una escena digna de contemplar. Supongo que era la mujer más hermosa que hubiera visto hasta aquel momento. Me acerqué y me puse frente a ella hasta que la gente me hizo a un lado. Empecé a escribir canciones para ella entonces. Ella me presentó a Lou Reed en aquel momento. Y Lou Reed me sorprendió enormemente, pues tenía uno de mis libros de poemas. Yo no había sido publicado en Estados Unidos, e incluso tenía un público muy pequeño en Canadá. Así que cuando Lou Reed me pidió que le firmara Flowers for Hitler, pensé que era un gesto extremadamente amistoso de su parte. Velvet Underground por entonces se había separado. Me tocó sus canciones. Era la primera vez que las oía. Me parecieron excelentes, realmente buenas. Solía elogiarlo.

    ¿Qué tan bien llegaste a conocerlo?

    –En absoluto puedo decir que lo conozca bien. El era un lector temprano de Beautiful Losers, del cual pensaba que era un buen libro. En esos días me parece que no estaba recibiendo muchos cumplidos sobre su obra y ciertamente yo tampoco. Así que ambos nos dijimos lo Buenos que éramos. Me gustó de inmediato porque él le gustaba a Nico.

    Sobre los Stones y las drogas

    ¿Podría preguntarte sobre los Rolling Stones? Si alguna vez estuviste en contacto con ellos, si piensas algo sobre su música.

    –Conocí a Mick Jagger una vez en el lobby del Hotel Plaza y me preguntó: “¿Estás en Nueva York por un recital de poesía?”. Algunas de sus canciones me gustan mucho. Me parece maravilloso, el fenómeno de los Rolling Stones y la figura de Mick Jagger. Son el pan y el vino de los grupos populares. Yo era un poco más viejo cuando entré en contacto con estas figuras, y a mí ya me habían volado los sesos otros, gente más vieja y mucho más extravangante que había conocido en mi juventud, así que no estaba en la posición de sucumbir ante este tipo de fiebre que ellos producían en la gente más joven. Pero siempre los he admirado desde un punto de vista ligeramente humorístico. Nunca me pregunté seriamente si Mick Jagger era el demonio. Pero son bastante interesantes como figuras.

    En algún sentido eres una figura ajena a mucha gente del mundo de la música y me pregunto hasta qué punto te consideras así de apartado de él.

    –Me siento completamente apartado de él. Me encanta el fenómeno, pero no vivo como una de esas figuras. Mi estilo personal es muy, muy diferente. No actúo en el mismo tipo de campo. Mi vida es completamente diferente y se desarrolló en diferentes terrenos que llegaron a mí muchísimo antes que el movimiento pop. Mi estilo de vida se formuló a mediados de los cincuenta y muy poco cambió desde entonces.  

    –¿Qué hay de las drogas?

    No consumo. No hacen bien. La hierba me parece terrible. No se lo digo a nadie porque nadie me cree. Hay una gran cultura de la hierba, y lejos de mí está por haberse inmiscuido entre mis placeres de juventud. Fumé hierba durante mucho tiempo. Sé de lo que se trata, sé lo que produce y creo que somos una cultura que no es lo bastante sabia aún para manejarla. He hablado con marroquíes que vieron a los norteamericanos fumar y piensan que estamos locos. Y ellos fuman mucho, eh. Las drogas, sin un sacramento, sin un ritual, sin una gran comprensión real de su poder, son peligrosas. No hablo de prohibirlas o de no tomar drogas. Hablo de que el uso casual, indiscriminado y social de la droga puede ser muy, muy peligroso. Y es peligroso.

     

    La educación de Cohen

    Leonard Cohen nació en Montreal en 1934. Tiene una hermana. Su padre murió cuando él tenía 9 años. Leonard describe su crianza como estricta en el sentido victoriano. La familia era de una tradición judía conservadora. Hacían un cumplimiento total de la fe judía y el atuendo, pero sin la rigidez de la tradición ortodoxa. El abuelo de Leonard era un judío erudito. Figura imponente de largo pelo sin arreglar, el rabino Solomon Klinitsky era grandiosamente reverenciado por su nieto [Cohen mismo ha deletreado el apellido de su abuelo “Klinitsky” y “Klinitsky-Kline”; pero el deletreo original aparentemente es “Klonitzki-Kline”]. Leonard fue educado en una escuela cristiana. Recuerda esos años, pero sin emoción. Los días de escuela eran aburridos. Editaba el periódico de la escuela, jugaba al hockey y era delegado estudiantil. En la universidad, tocaba la guitarra en lo que describe como un grupo “arrollador”. A la edad de 15 años, dejó la escuela para tomar un curso de literatura inglesa en la Universidad McGill. Mientras tanto, se marchaba de casa para vivir en un departamento en el centro de Montreal. La novela The Favourite Game abarca ese período de su vida.

    Etiquetas:
  • Cohen
  • Compartir:

    También le puede interesar


    Lo más leido

    1
    2
    3
    4
    5
    1
    2
    3
    4
    5
    Suplementos


      ECOS


      Péndulo Político


      Mi Doctor