El triángulo La Glorieta-La Florida y el Centro de Convenciones, una veta de oro para el turismo
Puño y Letra entrevistó a Mariano Baptista Gumucio, historiador y gestor cultural que estuvo dos días en esta capital
Puño y Letra
P. Para empezar, ¿qué trabajo han realizado en La Glorieta?
R. Vinimos con el propósito de instalar las imágenes que habíamos traído enmarcadas (70 x 90 cms.), sobre la familia de Francisco Argandoña y Clotilde Urioste, príncipes de “La Glorieta” nombrados por el Papa León XIII. La historia de ese principado y de la vida de los Argandoña no se conocía hasta hoy o por lo menos no estaba reflejada en el Castillo, pues los visitantes se encontraban con ambientes vacíos y bastante deteriorados por el tiempo. A esto se ha añadido el desastre de la riada que se ha llevado un ángulo del jardín, muy próximo ya a los muros. Es urgente, cuando pasen las lluvias, invertir en un buen defensivo que podría ser hecho con gaviones, pero eso lo tendrán que determinar los ingenieros.
P. ¿Cómo entran usted y sus colaboradores en escena?
R. Gracias a la Directora de Cultura de la Gobernación, señora Cloris Lambertini, hace un año tuvimos conversaciones que culminaron en un convenio, cuyo monto se halla por debajo de la suma que fija el SICOES, para contratos que sobrepasan los Bs. 50.000.-, cantidad que las autoridades pueden disponer. A cambio se prepararon previa investigación histórica alrededor de 70 imágenes con marcos de madera que son las que ya se hallan instaladas. Pero todavía habría que añadir una cantidad similar.
P. Entendemos, sin embargo, que ustedes estaban trabajando en éste proyecto hace varios años.
R. En efecto. En mi caso personal, fuera de un programa que tengo hace 18 años en Cadena “A”, (Identidad y magia de Bolivia), me he ocupado con mis colaboradores del tema de la museografía y hemos desarrollado 6 repositorios en La Paz, Viacha, Santa Cruz, el Beni y hay uno en camino en Pando. Los más visitados son los dedicados a Franz Tamayo, en el sótano del museo del niño, en La Paz y ahora el de René Zavaleta Mercado en la biblioteca de la carrera de Sociales de la UMSA.
P. ¿Y en el caso específico de Sucre?
R. La historia es larga pero la voy a sintetizar. En el año 2011 hicimos contacto con funcionarios de turismo de la Gobernación de Sucre y quedamos verbalmente en que trabajaríamos no sólo en un proyecto de La Florida, sino también para La Glorieta y el nuevo centro de convenciones, pues estaban gestionando un crédito internacional que aparentemente no se materializó, pero las conversaciones continuaron hasta que hubo cambios en ese Departamento. No hubo documento escrito de compromiso pero intercambiamos numerosos mensajes electrónicos.
Mientras La Florida depende de la Alcaldía, los dos últimos están bajo la tuición de la Gobernación por lo que sería indispensable una cooperación entre ellos, pues además, los funcionarios me hablaron de establecer un parque, que vincule los tres sitios, de manera que el visitante pueda además de empaparse de historia, pasear y descansar gratamente en lo que sería un pulmón para la ciudad con caminos de árboles y jardines.
P. La Florida, que fuera residencia del presidente Aniceto Arce, cuenta ya con cuatro salones bellamente restaurados. ¿Qué convendría hacer ahora?
R. Efectivamente los salones son sumamente atractivos pero no olvidemos que La Florida cuenta con 100 ambientes y aún no se ha restaurado el área de servicios domésticos. Infortunadamente el Alcalde Dr. Iván Arciniega, se hallaba fuera de Sucre, cuando visité su Despacho. Le dejé una tarjeta y le envíe un mail. En estos años nos hemos ocupado también de la figura de Arce, y su acción política determinante en el siglo XIX. Tenemos abundante material gráfico sobre esa época y particularmente sobre París, que era por entonces, “la capital del mundo”, allí el presidente Arce, en la exposición universal de la industria de 1898 instaló un hermoso stand boliviano del que tenemos las fotografías. Se pueden organizar varios salones con éste material, a fin de que la casa se convierta realmente en un museo.
P. ¿Usted piensa que el Centro de Convenciones podría ser también un museo?
R. Naturalmente, aunque es una edificación nueva, no tiene utilidad para el público y el turismo salvo en las esporádicas ocasiones en que se lo utiliza. Ya habíamos pensado con mis colaboradores en el material que se puede exponer allí. En los corredores y aulas se puede reflejar la historia política de Bolivia, desde el incario hasta fines del siglo XX, el poder ejecutivo, el poder legislativo, el poder judicial, la universidad San Francisco Xavier, etc., para las vitrinas hay material valiosísimo desde el primer mapa de la Real Audiencia de Charcas, un libro del maestro Simón Rodríguez, armado tipográficamente por él mismo, documentos coloniales y de la República con firmas de varios presidentes, el primer vale de la deuda interna de Bolivia (1826), libros, etc., etc. De está manera esos edificios cobrarían vida y contribuirían también a la autovaloración de los chuquisaqueños y al desarrollo turístico.
P. ¿Por qué se interesa usted personalmente en Sucre y nada menos que para valorizar tres sitios?
R. Quizá porque allí pasé mi infancia. Mi padre era Gerente del Banco Central y nuestras vacaciones transcurrían en Sausini (donde está ahora el liceo militar), y por supuesto, correteábamos por el castillo habitado entonces por la familia Urioste. La infancia, se ha dicho más de una vez, es la patria del escritor. Me preocupa que Sucre, Potosí y Cochabamba (donde nací), queden a la zaga en este rubro que les podría dar muchísimos beneficios. Uyuni tiene hoy la mayor cantidad de turismo del país, gracias a su aeropuerto internacional, en desmedro de Potosí y Sucre. De La Paz salen cuatro y hasta seis vuelos diarios al Salar y la Administradora de aeropuertos construirá un hotel en el aeropuerto de La Paz para atender la demanda de turistas asiáticos que solo visitan La Paz y el Salar.
P. ¿Qué impresión se lleva de la ciudad, esta vez?
R. Sucre, es sin duda, la capital más bella de Bolivia, pero he notado con alarma que si uno quiere salir del centro hacia la periferia le toma dos o tres horas por la abundancia de vehículos que avanzan a la velocidad de un viandante. Una solución podría ser la de establecer números pares e impares de las placas, para su circulación. Pareciera un tema menor, pero no lo es.